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'Soul'

Era un delirio.

No podía dejar de pensar en él, y lo odiaba, odiaba sentir aquello, odiaba la forma en la que influía en su cuerpo y corrompía en su mente tan tortuosamente.

Las noches se volvían pesadas, los escapes a la cocina para refrescarse más seguidos, y los debates mentales más largos.

Y sin mencionar, que el chico no era lo único que ocupaba su cabeza, tenía un jodido centro estudiantil qué liderar y estudios qué mantener. Era demasiado, quizá deba ver a un terapeuta.

Por otro lado, estaba ése tonto chico que lo acosaba yendo a "proponer ideas para el lugar" y terminaba insinuandosele y pegándose como chicle masticado. Era un dolor de cabeza, debía dejar unas cosas en claro con él. Ah! y por si fuera poco, el nuevo que se unió al consejo, era su mejor amigo.

Park era un buen chico en lo poco que lo estaba conociendo, y a pesar de que al principio no tenía ganas de nada y se quejaba por casi todo, ahora parecía gustarle las tardes de debate que hacían y aportaba mucho en todas las reuniones.

Ahora era parte escencial del consejo estudiantil.

-¿Tú crees que si los profesores nos quieren poner cuatro evaluaciones sumadas a todos los trabajos por día, deberíamos hablar con el director?

-¿No es obvio? La maestra Choi dejó sólo para tercer año, tres exámenes en una sola semana de diferentes temas larguísimos, y ocho trabajos para ésta y la mitad de la otra. Sin decir que para los grados superiores es casi el doble.

-Umm deberíamos hablar con el director y podría-

-Park, ¿puedo robarte un segundo?

Jimin alzó la vista y al encontrarse con el rostro serio de Kim, tembló un poco y se levantó enseguida disculpándose con la chica para seguir al mayor hasta una esquina.

-¿Qué?

-Quiero que saques a tu amiguito de encima mío.

-¿Qué amigui-

-Sabes de quién hablo. No deja de venir por mí todos los días a molestarme y, lo digo en burla, "seducirme".

El bajito pensó un momento desviando la mirada al suelo, él siempre hablaba con Taehyung sobre que deje su acoso pero el chico estaba simplemente enganchado a Namjoon. Y, por otro lado, Seokjin odiaba al mismo tipo. Era una controversia triangular de la que él debía hacerse cargo, y definitivamente no quería.

-Veré qué puedo hacer. Tampoco es como si yo lo controlara.

-Haz lo posible, me corrompe el alma. Y aproposito, también eres buen amigo de Kim Seokjin, ¿no es cierto?

Park lo escaneó de pies a cabeza con una mirada retadora y una pequeña sonrisa, por la pregunta hecha. Y habló.-Muy bueno. ¿Por qué?

-

Por la tarde, Seokjin volvió a su casa totalmente agotado. No quería ver a nadie de su familia, quería dormir y despejar todo en su mente, pero oportunamente ni bien entró a la casa y dejó sus cosas, su padre estaba sentado en el sillón amplio de la sala mirando algún partido de tenis aburrido en la TV.

Mierda.

-¿Cómo fué tu día escolar?

-B-bien...- respondió acercándose a la cocina con nerviosismo, para servirse un fresco vaso de agua. Lo único que lo mantenía con vida.

-Supongo que tienes notas perfectas en todos lados.

-Um si.

-Excelente. ¿Hay alguna chica que nos quieras presentar?

Seokjin quedó paralizado. No esperaba eso, definitivamente. Porque él era abiertamente homosexual, y su madre lo sabía, pero su padre era un maldito ignorante y seguro él no tenía idea.

-¡Cariño! ¿Cómo te fué hoy?- la voz femenina se instaló y cruzó por sus oídos agudamente al igual que el resonar de sus altos tacones en el piso lustrado.

-Bien mamá, gracias.- se acercó a la mujer que colocaba un arito en su oreja en el umbral de la puerta y le sonrió plantando un beso en su mejilla.

-Me alegro tesoro, tu padre y yo saldremos.

-Umm ¿ahora?

-Tenemos una reunión importante. ¿Por qué crees que hoy usé el vestido formal de reuniones?- sonrió amplio y señaló su vestuario compuesto por un vestido rojo ceñido a su curvilíneo cuerpo y los tacones grises brillantes más altos que encontró en su armario. Su rostro estaba suavemente maquillado con un rojo fuerte en sus labios pomposos, y su cabello suelto lacio perfecto.
Cualquiera que la viera diría sin dudar que era madre de Seokjin, eran bastante parecidos y ella poseía una belleza inigualable que sin duda su hijo había heredado. O eso parecía a simple vista.

-Pues, suerte.- sonrió leve y bebió de su vaso de agua sobre la mesada.

-Gracias amor, y por cierto, por la noche partiremos en un vuelo a Osaka.

-¿J-Japón? ¿Se irán del país?

-Si cariño. Volveremos en... al rededor de tres meses.

-Otra vez.- murmuró bajo sin ser escuchado.

La mayor observó su rostro afligido y levantó con sus dedos la barbilla de su hijo.-Volveremos en cuánto podamos. Lo siento amor, pero es necesario tú sabes, no podemos perder éste tipo de oportunidades seguidas.

Seokjin asintió, alzó la vista y le dirigió una sonrisa ciertamente forzada a su progenitora mientras su padre ignorante a todo, seguía viendo su partido del que nisiquiera festejaba, sólo era monótono.

Tan monótono cómo se sentía él ahora.













Editado✓

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ciao, adiós © namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora