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Naida

¿Me volvera a hablar?

¿Qué demonios acaba de suceder?

Bueno ni yo misma lo entiendo, solo se que tengo un chico encima de mi (y no cualquier chico) y no se que hacer para levantarlo así que me muevo incomoda y el capta la señal levantándose rápidamente, ayudándome a mi también hacerlo.

Parece avergonzado.

Pues quien no se avergonzaría después de prácticamente atropellar a alguien.

Buen punto.

Interrumpo la conversación con mi mente cuando el comienza a hablar.

―Yo... Mhmm me disculpo por esto, en serio.

―Oh no importa ―levanto las manos haciendo señas de que no se preocupe.

Deseo y quiero irme rápido de aquí, demasiada vergüenza, personas que estaban alrededor nos quedaron viendo y necesito desaparecer.

―Pero te he ensuciado con mi gaseosa ―dice echando un completo vistazo a mi ropa.

Ni yo misma me he dado cuenta de aquel pequeñísimo pero importante detalle.

Oh no.... mi abuela me matara si me ve en este estado, ya que, me resigno a un monólogo de palabras que va soltar sobre lo importante que es estar limpio y presentable.

―Oh bueno da igual, con tal de que estemos bien, ¿Estas bien? ―indago mirándolo y parece que no tiene ningun rasguño.

―Ah si claro, estoy bien no me a pasado nada. Sabes si fuera tu estaría muy enojado, en serio, y lo lamento otra vez, es que de un momento a otro perdí el equilibrio en mi patineta y todo fue rápido que termine volando hacia ti ―explica rápido.

―¿Y la patineta?―Pregunto al no verla.

―Ah si la patineta...¡Oh si mi patineta!―Empieza a mirar por todo el lugar buscandola.

Su busqueda tiene exito al encontrarla debajo de un arbusto lleno de algunas flores.

―Oye en serio podrías dejarme compensar lo que hice ―habla regresando con la patineta debajo de su brazo, acomodándose el cabello.

Siento que cada vez que habla su voz pareciera tan tranquilizadora y fría a la vez, pero en su mirada se ve la culpa de haberme tirado al piso y bañarme de gaseosa y a mi ni siquiera me importap.

Igual no es que todos los días un Adonis caiga encima de ti y termina ensuciándote de gaseosa, si lo normal de cada dia.

―No creo que sea tenga demasiado tiempo para que...―Trato de buscar mi telefono para ver la hora pero no lo encuentro.

Espera ¡Y mi teléfono!, el me mira confundido esperando que continué pero no puedo, mis alertas se han disparado por todo mi cuerpo y lo único que hago es buscarlo por la calle desesperadamente buscando por debajo de los arbustos o por donde se me ocurra.

―¿Oye que buscas?

―Mi celular, no lo tengo conmigo.

Se une a la búsqueda a mi lado, en realidad no se que haría sin mi celular, me volvería loca. Y no creo que mi abuela le gustaría mucho que pierda otro mas. La vez pasada se me perdió en un viaje.

―Aquí esta ―avisa.

Voy mas rápido que cachorro cuando llega su dueño y lo tomo entre mis manos.

Oh por los ángeles del cielo que alivio.

Lo reviso todo y solo tiene raspado los filos del protector nada mas, lo enciendo y esta bien no a pasado nada a la pantalla, me fijo en la hora.

KalopsiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora