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'Eating'

El lugar era ciertamente rústico, pero agradable en todo sentido.

La música sonaba tranquila entrando por cada oído melodiosamente y la calidez inundaba los cuerpos una vez entraban y la puerta era cerrada.

Dos jóvenes reían y charlaban, totalmente ajenos a lo demás a su alrededor, comiendo lo poco que les quedaba en los platos anteriormente llenos. Sus nervios habían desaparecido y sus corazones comenzaban a buscar entrelazarse.

Eran ellos mismos, Namjoon dejó de lado su pintoresco humor serio e intimidante y ahora era un muchacho totalmente diferente y mega agradable que reía mucho; además Seokjin amaba aquellos pocitos que se formaban en sus mejillas ya que pocas y escasas eran las oportunidades que tenía de apreciarlos.

—Eres bastante risueño, no te imaginaba así.– Namjoon bebió de su vaso con agua fresca.

—Yo jamás pensé que reías tanto.

—Bueno, las primeras citas son para algo, ¿verdad?

El resto de la noche pasaba entre risas, comida y charlas sobre absolutamente todo. No se daban cuenta de la atención que recibían al tener aquella tan buena conexión, y eran envidiados por otras parejas que los miraban con recelo. Pero a ellos poco les importaba, eran sólo los dos y nadie más, y nadie más debería impedirselos.

—Me gustan tus hoyuelos.– soltó de repente sorprendiendo al otro que enrojeció sin notarlo y tosió leve acomodándose con nerviosismo.–Pero creo que lo completo me gusta más.– sonrió con cierta coquetería lanzando aquella sutil declaración poniendo más nervioso al otro que no supo qué hacer.

O más bien si sabía, pero no podía cogerse al chico en medio del restaurante al que "románticamente" lo había llevado aquella noche estrellada. Los mirarían raro.

El final de la noche llegó, y entre algunos tragos acabados ambos salieron del local que comenzaba a cerrar cuando sus cuerpos medianamente consumidos, seguían postrados allí a sus sillas a diferencia de toda la gente que se había ido hacía rato.

La encargada terminó echándolos sin amabilidad en medio de su románticamente extraña charla sobre gatos, conjuros diabólicos y películas de acción islámicas.

Era tan raro, pero tan ellos.

—¿Me llevarás a casa?– preguntó una vez estaban frente al auto brillante y negro propiedad del castaño.

Namjoon sonrió a punto de abrir la puerta del conductor frente a él, y haciendo un ademán le indicó que subiera al convertible techado.

El camino empezó tranquilo, a menos para Namjoon porque Jin estaba nervioso, ansioso y extrañamente excitado.

Diablos, él estaba jodidamente deseoso por Namjoon, aquél tipo tonto que ahora conducía con una mano el volante estando ésta apoyada en éste sólo moviendolo mientras su camisa se pegaba a sus músculos por haberla doblado hasta el antebrazo sensualmente. El cabello pegaba su frente y aquella vista era completamente ilegal.

No aguantó más, y en un semáforo en rojo cuando pararon, se retiró el cinturón de un jalón y pasó casi de un salto al asiento conductor justo encima suyo, sobre sus muslos, sorprendiendo enormemente al moreno.

ciao, adiós © namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora