capitulo 9

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Cap. 9

Ya casi llegaba. Iba 5 minutos tarde a encontrarme con Rusia, después de que el poste me propusiera hacernos amigos, acordamos encontrarnos hoy a la 1 de la tarde, él se ofreció a ir por mí a mi casa, pero por algún motivo no me quise arriesgar a decirle mi dirección, por más absurdo que sea.

El punto es que se me hizo tarde porque don Rafa na más no llegaba por mis amores, para que los cuidara. Don Rafa en mi vecino, y cuando salgo de urgencia o por poco tiempo, él es quien cuida a mis mascotas. Pero hoy al don se le olvido que lo haría.

Y pues ahí tienes a tu pendeja, llegando tarde a una reunión con un país reconocido por no soportar la impuntualidad, aunque me lo debe por haberme hecho esperarlos un ratote el día que llegaron.

Llegué con 8 minutos de retraso, pero llegué y eso es lo que importa. Lo encontré esperando en la sala de estar, en cuanto me vio se puso de pie, sentí como me repaso de pies a cabeza con la mirada, pero me hice como que no me entere.

-siento la demora, tuve un pequeño inconveniente.

-no te preocupes, ¿está todo bien?

-sí, es solo que don Rafa no llegaba por mis amores- la comisura derecha de su boca se ladeo un poco. Otra grieta- vámonos yendo, ya tengo un plan chingonsisimo de a donde llevarte- comenzamos a caminar, y vi como una pequeña sonrisa aparecía en su rostro. Sí, ahora lo tuteaba.

-está bien. ¿A dónde me llevaras?

-lo sabrás sobre la marcha.

-al menos dame una pista.

Fingí sopesarlo mientras subíamos al carro, lo prendí y comencé a manejar.

-bueno, espero que te gusten los peses.

El camino transcurrió en silencio, era un poco pesado, así que en un intento de aligerarlo puse música, y sin darme cuenta, me encontraba cantando las canciones que sonaban. Rusia no dijo nada, pero sentía su mirada puesta en mí de a ratos, pero luego solo miraba por la ventana. Me alegra decir que ese momento relajó las cosas entre nosotros.

Llegamos a nuestro destino, y, cuando estuvimos en la entrada, hablé.

-bueno, Rus, este es el acuario Inbursa. Aquí habitan más de 350 especies, hay desde tiburones hasta cangrejos, desde pirañas hasta peses payaso. Hay grandes y hermosas exhibiciones, el laberinto de medusas es mi favorita, todo hay que decirlo.

Dije muy orgullosa, es un sitio espectacular. Entramos y empezamos el recorrido, le conté un poco de la historia del lugar, creí que no me pondría atención, que no le importaría esa información, pero me sorprendió una vez más al mostrarse atento a lo que decía, hasta me hizo preguntas.

Para cuando nos decidimos a irnos del lugar ya habían pasado dos horas, las cuales hicieron que la confianza creciera entre los dos. Las cosas estaban mucho menos tensas y, de camino al siguiente lugar, el poste me preguntaba acerca de cosas que veía en las calles y no sabía que eran o que hacían.

Pronto llegamos a nuestra parada.

-este es el museo Franz Mayer, aquí se exponen grandiosos trabajos manuales de cerámica y textiles, también hay exposiciones de platería, pintura, fotografía y... ya verás tú todo lo demás- me le acerque, como si le contara un secreto de extrema confidencia- antes era un hospital, así que no te asuste si ves un fantasma o si sientes que te jalan las patas, quien quita y nos encontramos a la planchada.

Soltó una risita y nos adentramos al lugar. Todo era maravilloso, le hablé de la historia del lugar, de Franz y de las obras expuestas, también le conté la leyenda de la planchada.

FusionadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora