Renunciar

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Los pasos de Violet a momentos chapoteaban, llenándole los zapatos de agua

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Los pasos de Violet a momentos chapoteaban, llenándole los zapatos de agua. No tenía idea de a dónde se dirigía, se había salido del sendero delimitado y ahora daba manotazos entre las ramas de los árboles que se cruzaban. No sentía los rasguños, ni el frío. Nada era más fuerte que esa necesidad urgente de alejarse, de respirar.
Desaparecer.

En aquella carrera perdió la noción del tiempo y la distancia, perdida entre las imágenes de esas verdades que sólo ella creía. Su cuerpo, no acostumbrado a esa cantidad de ejercicio físico, comenzó a ceder al cansancio, mas, antes de que pudiera inspirar un aliento, tropezó.

En un intento de no caer de bruces, avanzó torpemente y con desmedida rapidez en la obscuridad.
No supo en qué momento sus pies ya no tocaron el suelo.

Violet cayó ladera abajo, sin ningún control. Sus manos tantearon con desespero en busca de algo para sostenerse, lastimando sus dedos al agarrarse de unas ramas resecas.

El corazón le latía con rapidez, su olfato estaba saturado por el aroma de la tierra mojada. Cuando logró calmarse apenas, avanzó uno de los pies con la esperanza de que el suelo estuviera a su alcance, pero no llegó a tocarlo.

No puede ser...—susurró, avanzando unos milímetros más. El resultado fue el mismo.
Ante el crujido de las ramas como amenaza, no lo volvió a intentar.

Los minutos le parecían horas. Violet trataba de pensar alguna forma de escapar de esa situación, al mismo tiempo que se esforzaba en no perder el equilibrio. Lo conseguiría, se trataba de convencer, como cada vez que la adversidad le superaba.

"¿Para qué?"
Susurró su mente.

La pelirroja miró hacia abajo, aunque la ausencia de luz le impidiera ver en absoluto.

Pensó en que pronto comenzaría la escuela, que en poco tiempo sería mayor de edad y podría tener la libertad que deseaba, la carrera que tanto soñaba
¿Pero se desprendería de su familia alguna vez? ¿La abandonaría el miedo junto con ellos? ¿La desconfianza?

"¿Para qué?"

A medida que el frío aumentaba junto al dolor de sus heridas, Violet se dio cuenta que los recuerdos desteñirían en el tiempo, pero no se podrían olvidar. Aunque se fuera al punto opuesto del Universo, la negligencia de sus padres, el abuso de su hermana, la vida injusta que llevaba le perseguiría como una herida indeleble.

¿Podría aguantar los dos años siguientes?
Incluso en ese momento, al cerrar los ojos, lo único que podía recordar era la imagen de Rose riendo a espalda de sus padres.

Es cierto—dijo, con una sonrisa en el rostro—¿Para qué?

Las ramas resecas volvieron a crujir, esta vez, cuando Violet se soltó de ellas.

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Al llegar Hayate y Feng a la cima de la cordillera, este último se detuvo mirando hacia el cielo. Se quitó uno de sus guantes para sentir el viento, estudiando los nubarrones violeta. No era difícil prever que la ventisca que se aproximaba era tanto o más letal que los cazadores de estrellas que les acechaban. El inusual silencio, roto por los silbidos de la violenta brisa, indicaba que las batallas habían concluido.

Hay que terminar esto rápido—susurró el rubio, subiendo la parte delantera de su capa cubriéndose el rostro hasta la nariz—. Si no nos mata algún cazador por la espalda, lo hará en poco tiempo el frío.

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