ocho

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Al abrirse la puerta, divisaste a la castaña con su cabello un tanto húmedo y sus lentes un poco nublados

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Al abrirse la puerta, divisaste a la castaña con su cabello un tanto húmedo y sus lentes un poco nublados. Pero no era momento de tenerla cerca, era lo menos que querías en ese mismo momento.

— (N) .—cerró la puerta a sus espaldas y caminó hacia tu dirección. Tomó tus manos entre las suyas.— T-te estuve buscando durante la clase y receso, ¿Que sucedió?.

Acariciaba tus manos suavemente mientras te veía a los ojos, tenía una expresión de preocupación notable. Te soltaste de su agarre y ocultaste tus manos detrás tuyo.

— Es que..— te quedaste pensando en una excusa unos segundos.—fui a un lugar y.. me tomó por sorpresa la lluvia, entonces esperé a que bajara para regresar.— cerraste los ojos esperando a que te creyera.

Volteaste a ver a la maestra, quién estaba demasiado concentrada en sus trabajos como para prestar atención a su charla.

— ¡Ah! Entonces era eso.—rascó su nuca.

— Si... cómo sea, ya nos tenemos que ir.

Caminaste delante de ella para salir del laboratorio, la de lentes al notarlo, caminó rápido para ir en tu ritmo. Sus dedos hicieron cosquillas en la palma de tu mano, tratando de hacerte saber que quería tomar esta. Al darte cuenta de aquella repentina e inconsciente acción, cerraste el puño tratando de disimularlo lo más posible. A la castaña le pareció algo raro, ella tenía la costumbre de tomar tu mano en cualquier momento.

— Mmh.— la contraria miro hacia abajo e infló sus cachetes evitando decir una palabra, pero era imposible.— No comiste nada en el almuerzo..

— No importa, de todos modos tenemos que llegar a clases.— el contacto visual entre ambas era inexistente.

— La profesora no llegó hoy.— dijo.—por eso aproveche a buscarte.— volteó a verte.

— ¿Cuanto falta para la próxima clase?.— preguntaste evadiendo lo anterior.

— Creo que algunos minutos.— trató de encontrar un reloj cerca pero desafortunadamente, no había ninguno.

Suspiraste y la miraste.

— ¿Me acompañas al comedor?.— esperaste tu respuesta, más que obvia.

— ¡Si!.— dijo en voz alta.

.....

El pan con pasas se veía tan apetitoso ante tu vista, no haber comido durante el receso te había dado una jaqueca demasiado fuerte, tanto que podías terminar absolutamente toda la comida en aquel comedor. Tomaste dos en tus manos y caminaste hacia una mesa.

Hange estaba esperándote en una mesa pegada a las ventanas, dado que en aquel lugar la luz que había durante el día era ocasionada únicamente por las ventanas, las cuales afortunadamente eran lo demasiado grandes para alumbrar perfectamente. Extendiste tu mano hacia ella ofreciéndole un pan, pero esta negó con la cabeza y empujó tu mano hacia ti.

- 𝒔𝒊𝒏𝒔 | hange zoe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora