Capítulo 2: Severus

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Al llegar a la casa de Harry, ya todos estaban sentados, esperándola para almorzar. Lio se notaba muy serio y no hablaba, sólo tomaba jugo de calabaza, Ginny estaba jugando con Lily y Harry leía un artículo en El Profeta, muy interesante al parecer ya que no dejó de leer hasta que Ginny, prácticamente, se lo quitó. 

- ¿Por qué tardaste tanto? -le preguntó Harry a Elle.

- Estaba congeniando con el hurón -respondió Lio con frialdad.

- ¿Draco? -susurró Ginny.

- Sí, lo encontré al salir, quedamos en reunirnos otra vez -Lio arqueó una ceja, Elle mintió:- Al parecer quiere presentarnos a Astoria.

- Es una chica agradable, fue compañera mía en Pociones el último año -repuso Lio.

- Sí, Snape me puso con ella en un trabajo, inteligente -dijo Harry y luego deseó no haber dicho nada.

Luego de lo que Harry dijo, Elle no pudo dejar de pensar en Severus, en que no había ido a su funeral, ni siquiera  había tenido tiempo de despedirse de él o de decirle cuánto lo admiró a lo largo de su vida volviéndose su ejemplo a seguir; simplemente, se había ido y ya no estaba, no volvería a verlo. En cuanto las manos comenzaron a temblarle incontrolablemente, dejó de comer y fingió que estaba bien. Se convenció de que no quería llorar tanto como de que no quería volver a ver a Draco. 

Se fueron antes de que se hicieran las 5 de la tarde, ella caminaba casi sin rumbo cuando Lio la agarró de la cintura desde atrás.

- ¿Qué sucede? -le susurró al oído con dulzura.

- Pociones... -susurró ella. Él la abrazó con más fuerza antes de hacer que volteara y estrecharla contra su pecho.

- Lo siento... -dijo acariciando con cuidado su cabello- ¿Quieres que vayamos a casa a descansar un rato? -la tomó del rostro para verla a los ojos.

- Quiero visitar su tumba... aún no lo hice y hoy que tengo el día libre sería lo mejor.

- Está bien, te veré en casa -la besó y ella dejó escapar una lágrima, antes de sonreír de lado. Muchas veces se preguntó si esa casa en la que antes vivía con sus padres fue alguna vez su hogar, su "casa" - Te amo, lo sabes, ¿no? -Elle no supo en aquél momento por qué la imagen de Draco Malfoy apareció en su cabeza pero, dolió. Algo en su pecho dolía.

- Lo sé, perdón, en serio. No puedo con esto -contestó ella acariciando el rostro de su pareja. 

- Anda, ve -besó su frente antes de que ella desaparezca. 

Hasta que llegó a la tumba, vió el Severus Snape (9 de enero 1960 - 2 de diciembre de 1999), no pudo llorar. Cada letra escrita en la lápida que había frente a ella fue un puñal en su pecho, lo que veía, supero su fragilidad mental. La realidad la derrumbó, quedó apoyada en esa dura roca que tenía el nombre de la persona que ella más admiró por horas. Se quedó ahí, sin pensar, hablar ni parar de llorar. Lo necesitaba, lo había necesitado por años, senti la debilidad de un ser humano con emociones que la desbordaban y la estaban destrozando desde adentro; la impotencia la estaba matando como un cuchillo que se enterraba lentamente en su pecho. 

Olvidó a qué había ido luego de terminar de llorar. No quería irse, quería quedarse ahí, la sensación de desolación le gustaba pero, ni siquiera recordaba por qué quería. No supo qué hora era hasta que vió el sol esconderse en un hermoso atardecer. Se limitó a mirarlo mientras se perdía en sus pensamientos. Había estado 20 años reprimiendo sus sentimientos, desde que pisó la mansión Malfoy el verano en el que terminó su 6to año de Hogwarts, aguantando cada lágrima, cada puñalada en el pecho, cada tortura. Sólo resistiendo. Sobreviviendo.

Miró la lápida y se preguntó cómo habrá sido su entierro, quiénes habrán asistído, ¿Draco habrá estado aquí? borró ese pensamiento de su cabeza con velocidad, no debía pensar en él... ni en su esposa, ni en lo parecido que era su hijo a él y, obviamente, tenía que olvidar el hecho de que lo había tenido con ella y que los niños no vienen de la cigûeña. Pero, lo estaba haciendo, efectivamente. Estaba volviendo el tiempo atrás e intentó recordar cómo se sentían sus labios sobre los de ella. La mirada plateada del rubio invadió su mente y la hizo perderse en su memoria. Había desperdiciado todo por haberse ido pero, había valido la pena, ¿no? Ahora estaba con alguien que le gustaba, que la quería y con él que compartía una linda casa. Aunque podría haberme perdido en esa mansión otra vez sin problemas. Se sonrojó, sorprendida ante su propia mente. Tenía que dejar de engañarse, Astoria había estado cuando Draco la necesitaba y ella, simplemente, había desaparecido. Suspiró.

-  Hay veces que se nos olvida que, en el fondo, sigues siendo una mujer -una voz familiar hizo que se pusiera de pie de golpe, volviendo a reconstruír su muro de frialdad y fruncir el ceño.

- Señor Prince -contestó ella con un asentimiento con la cabeza. Ignotus Prince, jefe de la redacción de El Profeta, su jefe, en efecto. Un hombre de unos pocos años más que ella pero, aparentaba los mismo; imponente con su mirada oscura, prácticamente negra, y su cabello, aún cuando tenía algunos rasgos de vejez, hacía juego con sus ojos; su altura, además, lo ayudaba bastante en este aspecto.

- No estamos en el trabajo, señorita Wasser, puedes llamarme Ignotus y, con gusto, te diré Fiorelle -sonrió, la manera en que dijo su nombre la hizo estremecer.

 - Lo intentaré... Ignotus -sonrió como pudo y lo convenció.

- Estar aquí a altas horas te hará enfermarte, suele hacer mucho frío. Mi casa se encuentra a unos pocas cuadras de aquí, ¿gustarías de tomar algo caliente? Estás muy pálida y me sentiría muy mal dejándote ir sola. 

- ¿Tan mal luzco? -preguntó ella, sonriendo de lado.

- Pésimo, siendo honesto -la abrazó por los hombros- ven, tomaremos un té y charlaremos. 

Ignotus resultó ser un interesante soltero con una casa sencilla y que parecía decorada por un experto, había cuadros hermosos pero, muy pocas fotos. Se sentaron en el living, donde el ambiente olía muy floral, en un sillón cubierto de chiffon. Elle a penas se apoyó, pensó que no podría levantarse cuando intentara irse. Cuando le ofreció algo para comer, se dió cuenta de que no había comido casi nada desde el desayuno, seguro el hombre estaba aterrado por la manera en que veía a su asistente, tan diferente a la que estaba tan acostumbrado. Antes de irse, fue al baño, al volver, notó que ese pasillo era el único que tenía fotos. Bueno, una foto en realidad. Le asombró lo que veía, se quedó shockeada por momentos: reconoció facilmente a las personas que salían en ella, sonrientes, felices, estaba Ignotus Prince con...

Espero les haya gustado el capítulo! :) Don't fucking hate me (? Sé que quieren odiarme en estos momentos pero, NO. Resistan la tentación.

Se los quiere ~

Volver a Verte (Miradas Cruzadas #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora