Damián.
El reloj marca las 12 pm y el "cucu" tan fastidioso comienza a sonar dando a entender que mi jornada como enfermero por fin ha terminado. Ha sido un día tan ajetreado y cansado. Casi arrastrando los pies uno tras otro me dirijo a los casilleros en el área de trabajadores para tomar mis cosas, me paró frente al mío e inserto la pequeña llavecita para poder abrirlo, saco mi mochila y me quito todo el Kit de enfermero para acomodarlo dentro de esta. Me siento exhausto, tengo hambre, sueño, mi cuerpo duele a más no poder.
Mi cabeza está palpitando, parece que tengo el corazón en ella. Me doy un vistazo en el pequeño espejo que tengo pegado en la puerta del casillero y las ojeras me hacen ver más viejo. Mis ojos ya en un color rojo son adornados con ojeras oscuras, parezco un muerto. Nadie en la facultad de enfermería dijo que esto sería un total infierno y sobre todo que causaría desnutrición pues mi panza ruge más que un león.
—¿Ya estás listo, Damián? —Veo entrar a mi jefe al área con algunos papeles en mano.
Cierro de un solo golpe el casillero y recargo mi espalda en el frío metal en un intento desesperado de tomar más energías.
—Si, ya estoy por retirarme —contestó cortésmente. Pongo mi mochila en mi hombro y sonrió de lado—. Que tenga buena tarde, con permiso.
—Que tengas buena tarde, muchacho. —Amplía su sonrisa y corresponde mi saludo.
Tomó rumbo a la salida del hospital. Tengo que cruzarlo de lado a lado ya que el área de trabajadores queda en la parte trasera y el estacionamiento justamente enfrente. Conforme camino me es inevitable no ver a aquellas familias que esperan noticias de sus allegados, algunas llorando, otras en estado de shock, unos recibiendo aquellas noticias que duelen en el alma, doctores corriendo tratando de salvar la vida de aquellos postrados en camillas. Es todo un desorden que se trata de apaciguar y casi nunca se logra.
Aún recuerdo cuando me gradué como enfermero, mi sueño siempre fue ayudar a las personas. A pesar de que hice mis prácticas nada se compara con la realidad, aun así, nunca me he arrepentido de las acciones o decisiones que he tomado.
Saliendo por fin del lugar voy directo al estacionamiento para buscar mi automóvil, que para mi buen y muy habilidoso cerebro no recuerdo donde lo he dejado. Así que aquí estoy caminando varios metros esperando a escuchar el pitido de la llave de seguridad. Ya no se si la vida me odia o le gusta estar jugando conmigo porque después de media hora de estar caminando como un loco agobiado lo encontre.
El camino a mi departamento no fue tan largo, aún siendo una ciudad grande, había muchos caminos que tomar en caso de que en uno se unies el tráfico, desde niño siempre ame esta ciudad, Los Ángeles siempre ha sido una ciudad a la que toda persona ha querido visitar y yo nací aquí, a pesar de conocer otros lados no hay nada mejor que estar en el lugar que te vio crecer. Esta es mi casa, mi lugar favorito.
—Buenas tardes, Elías —saludo con amabilidad al portero mientras entro por la puerta principal.
El portero es un señor algo viejo, le calculo como 70 años, siempre risueño y muy amable, es imposible no contagiarse de su energía.
—Buenas tardes, joven Black.
Me sonríe ampliamente.
—Elías... ¿Cuántas veces le he dicho que no me hable de usted?, por favor dígame, Damián —contesto riéndome y negando—. Las formalidades dejémoslo para otras ocasiones.
—Siempre tan educado. —Palmeó mi hombro para estrechar las manos—. Se necesitan más jóvenes como tú.
Su cumplido para mí no es nada del otro mundo, lo conozco desde que era un niño y bueno, siempre he tenido una buena relación con ese señor.
De mi vida no hay mucho que contar o al menos no es nada relevante. Actualmente tengo 24 años, acabo de graduarme de la Universidad y así empezando mi trabajo de enfermero, vivo junto con mi pequeña hermana. Bueno, no tan pequeña, ella tiene 15 años, pero yo la sigo viendo como una pequeña bebé.
Sobre mis padres de igual manera no hay mucho de qué hablar o algo que considere verdaderamente importante para recalcar. Mi madre durante toda su vida de casada con mi padre fue ama de casa, una mujer muy cariñosa y amable. Siempre aprovechaba cualquier ocasión para hacernos algún festejo. Nos sentíamos los niños más queridos del mundo. Pero, un día sin más nos abandonó, lo último que supimos es que se había escapado con un hombre adinerado, todo con tal de no volver a ver a su familia, nosotros.
Sobre mi padre, él es un médico cirujano muy reconocido en la ciudad, un hombre de bien, trabajador y atento con su familia. Lo consideraba un ejemplo a seguir pero cuando mi madre se marchó de la casa ese hombre admirable que todos conocían se convirtió en un alcohólico agresivo. Y es ahí donde comienza parte de la historia que forjó mi persona.
Los maltratos de mi padre fueron constantes por mucho tiempo, cuando no eran golpes nos dejaba sin comer o nos encerraba en una habitación hasta que se acordaba que tenía hijos. En las tardes cuando él salía a trabajar muchos vecinos se acercaban a nosotros para darnos un plato de comida aunque la gran mayoría nos miraba con lástima. A pesar de todo eso hubo una persona en especial la cual consideramos nuestra segunda madre y se llama Sharon. Ella se encargaba de llevarnos las 3 comidas del día sin importar donde estuviésemos, nos vestía, regalaba juguetes e incluso nos llegó a dejar dinero en caso de que no pudiese estar con nosotros por algún motivo ajeno a sus manos. Como mi padre no nos daba nada, ella nos pagó nuestras escuelas y gracias a eso logré terminar mi carrera.
Con el dinero que ella nos daba y lo poco que yo ganaba haciendo pequeños trabajos entre los vecinos pudimos salir de aquel hogar tan deprimente y conseguí este departamento. Ya hace meses que no he vuelto a casa y mucho menos he visto a Sharon, ahora con el dinero que gano sigo pagando los estudios de mi hermana y sus necesidades.
Todo mi alrededor está cambiando y sinceramente si sea para bien o para mal es lo que menos me preocupa en este momento. Lo estoy teniendo todo y quiero darle todo a mi hermana. Haría lo que fuera por ella y si es necesario cambiar de vida para protegerla, lo haría. Siempre lo haría.
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Moretti © #1 Enemigos #PGP2024
RomanceDISPONIBLE EN AMAZON Lynette, una mujer de belleza cautivadora y astucia sin igual, lidera despiadadamente la mafia italiana en un mundo dominado por hombres. Su vida gira en torno al poder, la traición y la supervivencia, donde el amor parece un lu...