Capítulo 12

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Anahí ayudó a Alfonso a echarse en el sofá y corrió las cortinas para tamizar la luz. Al volverse comprobó que ya se había dormido.

Al menos tenía el consuelo de que no hubiera sugerido que lo dejara en su apartamento. O aun peor, con Rachelle.

Anahí siempre había hecho un esfuerzo para que le cayera bien cuando se veían en algún evento del trabajo de Alfonso. Pero Rachelle la trataba con aire de superioridad, lo que hasta cierto punto era lógico. Mientras que ella tenía una exitosa carrera profesional, Anahí había pasado de ser maestra de escuela, a madre y ama de casa.

Rachelle nunca había disimulado que encontraba a Alfonso atractivo, y Anahí se había sentido amenazada por la seguridad que tenía en sí misma y por la cantidad de horas a la semana que pasaba con su marido. Pero Anahí nunca había pensado que Alfonso tuviera un romance. No era su estilo. Sin embargo, tras la muerte de Parker había cambiado tanto que no podía saber si al separarse de ella, habría empezado una relación con Rachelle.

En los dos años que habían pasado separados, ella había trabajado tanto para olvidar que no se había planteado la posibilidad de que Alfonso tuviera una novia, y en aquel momento prefería no pensar en ello. Pero no podía evitarlo, como no podía dejar de ver a Rachelle abrazando y besando a Alfonso.

Hizo un cálculo mental de cuándo recordaba haber visto a Rachelle por primera vez. Había empezado a trabajar en la empresa de Alfonso antes de que Parker naciera. ¿Recordaba Alfonso algo de aquel periodo, empezaba a recordar sucesos y gente de aquellos años?

Tras asegurarse de que dormía apaciblemente, fue a la cocina a hacer café, pero su mente seguía distraída con Rachelle y Alfonso. ¿Qué papel jugaría ella en la vida de Alfonso fuera del horario de trabajo, y desde cuándo? ¿Un año? ¿Dos años? ¿Más? ¿Habría estado agazapada, incluso mientras seguían casados, esperando a poder cazarlo? ¿Le habría facilitado la labor al dejar de ser la esposa que debía haber sido? ¿Se habría centrado tanto en su hijo que había contribuido a que su marido cayera en brazos de otra mujer? No habría sido el primer caso en la historia.

Pero también Alfonso se había volcado en Parker. Aunque inicialmente no había estado entusiasmado con la idea de ser padre, y menos al saber que en lugar de un accidente, había sido una decisión tomada sin pedir su opinión, una vez nació Parker se había dedicado a él en cuerpo y alma. ¿Habrían estado los dos tan ocupados siendo padres que habían olvidado cómo ser una pareja? ¿Le habría ayudado Rachelle a recordarlo?

El miedo y la inseguridad se abrieron paso en la mente de Anahí como dos enredaderas. No podía perder a Alfonso. Cuando se había ido no había luchado por él. Aunque pareciera que había superado la muerte de Parker, estaba demasiado sumida en el dolor como para que le quedara un resquicio de energía. Pero la había recuperado, y estaba decidida a luchar por su hombre para consolidar el lugar que ocupaba en su vida y en su corazón, y que juntos pudieran enfrentarse a sus problemas.

En cuanto lo había visto en el hospital había sabido que haría cualquier cosa por él. Lo amaba tanto como el primer día. Y nadie ni nada iba a impedir que reparara su destrozado matrimonio. Se merecían un nuevo comienzo. Ella había aprendido de sus errores y era consciente de que no era perfecta, pero tampoco lo era Alfonso. Ella lo amaba con sus imperfecciones. Desde que se había separado, era mejor persona, y estaba convencida de que, si Alfonso estaba dispuesto, lograrían construir la relación con la que siempre habían soñado.

Pero ¿y si Alfonso no estaba dispuesto? Y si, al recuperar la memoria, recordaba todas las espantosas cosas que ella le había dicho con la rabia y el dolor de la muerte de Parker. Anahí pensó que podían bastar para ahuyentarlo de nuevo. Después de todo, ese era el efecto que habían tenido la primera vez. Cerró los ojos y tomó aire. Pero en aquella ocasión todo iría bien. El tiempo lo curaba todo, y en las últimas semanas Alfonso debía haberse dado cuenta de que estaban mucho mejor juntos que separados.

Siempre ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora