Capítulo 7

367 40 2
                                    

Anahí oyó a Alfonso en el despacho y se acercó a verlo.

–Se supone que debes tomártelo con calma –comentó desde la puerta.

Alfonso se giró para mirarla.

–Necesito estar ocupado. Aparte de la amnesia, me siento más fuerte. Y me aburro. He estado pensando en llamar a la oficina para ver si puedo ir unas horas a la semana.

Anahí sintió que se le helaba el corazón. ¿Si aceptaban su propuesta, cuánto tardaría en averiguar la verdad?

–El médico no te ha dado el alta definitiva. ¿Por qué no esperas un par de semanas más? ¿Por qué no te instalas al lado de mi estudio y vas familiarizándote con los mercados y el trabajo poco a poco? Hay una cama en la que puedes echarte para descansar o si te duele la cabeza.

–Y así podrás controlarme como una mamá gallina –bromeó Alfonso.

Anahí puso una mueca.

–Yo prefiero pensar que cuido de ti. Además, así estarás menos aburrido y estaremos juntos. ¿Qué te parece?

–Está bien –dijo Alfonso–. Y ya que se te pasa el tiempo sin darte cuenta mientras pintas, seré yo quien te controle a ti para que descanses también de vez en cuando.

–Entonces, ¿estás de acuerdo?

Alfonso fue hasta ella y la besó delicadamente.

–De acuerdo.

–Ven conmigo para ver cómo lo organizamos –dijo Anahí, volviéndose.

Alfonso la siguió y bajaron juntos sin que necesitara ayuda. Día a día ganaba fuerza.

–Me extraña que estés dispuesta a cederme parte de tu espacio – comentó él cuando iban hacia la puerta del jardín.

–¿Por qué? –preguntó Anahí, aunque sospechaba a qué se refería. –Siempre has sido muy celosa de tu espacio de trabajo. No recuerdo que me propusieras compartirlo.

Anahí se encogió de hombros.

–Han cambiado muchas cosas en estos años. ¿Prefieres no mudarte?

–No, prefiero instalarme contigo. Así podremos tener un dormitorio libre arriba para los niños que, evidentemente, hemos decidido posponer – bromeó Alfonso.

Anahí sintió que la cabeza le daba vueltas. No lo habían pospuesto. ¿Habría ido todo mejor de haberlo hecho? ¿Se habrían evitado tanto sufrimiento de haber cumplido con el plan quinquenal que Alfonso había trazado para ellos?

Según él, no estaban preparados para ser padres. Pero ella ansiaba tanto ser madre...

Era imposible arrepentirse de haber tenido a Parker. Pero ¿y si hubieran esperado un poco, si ella hubiese sido más madura, más sabia y hubiera tomado mejores decisiones?

¿Habría cambiado algo de haber tenido Alfonso más tiempo para hacerse a la idea de ser padre?

Ella había tomado la decisión al dejar de tomar la píldora sin avisárselo.

Al saber que estaba embarazada se había enfadado en un primer momento, pero poco a poco se había hecho a la idea de ser padre.

Aunque Anahí siempre había sentido que Alfonso mantenía una cierta distancia con su hijo, como si temiera amar a Parker demasiado. De hecho, durante los espantosos días que siguieron a la muerte de este, ella había llegado a acusarlo cruelmente de no quererlo suficiente.

–¡Cuidado! –dijo Alfonso, tomándola por el codo al ver que perdía el equilibrio.

–Estoy bien –dijo ella, concentrándose en cada paso que daba.

Siempre ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora