El peliazul se despertó, estaba en el sofá y una manta lo cubría. Aún seguía pensando en ese sueño. Era algo extraño, pero ¿Por qué soño con Mirio? Ese sueño, ¿Que demostraba?
Muchas dudas inundaban su mente. Tomo su celular y vio la hora.
Tamaki: - ¡Mierda, es tarde!
Día domingo.
Se levantó rápidamente pero un fuerte dolor de cabeza lo freno. Se sentó lentamente en el sillón. Dirigió su vista hacia la pequeña mesita que tenía enfrente y encontró un frasco con una nota a su lado.
Tamaki: - ¿Para que recuerde? ¿Que tengo que recordar?
En su mente, aparecieron todas las cosas que sucedieron el día anterior. Había tomado con Mirio, le contó sus problemas, lo que había pasado y... ¿¡Lo beso!?
Amajiki empezó a tocar sus labios con sus dedos. Paso la yema de sus dedos suavemente por dónde habían sido tocados sus labios por los del contrario.
Kazuma: - ¿Que haces papá? - el niño estaba en la sala, viendo a su padre algo desconcertado.
Tamaki: - a-ah - quitó rápidamente su mano de su boca - n-nada... Hay que desayunar, hoy tengo libre - sonrió.
Kazuma: - ¡si!
El peliazul se dirigió a la cocina, bebió lo del frasco que había dejado Togata y empezó a preparar el desayuno. Cuando ya estaba listo, lo llevo a la mesa y empezaron a comer.
Con Mirio.
El rubio se había despertado. El sueño que había tenido era extraño ¿Tuvo un hijo con Tamaki? ¿Desde cuándo lo conocía? Muchas preguntas inundaban su mente. Con una gran pesadez en su cuerpo, se levantó de su cama. Se dirigió a su sala y un pequeño ventisca de viento, golpeó su cuerpo. Sintió un gran escalofrío y empezó a temblar.
Mirio: - h-hace f-frio... - fue a prepararse algo para calentarse pero un fuerte dolor de cabeza lo freno - auch... - puso una mano en su frente y noto que estaba muy caliente.
Se dirigió a su cama y con algo de dificultad se recostó. Tomo su teléfono, pero no sabía a quién llamar para que comprará algo de medicinas. Empezó a buscar en sus contactos y encontró a su amigo peliverde Izuku Midoriya. Marco el número rápidamente y espero a ser atendido.
Izuku: - ¡Mirio! ¡Hola! - gordito entusiasmado el chico.
Mirio: - hola... - se voz estaba ronca.
Izuku: - vaya, parece que no te encuentras bien...
Mirio: estoy muy mal, mi cuerpo se siente pesado, tengo fiebre y me garganta duele ¿Puedes traerme algo de medicina por favor?
Izuku: - lo siento Mirio, pero... Ahora estoy en algo urgente... - alguien se acercó al teléfono y lo tomo.
???: - hola Mirio, perdón que sea así contigo pero ahora estamos en una cita y no quiero que molestes.
Izuku: - ¡No te atrevas a colgar Shoto! - tomo rápidamente el celular - lo siento mucho, mandaré a alguien para que compre tus medicinas, es alguien en quien confío mucho, no te preocupes.
Mirio: - gracias y lo siento por molestar.
Izuku: - no te preocupes, adiós.
Mirio: - adiós... - colgó y dejo su celular a un lado. Su garganta ardía y sentía su cuerpo arder en fiebre, también estaba algo decaído por lo que decidió dormir un rato.
Paso una hora y un llamado a su puerta alertó al rubio. Al levantarse, sintió frío, por lo que tomo una manta y se tapo. Se dirigió a la puerta de entrada y abrió.
Mirio: - l-lo siento por molestarte - vio a la persona en la puerta y se sorprendió por quién era.
Tamaki: - no sabía que estabas tan mal... - tocó la frente de Togata - entra, te ayudaré un poco.
Ambos se metieron dentro de la casa. Mirio se fue a su habitación y Amajiki pidió permiso para entrar en su cocina. Le preparo algo para comer, un paño húmedo, sus medicinas y un vaso de agua. Todo, se lo llevó a la habitación.
Tamaki: - te prepare algo para que comas, ten - le pasó un tazón de sopa - esto te ayudará un poco con tu fiebre.
Togata con algo de dificultad, logro sentarse y empezó a comer. Termino el plato y tomo sus medicinas. Se recostó nuevamente y el peliazul le puso el paño húmedo en su frente, se sentó en el suelo, a un lado de la cama.
Mirio: - gracias... - su garganta aún dolía, pero ya no tanto como antes.
Tamaki: - no hay de que - sonrió.
De repente, un recuerdo golpeó sus mentes.
Mirio: - ¿Cómo te encuentras con lo de ayer?
Tamaki: - ¿A-ayer? - trato de disimular su sonrojo mirando hacia otro lado.
Mirio: - si... - su fiebre empezaba a subir un poco - tu ayer... Me contabas tus problemas y empezaste a llorar, yo te abracé para consolarte y ¡Sas! Tu me besaste - empezó a reír.
Amajiki no sabía dónde meterse. Su sonrojo estaba compitiendo contra un tomate y si fuera una competencia real, estaba seguro que él ganaría.
Tamaki: - t-tu f-fiebre está subiendo - tomo el paño y se levantó - y-ya v-vuelvo... - intento irse lo más rápido posible pero una mano lo freno.
Mirio: - ¿Quieres repetirlo?
El peliazul de sorprendió por la pregunta. Estaba atónito y algo confundido ¿Repetirlo? ¿Cómo? ¿Volver a besarlo? No, estaba loco ¿Cierto? En verdad que recuerda como fue que ocurrió. Sabe que él fue el culpable de todo, como se sintió el tocar los labios ajenos, sintió una corriente por su espalda al tocarlos y eso se sintió bien.
Cuando Amajiki salió de sus pensamientos, se dió cuenta de que estaba tan solo a unos centímetros de la cara del rubio. Togata se había levantado de la cama y se había puesto en frente de él. Lentamente, la distancia se fue haciendo más y más pequeña. El roce de los labios del otro, anunciaron que ya se estaban besando. El rubio empezó a mover lentamente sus labios y el peliazul correspondió. El beso era lento y algo torpe, pero para ambos significo algo. Se separaron por la falta de aire, se miraron por unos segundos y Togata sonrió.
Mirio: - te gustó - una sonrisa de victoria se había formado en su rostro - ¿Otro?
Amajiki no sabía como reaccionar, ambos se habían besado, un beso, no fue solo de un segundo, duro mas. Pensaba algo preocupado. Al darse cuenta de lo que el otro había dicho, apareció un gran rubor en su rostro.
Tamaki: - t-tienes q-que a-acostarte... N-no... T-tu... - no sabía que decir - ¡Tienes fiebre, acuéstate! - ordenó firmemente.
Mirio: - bien, bien - se sentó en su cama y luego se recostó tapándose con sus mantas - pero admite que te gustó - otra sonrisa más.
Tamaki: - ¡C-callate! - salió de la habitación, se dió cuenta de que aún tenía el paño en su mano.
Se dirigió a la cocina y mojo el paño con agua. Se fue nuevamente a la habitación del rubio y noto que este, estaba completamente dormido. Coloco el trapo húmedo sobre la frente de Togata, se sentó a un lado de la cama y apoyo su cabeza sobre las mantas.
Tamaki: - ¿Por qué te seguí el beso?
Las dudas inundaron su mente. Pero estaba algo cansado, por lo que decidió ignorar todas esas preguntas y dormir un poco.