CAPÍTULO SIETE
¡Nunca te rindas!
Nagi despertó agitada debido a una nueva pesadilla. Su respiración era irregular, su pulso se encontraba acelerado y estaba transpirada, podía sentir las pequeñas gotas de sudor recorriendo su rostro y espalda. Se sentía como si hubiera estado corriendo por horas.
Los últimos días había estado teniendo una serie de pesadillas incontrolables. Nunca le había sucedido algo semejante, y no sabía qué hacer para detenerlo. No había nadie con quien pudiera hablar al respecto tampoco. Estaba sola con su nuevo y recurrente tormento.
Lo peor de todo es que ni siquiera recordaba con exactitud de qué iban las pesadillas. Su mente únicamente parecía ser capaz de retener pequeños fragmentos, imágenes muy específicas. Recordaba la sala de estar de una casa, sobre la chimenea que se encontraba en el centro había fotos, pero no sabía de qué se trataba, cada vez que intentaba detallar las imágenes solo veía borrones.
Lo que sí recordaba con precisión era el jarrón. Era de un inmaculado color blanco y, en su interior, reposaba un pequeño ramo. Jacintos púrpuras. Las mismas flores que había visto en la floristería de Ino. Lo siguiente que recordaba era un grito, seguido de la misma sala cubierta de sangre. Y el jarrón en pedazos sobre el suelo. Los Jacintos manchados de aquel líquido carmesí.
Si se esforzaba, podía sentir el aroma metálico de la sangre derramada.
Restregó sus ojos con fuerza, sabiendo que su día había comenzado, pues no sería capaz de volver a dormir. Gracias a su reciente falta de sueño, Nagi había adquirido unas notables ojeras debajo de sus ojos, lo cual era poco habitual en ella.
Si a alguien le había parecido extraño, no lo dijo. Ni siquiera Danzō había hecho preguntas al respecto.
De cierta forma, se sentía muy sola. No había nadie allí a quien le interesara realmente lo que ocurría con ella, mucho menos cómo se sentía. Después de todo, se suponía que debía suprimir sus sentimientos, pisarlos como si no fueran más que un insecto molesto. Pero le resultaba imposible.
Por eso le resultaba incluso más difícil estar tan sola. Sentirse sola.
¿Habría algún lugar donde ella perteneciera? Le habría gustado saberlo. A veces se sentía una mera herramienta. Olvidada hasta que su dueño la necesite. Sin un propósito, sin una meta ni ambiciones.
Solo un objeto olvidado al fondo del armario.
🌸🌸🌸
Cuando la tarde llegó, y ya habiendo terminado con sus responsabilidades habituales, creyó que era un buen momento para despejarse. Necesitaba alejarse por un momento de todo, en especial del cuartel.
Se sentía abrumada. Y eso no era normal en ella.
Se escabuyó por los pasillos como le era costumbre, evitando los lugares que sabía le causarían problemas o donde podría encontrarse con alguien. Con el pasar de los años, escaparse del cuartel de Raíz se había vuelto tan fácil como caminar. Y no pasó demasiado tiempo antes de que se encontrara en una de las calles poco transitadas de Konoha.
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𝗪𝗢𝗡𝗗𝗘𝗥𝗪𝗔𝗟𝗟 | Shikamaru
Fanfiction𝗪𝗢𝗡𝗗𝗘𝗥𝗪𝗔𝗟𝗟 ━━ ❝No creo que nadie sienta lo que yo siento por ti ahora.❞ En Raíz había un lema: no hay nombres, no hay sentimientos, no hay pasado ni futuro, solo existe la misión. Y todos sus miembros lo tenían grabado a fuego en sus mente...