𝗪𝗢𝗡𝗗𝗘𝗥𝗪𝗔𝗟𝗟 ━━ ❝No creo que nadie sienta lo que yo siento por ti ahora.❞
En Raíz había un lema: no hay nombres, no hay sentimientos, no hay pasado ni futuro, solo existe la misión. Y todos sus miembros lo tenían grabado a fuego en sus mente...
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Después del ataque a Konoha, la Aldea había quedado bastante afectada. Naruto había logrado detener a Gaara y, junto con los esfuerzos del resto de los ninjas, habían logrado detener el plan del Sonido y la Arena por completo. Sin embargo, eso no había evitado ni los daños ni las pérdidas. Y una de ellas, que afectaba gravemente la situación de Konoha, era la muerte del Tercer Hokage.
Sarutobi Hiruzen había fallecido en su pelea contra Orochimaru, dejando a la Aldea de la Hoja sin un líder. Dejándola vulnerable. No obstante, en ese momento, todos lloraban su muerte, junto a la de todos aquellos que habían perdido la vida en la Invasión. Dejando los problemas para después, centrando sus pensamientos en el funeral del Hokage y los caídos.
Nagi caminaba a la derecha de Danzō, con la mirada gacha y su mente perdida. Se había vestido con ropas de luto, lo cual le resultaba extraño, pues era rara la ocasión que vestía algo que no fuera su uniforme.
Acarició su brazo derecho e hizo una mueca al sentir el dolor recorrerle hasta la punta de los dedos. Apretó los dientes y soltó el aire por la nariz, tirando de su manga para ocultar los vendajes.
Cuando llegaron a lo alto del edificio Hokage, la gran mayoría ya se encontraban allí. Nagi observó frente a ella, un cuadro con la foto del Hokage se alzaba en el centro y, a sus lados, las imágenes de otros ninjas que ella no conocía. Hizo una mueca, exteriorizando su incomodidad, se sentía extraña en aquel lugar, como si sobrara.
Observó a su alrededor, notando los rostros tristes y deprimidos de los presentes, y su molestia creció aún más.
¿Por qué no me siento triste?
Todos parecían realmente afectados por la muerte del Hokage, pero ella no sentía nada al respecto. Sí, le daba lástima. Le parecía una pena que se hubieran perdido vidas y que una de ellas hubiera sido el Hokage, el líder de la aldea. Sentía lástima por sus familiares y aquellos que lo querían, pues probablemente ahora se sentirían muy mal.
Pero eso era todo.
No se sentía triste ni afligida, no sentía la necesidad de llorar ni de lamentar la pérdida como si la afectara directamente. Porque no lo hacía. Realmente no tenía conexión alguna con el Hokage, no lo conocía, solo era un anciano simpático que veía de vez en cuando, pero nada más.
Observó su alrededor otra vez, y se encontró con la figura de Shikamaru entre la multitud. Se veía triste, al igual que todos, y sujetaba la flor en sus manos con más fuerza de la necesaria. Por la forma en que sus cejas se arrugaban levemente, adivinó que estaba pensando en algo. Se preguntó qué sería, y por un segundo estuvo tentada a acercarse y preguntarle si se encontraba bien, pero tan pronto el pensamiento acudió a su mente se deshizo de él con una sacudida. No podía hacer eso. Mucho menos con Danzō a su lado.
