Roommates

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Eran ya las 6 p.m. y un ruso estaba volviendo de una larga jornada de trabajo y al llegar a la puerta de su "hogar" pudo oler el café que su compañero siempre preparaba en la noche, abrió la puerta del departamento vio a su compañero regresado al sillón beige, enfrente de él había una computadora, 3 cuadernos, dos libros gruesos, muchas hojas y una pluma color negro. El mexicano estaba a punto de probar su café de olla cuando de reojo pudo ver parado en la puerta al eslavo.
🇲🇽= Oh, Rusia que bueno que ya llegaste. Hay café de olla en la estufa por si gustas.

El ruso cerró la puerta tras de sí, quitándose los zapatos y dejándolos a un lado de esta, se quitó su gorra de policía dejando ver su cabello largo casi blanco como la nieve, llegó hasta una pequeña mesa cuadrada retirada detrás de la sala, y se quitó lo que no ocupaba, solo quedándose en la playera interior de tirantes que se le pegaba a su buen tonificado pecho y abdomen y el típico pantalón negro táctico que se le veía colgado pero se pegaba un poco a sus piernas y "cadera".
Se sentó a lado de México quien llevaba una playera 3 tallas más grande, un short que le llegaba a la rodilla y tenía su cabello recogido en una cebolla.
🇷🇺=¿Qué haces?
🇲🇽=Calificando las tareas de mis alumnos de la preparatoria.
–Cuando el mexicano dejó de ver el cuaderno y se volteó viendo al ruso tomando de su taza de café– ¡hey!,¡es mi taza, aya está la olla con café!

El ruso sólo vio por el rabillo del ojo al latino que tenía sus cejas juntas en señal de un claro enojo, pero haciendo un tierno puchero con sus labios esponjosos; esa mínima acción hizo que el euroasiático sintiera como su cara se calentaba un poco. Se separó la taza de la boca.
🇷🇺=Ya tranquilo enano voy por más café.
🇲🇽= No me digas enano, pinche edificio andante.

El eslavo no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa y negar un poco con la cabeza, vaya que ese latino lo volvía loco.
🇷🇺=Mañana ¿cual es tu horario?– habló desde la cocina el ruso–
🇲🇽=Será en la mañana.
Cuando Rusia volvió con dos tazas en las manos, se encontró con el mexicano guardando todo lo que había ocupado.
🇷🇺= ¿Ya terminaste?
🇲🇽= Si, no te sorprendas de mi rapidez solo eran 15 trabajos – el mexicano después de tener todas las cosas en brazos, le sonrió al contrario, acción que hizo sonrojar un poco al más alto.– ahorita vengo voy a guardar esto para que no se me pierdan para el lunes. Y no le vayas a tomar de nuevo a mi café. – dijo el norteamericano con otro pequeño puchero "enojado"–

El euroasiático dejó el café de su compañero en la "mini mesa" (como le decía México) de cristal de la sala.
Prendió la televisión y lo puso en la única plataforma de películas y series que ellos tenían por si estaban aburridos, pues no tenían cable y el de aire no se veía nada.
México volvió con el pelo suelto que le llegaba a la cadera.
Fue hacia donde el eslavo estaba.
🇲🇽=¿y si traigo galletas para acompañar el café?
🇷🇺=Es buena idea. Pero no hay
El euroasiático volteó a ver a México y se sonrojó, pues se veía a un más  tierno y hermoso con el pelo suelto.
🇲🇽=Si hay, yo hice en la mañana antes de irme. ¿No las viste?
El ruso negó, México fue a la cocina y trajo un pequeño toper azul celeste.

Los dos pasaron un rato agradable, hasta que el mexicano se sentía cansado y se fueron a dormir a sus respectivas habitaciones.
En la mañana Rusia se levantó a las 6 a.m., se metió a bañar, se cambió y salió de su habitación, se acercó a la cocina para desayunar algo ligero.
Llegó a esta y lo que encontró lo dejó enternecido, allí había 3 topers de diferentes tamaños y colores y aún lado un vaso térmico de tamaño grande; se acercó a estos y en los 4 objetos había pequeñas notas con una hermosa caligrafía.

En el primer toper y el más chico estaba escrito:

Para que desayúnes
puto anoréxico

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