capitulo 11.05

100 10 14
                                    

Cap. 11.05

Después de que le diera el pequeño regalo y le enseñara a prepararlo correctamente, me llevó al cuarto en el que dormiré. En cuanto me dejó sola me acosté en la cama y caí completamente dormida, en serio estaba agotada.

No sé qué hora es, lo que sí sé es que hace un puto frio que hasta las ideas se me congelan. Me metí entre las cobijas, me acurruqué con una almohada en un intento de entrar en calor más rápido, permanecí un rato así, acostada hecha bolita tratando de volver a dormir, pero pasaron los minutos y no lo conseguía. Solté un suspiro cansado al aceptar que ya no podría conciliar el sueño.

Me puse de pie, tomé una cobija y la pasé sobre mis hombros como si fuera una capa. Tomé mi teléfono para ver la hora, eran poco más de la media noche.

>>puta madre ¿Qué voy a hacer sola en lo que me entra el sueño de nuevo? <<

Salí del cuarto en busca de algo que hacer, tal vez pueda robarle algo de la cocina al ruso, no le molestaría ¿verdad?

De pronto un ruido salió de una de las habitaciones haciéndome pegar un salto, fruncí el ceño con extrañeza.

>> ¿estará despierto? <<

Tratando de no hacer ruido me acerqué a la puerta de donde el ruido había salido, pegué el oído a esta para comprobar si mi teoría es cierta. Otro ruido se escuchó. Era como si estuviera escribiendo, y de a ratos también lo oía susurrar.

>> ¿Qué hace trabajando tan tarde? <<

La culpabilidad me invadió, estoy segura de que está trabajando tan tarde por mi culpa, para no dejarme sola mañana y salir conmigo. Toqué su puerta despacio tratando de no asustarlo, digo ¿a quién no le daría miedo escuchar que a media noche tocan su puerta? La neta yo si me cagaría.

-rus, soy yo, ¿puedo pasar? - dije, no quiero que piense que soy un espíritu chocarrero.

-claro, adelante.

Abrí la puerta y sí, estaba trabajando. Parece que el cuarto es en realidad su despacho, es lindo y espacioso, con un enorme librero, un ventanal, unas cuantas fotografías de su familia y, entre otras cosas, su escritorio, que es donde está, tiene unos papeles en las manos y su computadora prendida, pero su mirada esta fija en mí.

-creí que estabas dormida.

-yo creí lo mismo de ti- le contesté mientras me acercaba a donde está- es tarde y también debes estar cansado, ¿por qué no dejas eso para mañana? no es bueno trabajar tanto.

-no puedo dejar a mi invitada sola, además de que ya me falta poco.

Lo sabía, es mi culpa.

-no me molesta el que no puedas pasar tanto tiempo conmigo, comprendo que debes tener mucho trabajo, así que no tienes que presionarte ¿sí?

Alzó la vista y la clavó en la mía, tiene la ceja alzada y una pequeña sonrisa que yo devolví un poco más ampliamente.

-ya me falta poco, así que no tienes que preocuparte- me contestó regresando la vista a sus papeles- puedes ir a descansar.

Lo pensé un poco y asentí, saliendo del lugar. No tarde más de 10 minutos en lo que fui a la cocina y regresé a donde él. Entre sin tocar, pues no podía hacerlo.

-entonces será mejor que te mantengas bien alimentado, no queremos que te de un, no sé, un aire, esos son re malos pa la salud- dije extendiéndole la taza que traía- calenté el chocolate que hicimos hace rato, como no nos dio tiempo de tomarlo pensé que ahorita sería cuando para beberlo.

FusionadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora