C.O11

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CAPÍTULO ONCE

Castigo.

Warning!
Contenido sensible.

Nagi ya no sentía sus manos

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Nagi ya no sentía sus manos.

Las ataduras alrededor de sus muñecas cortaban la circulación de su sangre y, con el pasar de los minutos, había perdido por completo la sensibilidad. Ella no era la persona más inteligente del mundo, pero era lo suficientemente consciente como para saber que si seguía así durante mucho más tiempo podría sufrir de daños severos. Además, el frío que sentía en ese momento no la ayudaba para nada. Vestida únicamente con un short y un top deportivo, su cuerpo mojado tiritaba sin descanso. Y las heridas en sus brazos parecían reacias a cerrarse debido a la forma en que su piel se estiraba al aguantar todo su peso.

Estornudó.

Un sonido similar al de un pequeño animal. Y su cuerpo volvió a temblar.

El castañeo de sus dientes comenzaba a desesperarla un poco.

Para ese punto, se encontraba en un estado letárgico, rehuyéndole a la inconsciencia únicamente a fuerza de voluntad. Bueno, debía admitir que el dolor era un buen inhibidor del sueño. No le permitía relajarse lo suficiente como para abandonar la realidad.

El olor a humedad y moho le hacía cosquillas en la nariz, probablemente debido a alguna alergia, aunque ella no sabía si realmente era alérgica a algo. Sus ojos observaron el frente y se preguntó cuánto tiempo había pasado desde que la habían colgado en aquella habitación. Había perdido la cuenta después del mil, pues se distrajo con un pequeño ratón blanco que la observaba desde una esquina del cuarto.

Aún después de todo ese tiempo, el pequeño animalito continuaba allí, observándola como si realmente comprendiera lo que le sucedía y se estuviera burlando de ella. Tal vez había comenzado a delirar por la soledad.

Se preguntó qué estarían haciendo los genin de Konoha. ¿Estarían en alguna misión? ¿O quizás en su día de descanso? Tal vez, si se concentraba en otra cosa que no fuera su tortura, el tiempo pasaría más de prisa.

¿Qué estará haciendo Shikamaru?
Quizá jugando Shogi... o viendo las nubes... o tal vez en BBQ junto a su equipo...

El solo hecho de pensar en el Nara le daba fuerzas.

Nagi no entendía muy bien a qué se debía, pero desde que había conocido a Shikamaru, algo había florecido dentro de ella. A veces, cuando estaba triste, solo necesitaba pensar en él para que su corazón se iluminara un poco. Era como el primer rayo de luz que se cuela entre las nubes después de una tormenta. Ese que te dice que pronto el sol saldrá y hará un día espectacular. Al menos, así lo veía ella.

𝗪𝗢𝗡𝗗𝗘𝗥𝗪𝗔𝗟𝗟 | ShikamaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora