𝐼

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—¿Ámbar?— voltea la rubia al oír el llamado de Delfi y para de toser. —¿Estás bien?

—Si, no pasa nada. Te mandé mi parte del trabajo anoche, ¿La tienes?

Delfi asiente. —Aprobaremos con 10 todo.

Ambar asiente. Cierran sus casilleros y se disponen a salir de la universidad cuando la rubia para, Delfi ve hacia donde mira y la toma de la mano.

—Me es difícil creer que ya esté en la universidad.

—¿Es eso o verlos juntos?

—Todo mezclado.

—Ámbar, deja de torturarte por lo que pasó, ¿si?

Las palabras de Delfi son vanas ante sus oídos. Ella ve atentamente como Simón baja del auto y besa a Luna. Ella lo abraza con rapidez.

—...y es su problema por no creerte. —finaliza la castaña. Suspira al ver a su amiga concentrada en otra cosa. Pasa su mano frente a su rostro.

—¿Eh?

—Eres un caso Ámbar, un caso.

—Aún así me quieres.—sonríe la rubia con suficiencia.

—Pues si, tienes suerte. —las dos ríen. Ven como un auto negro frena en la entrada.—¿Vienes? Pedro nos lleva.

—Paso esta vez, ¿si? —Delfi asiente.

Se abrazan como despedida y la chica se acerca al auto de su novio, sin embargo voltea al ver a la rubia toser de nuevo y con más fuerza.

Pedro baja del auto dispuesto a abrazar a su chica cuando ve a donde mira atenta. Ámbar se recompone con rapidez y con su mochila en la espalda y los audífonos puestos sale rumbo a su casa.

Toma la mano de Delfi, ella se sobresalta.

—¡Me asustaste!

—Perdón, no era mi intención. —él sonríe. La abraza. —¿Qué tal tu día?

—Algo cansado pero bien. ¿Vos?

—Igual, ensayamos y salimos temprano para venir por ustedes. Simón viene tras mío, como creo que te habrás dado cuenta.

—Yo no tanto, alguien más si.

—¿Cómo está?

—La veo cansada, pero aún sigue enamorada de Simón.

—Pues la verdad él debió haberla escuchado. Se cierra mucho en si mismo, tal vez por el miedo, pero eso no justifica que no le de una oportunidad de hablar.—Comenta Pedro abriendo la puerta del copiloto para que su novia suba.

—Todos tienen distintas maneras de lidiar con su dolor, y Simón entre que enfrenta la suya negando todo.—ella cierra la puerta y Pedro ya está en el otro asiento.

—¿Por qué Ambar no quiso que la lleváramos a casa?

—Realmente no sé, pero espero que apenas llegue me escriba.

Pedro besa la mejilla de su novia con rapidez y Delfi se sonroja. Escuchan un claxon y voltean; es el auto azul manejado por Simón.

—¡El último en llegar al departamento es un huevo podrido! —grita él y Luna, en el asiento del co piloto, ríe.

Delfi mira su teléfono como si fuese a ver algo importante. Le duele que su mejor amiga no estuviese en el lugar de Luna.

No malinterpreta las cosas, quiere mucho a Luna, pero se sobre entiende que están juntos no porque se amen, sino porque tienen miedo. Los ojos de Luna no tienen esa chispa que surgía cuando veía a Matteo, y la sonrisa de Simón no tiene la misma energía que cuando veía a Ámbar.

Pedro ignora la burla de Simón y arranca.

—Ella va a estar bien, no te preocupes, escríbele cuando lleguemos, ¿va?

Delfi asiente.

—Ahora arranca, que los huevos podridos no seremos nosotros. 


Happier || SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora