En nuestro mundo, Violet crece en una familia negligente y abusiva que esconde el maltrato físico y mental al que su hermana la somete. Aunque resilente, soñando con ser mayor y depender sólo de sí misma, un día la fuerza de la joven se acaba y ren...
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Sintiendo el viento en las mejillas Violet extendió los brazos, cerrando los ojos, esperando el desenlace de su caída. Por primera vez en mucho tiempo sintió calma. Trató de recordar cuándo había sido la ultima vez que se sintió así y un vago recuerdo vino a su mente.
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—¿Te duele?
Una mujer de cabello rubio y amables ojos castaños tocaba el yeso en el antebrazo de una pequeña Violet. Era la inolvidable aula de su tercer año de primaria. Estaban a solas, las cortinas dejaban entrar la luz del sol iluminando los pupitres de madera.
—No. Ya no—respondió ella, con honestidad.
—Tuvo que ser una caída muy fea—mencionó—¿No, Violet?
La niña guardó silencio un instante. Recordó la voz de su madre, la amenaza nerviosa con las frases de siempre "mejor no agrandar las cosas" "a todos les suceden accidentes" —Sí. Las escaleras son muy altas.
Maestra como era durante ya muchos años, Silvine hacía tiempo que presentía que algo no iba bien con esa alumna suya.
Era brillante, con muy buenas calificaciones, pero desde el primer año sus certificados conductuales tenían notas preocupantes. Gran dificultad para hacer amigos, muchas veces se le veía en extrañas actitudes -para alguien de su corta edad- como entretener los recreos en la biblioteca o en la soledad de algún rincón del patio. Siempre parecía buscar lugares pequeños donde estar, resguardados. Seguros.
—Tú sabes que es muy malo que las personas se lastimen entre sí ¿no?—Silvine vio cómo su estudiante bajaba los hombros ante esa pregunta.
—Sí. Yo sé que es malo—respondió en un susurro. La mujer iba a decir algo más, cuando le interrumpió—¿Pero siempre es malo?
Silvine la miró a los ojos, tratando de no variar la expresión de su rostro. Sabía que en esos momentos debía transmitir calma y confianza.
—¿Tú crees que hay momentos en que es bueno? —No sé. Es que hay personas que han sufrido mucho... Que han pasado cosas tristes que yo no he vivido.
La maestra supo de inmediato que esas palabras no eran de ella. Era un discurso aprendido, algo que había escuchado, posiblemente, varias veces.
—Hay mucha gente que sufre, Violet—los dedos se pasearon en el cabello rojizo de la niña delicadamente—. Yo misma he sufrido, he perdido personas que quería mucho. Pero eso no me da permiso de herir a alguien.
Los ojos verdes de su estudiante siempre asombraban a Silvine, eran profundos y a pesar de todo, inocentes.
