Pasaron los días. Mirio no lograba ir a la cafetería, aún no podía mirar a los ojos a Tamaki.
Todas las mañanas, se levantaba y vestía, dispuesto a ir al café. Pero siempre la vergüenza y el arrepentimiento, le ganaban.
Día jueves en la tarde.
Estaba un chico rubio dando vueltas por toda su casa.
Mirio: - bien... No fuiste en todos estos días pero - se freno y pensó - no, no existe un pero, solo eres cobarde - volvió a caminar por todo el lugar - él correspondió al beso, eso quiere decir que también le gustas ¿Cierto? ¡Agh! ¡No sé! Todo esto me saca de quicio - de sentó en un sofá y luego se recostó - necesito algo de ayuda.
Tomo su celular y marco uno de los contactos.
???: - hola Mirio, ¿Cómo estás? - se escuchaba una voz muy alegre.
Mirio: - Midoriya, necesito tu ayuda y la de Todoroki también si es posible.
Izuku: - ¿Que paso? ¿Estás bien?
Mirio: - si, estoy bien pero tengo algunos problemas... - hubo un silencio.
Izuku: - ¿Problemas...? - dijo algo confundido.
Mirio: - amorosos... - estaba avergonzado.
Un grito de escuchó del otro lado del teléfono.
Izuku: - ¡Ah! ¡Nos vemos está noche en tu casa, compra algo de cerveza y hablamos! - otro grito más.
Mirio: - bien... Pero ya no grites, me dejaras sin oído.
Izuku: - bien, lo siento - rio - nos vemos está noche ¡Todoroki! - colgó.
Togata rio. A veces su amigo podía ser un poco exagerado, si es que se puede decir poco.
Decidió salir e ir a comprar las cervezas y algo para comer en la noche. Fue a una tienda cercana a su casa.
El entrar, se dirigió a buscar todo lo necesario. Pago y salió, pero afuera se encontró con alguien inesperado.
Tamaki: - Mirio... T-tanto t-tiempo...
Mirio: - ¡Ah! - dió un salto al escuchar la voz - Tamaki, s-si... L-lo siento p-pero debo irme - empezó a correr - ¿Por qué lo hiciste? Ahora debe pensar que no lo quieres ver.
El peliazul se quedó helado. Sabía que Togata no correspondía sus sentimientos pero no sabía que iba a llegar al punto de ni siquiera poder verlo a la cara y salir corriendo. Su pecho empezó a doler y las lágrimas amenazaban con salir. Pero se contuvo.
Tenía que saber lo que pasaba con Mirio, no quería quedarse con la duda y empezar a armar escenarios falsos en su cabeza. Por lo pensó en alguien que sabía que era bastante cercano a Togata.
Con Mirio.
Al llegar a su casa, entro y cerro la puerta rápidamente. Trato de tranquilizar su respiración, había corrido un largo tramo para evitar a toda costa a Tamaki. Metió las cervezas a la nevera y decidió preparar algo para la cena. Debía hacer algo bastante complejo debido a que tenía visitas en la noche.
Pasaron dos horas y la noche llego. Togata ya tenía todo listo para la cena y no faltaba mucho para que sus amigos llegarán.
Un llamado a la puerta lo alarmó. Se dirigió a ella y abrió. Encontró a un chico peliverde y a uno de su cabello bicolor.
Mirio: - ¡Bienvenidos! - grito feliz - ¡Pasen, pasen!
Midoriya paso y lo primero que hizo fue sentarse en la mesa, su pareja lo siguio.