C.O12

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CAPÍTULO DOCE

Heridas.

Nagi nunca había estado en una casa antes

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Nagi nunca había estado en una casa antes.

Ella se había criado toda su vida dentro de Raíz, por lo que no había sentido el calor de un hogar ni el amor de sus padres. Solo conocía el frío y la oscuridad.

En su vida, solo una persona se había preocupado por ella y la había tratado como si fueran familia. Pero esa persona ya no estaba. Y Nagi no soportaba recordarla. Mucho menos podía hablar al respecto. Se había convertido en un peso en su pecho, que día a día alimentaba la grieta que la destruía por dentro.

Se preguntaba cuánto tiempo faltaría para que ella colpasara finalmente.

Sin un propósito, sin nada por lo que vivir. Se sentaba pacientemente a la orilla del precipicio esperando a que la fría mano del destino tirara de ella hacia el oscuro abismo. Hacia la libertad. Porque hace tiempo se había dado cuenta de que esa era su única vía de escape.

Por esa razón, cuando Shikamaru tiró de ella hacia el interior de su hogar, Nagi contuvo el aliento. Fue como si de repente, todas las estrellas del cielo chocaran una contra la otra, y su luz se volviera tan cegadora que fuera imposible ignorarla. Se quedó allí, de pie, con la boca medio abierta y la mirada perdida.

Entrar allí fue como atravesar la puerta a un nuevo mundo.

Un mundo prohibido.

Nagi podía sentir la calidez que recorría las habitaciones, probablemente producto de la calefacción. Sintió el aroma a comida siendo preparada, y solo eso fue suficiente para que su boca salivara. ¿A qué sabría la comida casera?

La casa de Shikamaru tenía un aura tan agradable, que Nagi no sabía cómo describirla, aunque hacia su mejor esfuerzo. Ella no conocía demasiadas palabras que describieran cosas buenas, aunque sí bastantes para cosas malas. Así que mejor lo intentó de otra manera.

Se había sentido como entrar en una cabaña en el medio del bosque, después de días perdida entre las penumbras de los árboles. Era como llegar cansada, con frío y desfalleciendo del hambre, para encontrarse con un sillón al lado del hogar encendido y una sopa caliente a un lado.

Quizás podría sonar exagerado, pero era la primera vez que ella veía algo que no fueran las calles de la aldea o los cuarteles de Raíz. Nunca había estado en una casa de verdad. Y realmente se sentía como estar cometiendo alguna clase de delito.

—¿Shikamaru?

Una mujer realmente hermosa se asomó por una de las puertas que daba al pasillo. Llevaba el cabello negro suelto y secaba sus manos con un trapo, al ver a Shikamaru, ella sonrió.

Entonces, reparó en la presencia de Nagi y una expresión confundida cruzó su rostro, aunque sin perder la sonrisa que tan bonita le quedaba.

—¿Quién es ella?

𝗪𝗢𝗡𝗗𝗘𝗥𝗪𝗔𝗟𝗟 | ShikamaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora