Capítulo 5: ¡Qué extraño! ¿Dónde estoy?

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Subí desesperada a mi habitación. Cogí la mariposa y recé de nuevo para que me enviara  al pasado, pero no pasaba nada. ¿Nada? ¡No puede ser! ¿Qué debo hacer? Miré hacia todos los lados y vi el libro. Corrí hacia él y empecé a pasar hojas del nerviosismo que llevaba encima. No veía nada. Y de repente, me senté, reaccioné y pensé: Así no arreglo nada, estoy demasiado nerviosa, no estoy ni pensando en lo que hago. Tranquilamente, dentro de mi propio estrés, empecé a pasar hojas de la mitad del libro hacia delante: Aquí no, nada más por aquí, a ver.

—     ¡Aquí! Página 392— Grité. Empecé a leer esa página detenidamente, en voz alta para enterarme bien que debía hacer. Oía de fondo a mi madre chillarme pero no iba atenderla hasta que no encontrara una solución al problema ocasionado. —¿Es posible volver al pasado siempre que uno quiere? — Seguí leyendo. —Siempre no. —Leí. ¿Cómo qué no? ¡No puede ser! Había un asterisco con una explicación un poco más abajo de esta misma página. —Si se está nervioso, preocupado, pensando en varias cosas al mismo tiempo...No se podrá volver, ya que la mariposa debe saber dónde llevarte. Tu mente es la que la guía. —Entonces respiré con fuerza, siempre que esté tranquila podré volver, pues vamos allá. Empecé a pensar en la situación inicial, aquella que me había hecho llegar al punto en el que estaba, aquel lío. — ¡Qué mi vecino matara a su esposa! — Exclamé. De golpe, allí estaba otra vez, en un rincón detrás del sofá. Pero la situación era diferente, había llegado antes. Tom todavía no estaba en el salón, bajaba los escalones, se oían sus pasos, llamándola a ella: — ¿Dónde estás cariño? — Con una voz espeluznante, de esas que solo saben poner con ironía los asesinos. <<Lía, calma, no es momento de asustarte. Sabes lo que sucederá sino. ¡Mueve tu culo, haz algo!>> Y ahora mi subconsciente hablaba conmigo. Pero era cierto, debía espabilarme.

La vi, allí estaba ella, en bata de estar por casa, con los cabellos largos rubios a medio recoger. No dejaba de sollozar, de preguntarse por qué, espantada, aterrorizada. Sin salida.

—     ¡Señora Quingle! —Grité bajito. Me miró. Noté en sus redondos y enormes ojos el horror. De repente dijo:

—     ¿Qué haces aquí? ¡Te matará a ti también! ¡Vete!

Entonces vi que era el momento, me envalentoné, la cogí del brazo y fuimos directas a la cocina. Salimos por la puerta de atrás y tropezamos con una tumbona y las dos caímos a la piscina. ¡Qué agobio, cuánta agua, no podía respirar, me sentía aturdida! ¿Qué hacía esa tumbona ahí? Tragué agua y me encontraba de nuevo en mi habitación.

¡Qué extraño! ¿Dónde estoy? ¿Esta vez que me depararía el volver a ir al pasado? Estaba aturdida. Me dolía muchísimo la cabeza y de repente noté líquido caer de mi nariz. Puse mi mano en ella y ¡Estaba sangrando! Para mi asombro no sabía cómo me pasaba eso, si todo había sido igual que la anterior vez. — No espera—Dije en voz medio alta— Esta vez estuve en el pasado pero la situación era anterior al suceso, debería ser eso. —No me preocupé más por aquello. Me limpié bien y volví a ver hacia mi alrededor. 

Fijándome en los detalles de mi habitación, no se parecía nada al cuarto que dejé antes de volver a experimentar de nuevo esta extraña experiencia.

Me senté en la silla de escritorio, que tenía ruedas y empecé a girar. Miré detenidamente y todo era diferente ¡Había cambiado hasta el color! Era de color rosa pastel, con la del fondo del cabezal de la cama en rosa chicle. Los muebles blancos y muy curiosos, creo que debían ser caros, muy caros. Todo con detalles. Hacía el doble de metros cuadrados que anteriormente. Vi una puerta, ¡Hay un baño con jacuzzi aquí! Qué extraño... y ¡Un vestidor enorme! Esto era increíble. Abrí la puerta de la entrada y... ¡Dios mío! Toda la casa era refinada, una señora paseaba con cofia y delantal. Le pregunté angustiada:

—     ¿Y esta casa?

—     Es preciosa— Ella respondió.

—     No si ya...pero ha cambiado. ¿Quién es usted? Me miró sorprendida y contestó:

—     Doña Lía, ¿Está bromeando? Hace más de veinte años que llevo en el servicio para sus padres. ¡Qué cosas tiene! —Reí exageradamente para mi gusto, y me hice la disimulada. La verdad no entendía nada pero no podía demostrárselo a ella, ¿Qué le iba a decir? Estaba muy descolocada.

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Me encantáis seguidoras fieles!! Estoy súper feliz de poder escribir y además que tenga tanta gente apoyándome! no sabéis de verdad lo mucho que me ilusiona!! sois geniales! No sabía si mis palabras podrían llegar a vuestros corazones y estoy descubriendo muchas bellas personas!

♥ MILgracias

¿Volvemos a empezar? © [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora