- 𝒔𝒊𝒏𝒔 | hange zoe.

cuatro

...

Su cálido cuerpo rozaba con el tuyo, ambas piernas cruzadas entre sí mientras se mantenía detrás tuyo abrazándote; posteriormente, se inclinó hacia tu oído para decir:

- Tenías razón (N), no pude evitar verte tanto en todo el día porque me llamaste la atención.- tomó un mechón que estaba frente a tu oreja y lo pasó por detrás de esta.- y lo admito, me encantas como el carajo.

Sus palabras recorrían tu cabeza y no podías evitar prestar atención a cada una de ellas, la forma en la que las decía, su tono de voz, sus intenciones detrás de estas, y el roce de ambos cuerpos no te ayudaba para nada a pensar claramente. Te diste la vuelta, buscando de aún más cercanía entre ambas a lo que en respuesta; la castaña te abrazó, casi presionándote contra ella.

- ¿No vas a decir nada, cariño?.- preguntó poniendo su quijada en tu hombro mientras levantaba la vista hacia tus ojos.

Te quedaste en silencio solamente contemplando sus facciones, examinabas cada pequeña parte con tanta atención. Hange notó rápidamente como empezabas a sudar y a temblar a causa de tus nervios, sonrió en respuesta de ello y tomó una de tus manos libres para entrelazar sus dedos con los tuyos. Seguido de esto, acercó su rostro al tuyo de forma lenta, mientras una sonrisa se formaba en su rostro. La luz de los focos prendidos de la capilla que quedaba cerca de su habitación entraba por la ventana, alumbrando ambos rostros acercándose uno al otro por impulso propio, sus ojos posados en tus labios debido a la cercanía que pronto estaría por romperse la obligó a responder rápidamente y rozar sus labios con los tuyos.

O al menos eso hubiera pasado.

- ¡Levanta, se nos hace tarde!.- escuchaste aquella voz, la cual hizo que te levantaras de golpe y saltaras del susto, golpeando tu cabeza con la cama de arriba.

Sobaste tu cabeza en respuesta a esto, mientras tus ojos aún seguían cerrados y no reaccionabas del todo.

- ¿Que mierda?.- al abrir los ojos tu mirada rápidamente se fue al reloj que estaba arriba de la puerta y pudiste ver la hora; "5:50" a.m.- Oh por dios, es demasiado tarde, ¿Por qué mi reloj no sonó?.

- ¡Ah!, bueno, sobre eso... me levanté temprano y vi que eran las cuatro de la mañana, no pude conciliar sueño y aproveché para seguir mi libro, de paso pensé en que la alarma ya no serviría porque yo te podía despertar y la apagué. Lo siento... cuando me di cuenta ya era de tarde y traté de despertarte pero estabas muy dormida, ¿Estabas soñando algo?.

Bajaste tu cabeza en respuesta de lo último, recordando tu sueño tan vergonzoso. ¿Por qué soñabas eso? No te gustaban las mujeres, o al menos eso creías, y mucho menos hange, quién era solo tu compañera de habitación. Recordaste aquella frase "Los sueños significan algo"  y la pensaste con atención.