EPÍLOGO

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Lynette.

Sentía cómo si agujas se clavaran en mi espalda cerca de mi columna, tenía las manos atadas a una cadena las cuales las mantenían inmóviles sobre la cama de metal, por enésima vez podía sentir cómo rasgaba mis muñecas por la fuerza que aplicaba, mis piernas están unidas a ladrillos colgantes, cada que mis pies se tornan morados me los retiraron para que volviera a circular sangre y así constantemente también tenía desgarres en mi piel por la fuerza aplicada y he de decir que es a la que menos torturaban.

Durante años y meses estudié cada cosa que hacía, cómo distribuían mercancía, con quienes trabajaban, cómo se movían y a donde las mandaban. Pero verlo es una cosa horrorosa, siendo gráfica y al que no le parezca puede voltearse. Durante todos estos meses me han tenido encerrada en una pocilga con ratas, y no cualquier rata, parecían topos y de los más grandes. La comida que me es aventada en el suelo, ya en varias ocasiones, algunas ratas se las comían dejándome completamente hambreada. Era consciente de que estaba adelgazando, pero es lo que menos me preocupaba. Tendría que estudiar a cada persona que entraba y salía de aquí. Conforme pasó el tiempo empezaron a traerme a este lugar que, a pesar de estar totalmente gris, parecía una sala de hospital y es donde comenzó todo.

Múltiples veces pude presenciar cómo usaban niños para traficar drogas, no necesariamente están vivos y esas drogas las metían dentro de sus pequeños cuerpos para ser transportados a diferentes puntos de las ciudades. Incluso había momentos donde usaban perros o cualquier tipo de animales con tal de hacer las entregas. Había presenciado tantas cosas que estas ya no me generan nada en lo absoluto, pero me parecía algo tan horrendo y asqueroso presenciar la utilización de infantes para estas cosas.

Gire mi cabeza ante el espejo que tenía frente a mí, estaba en una bata blanca, mi cabello estaba suelto y bastante largo, las cicatrices del accidente ya habían sanado. Desde que llegué aquí han checado mi salud y el avance de mi cuidado personal. Según palabras de un doctor, cuya cara estaba cubierta con una máscara negra, no podían dejarme a la deriva en mi bienestar, es un arma que tenían que cuidar. ¿Saben que es lo malo en todo esto? Qué eran tan predecibles en su manera de mover sus cosas que podía oler la victoria a la vuelta de la esquina. Aunque en este momento tenía que despedirme de lo que era y de lo que soy. Cada maldito paso estuvo tan calculado que sé que me encontraré nuevamente al final del túnel y todo habrá acabado.

—Empecemos la grabación. Enfoca su cuerpo y reacciones faciales —indica un doctor colocándose a mi lado—. Esta es la sección número 9 con prueba de medicamento y electroshock.

Otras dos personas pasaron colocándose una a cada lado, mientras que el doctor se ponía frente a mí. De nuevo esa máquina y esa diadema que tanto dolor me causaba. La otra preparaba las esponjas con agua y prendía los aparatos que monitorean los signos vitales.

—¿Sabes por qué estás aquí, Lynette? —Esa melena la conocía donde quiera que la vea. Maldita hipócrita—. Cuando hablo me gusta que me contesten.

—Porque te bajó el novio, quizá. —Forzó mi mejor sonrisa—. Recuérdamelo mujer, que esos medicamentos si hacen efecto.

—Estás aquí por darle cuartel a un traicionero. Estás aquí para pagar el hecho de tener escondido a alguien tan peligroso cómo Luthor y aún peor, tienes comprado a Damián. —Toma mis mejillas con fuerza—. Pagarás por mandar a matar a los tuyos.

—Dios mío, en realidad no sabes de qué trata todo esto. —No me zafo de su agarre—. Tanto tu cómo Damián son iguales, viven en un mundo de fantasía. Aquí no sale Superman. Pero apuesto a que esto lo haces más por Damián que por el negocio de tu madre.

—Damián siempre me ha amado a mí y sé que si le doy todo el poder que nuestros padres nos dejaron, volverá. —Acaricia mi cara hasta llegar a mi pelo y jalarlo—. Pero antes, tú serás quien destruya tu imperio, serás tu propia arma. Tú nos llevarás a la cima del éxito.

Moretti © #1 Enemigos #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora