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Neo Tokyo, 2098

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ Todo parece tan efímero, la vida es un efímero segundo y la felicidad solo una millonésima parte de ella, pero sin embargo parece que en mi caso esto se reduce a un menos.

Fue todo lo que pudo comentar mientras se levantaba del lecho qué compartía con Toji, peinando sus cabellos y dejando un beso en su frente. Caminando hasta encontrarse con Shōko, Kento y Choso. Eran pasadas las 3 de la mañana y les había pedido que se reunieran con él.

Lo hicieron sin dudar y al encontrarse, solo pudieron ver el estado demacrado del albino, sus propios ojos lo estaban matando lenta y dolorosamente.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ Seré rápido... tienen que irse de aquí antes de que él sol se ponga, tomen a los niños y adentrense lo más que puedan en el bosque, Naoya vendrá y al único que debe ver es a mi, si ve a más, su furia aumentará, así que tomen todo lo que puedan y váyanse.

Los tres ahí de pie se observaron con profundo dolor, querían decirle que el igual podía escapar, pero parecía decidido a aceptar la peor parte el solo. Torcieron sus labios, cuando de pronto distinguieron a aquel azabache de cabello corto, sus ojos verdes se alumbraba en la oscuridad y no tardó en unirse a aquella conversación.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ Es una estupidez Satoru, no voy a dejar que te sacrifiques por todos...

Y más cuando de nuevo había sido su culpa el dejar vivo a su hermano, quizás le dolía demasiado el matar a su propio hermano menor.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ No es discusión Toji y tu igual debes irte, tu hijo te necesita.

Había tocado la fibra sensible del azabache, porque lo estaban obligando a elegir de nuevo, ¿no podía simplemente salvar a ambos? ¿Qué los 3 fueran felices y ya? No, parecía que pedia demasiado, un mes era el máximo de felicidad que se le podía conceder a alguien como él.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ 'Toru... no, no me hagas elegir...

Agachó la mirada y Satoru no pudo voltear a verlo, porque sabe que su decisión flaquear y ya no se lo iba a permitir, si podía salvar la vida de todos ahí lo haría, de todas formas, ahora sabía que sería recordado por gente que quería, quizás no sería el siguiente Akira, pero... eso estaba bien.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ No te estoy haciendo elegir Toji, yo ya decidí por todos, se van todos antes de las 6 de la mañana y no es discusión, así que guarden sus cosas.

Y un segundo azabache de cabellos largos y sedosos se unió a aquella conversación, sabía que cuando Satoru decidía algo poco y nada había qué hacer, por lo que a pesar de la mirada de Toji sobre el albino, lo abrazó, dándole un besó en los labios de manera corta y breve. Se separó y peinó sus cabellos blancos, dejándole ver sus bellos ojos, los cuales podía sentir que dolían.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ Gracias por tu esfuerzo Satoru, esperaremos a volverte a ver... vuelve cuando acabes ¿si?

Satoru cerró los ojos y dejo correr aquellas lágrimas, para asentir, mientras Suguro se separaba de él, apesar del tiempo y de las peleas/discusiones, Suguro lo conocía mejor que nadie y entendía qué su corazón se rompía un poco más con esta decisión.

Todos entendieron con esas palabras de Suguro y se retiraron a hacer aquellas maletas, tenían que salir antes de las 6 y ya eran las 4 de la mañana, nadie más dijo nada, simplemente se retiraron en silencio, a excepción de Toji. Satoru se giró para por fin ver a quién sería su esposo, quizás en alguna otra vida.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ ¿Cuando te volveré a ver?

Aún miraba al suelo, le dolía y si, también estaba llorando, detestaba las despedidas, le paso con su ex esposa y ahora con Satoru. Pronto sintió las manos de Satoru en su rostro y pudieron verse a los ojos, a ambos les dolía, pero Toji entendía qué no era algo que había tomado a la ligera, no, había pensado en ello.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ Quizás en otra vida... cuando ambos seamos gatos.

Ambos rieron por lo bajo y se abrazaron con fuerza, mientras dejaban que las lágrimas corrieran libremente por sus mejillas, ¿Por qué las malditas despedidas siempre eran tan dolorosas?

Volvieron ambos a su habitación, Toji se sentó, apoyando su espalda en la pared, pronto haciendo que Satoru se sentara en sus piernas quedándose en aquel cómodo silencio, mientras ambos contaban el tiempo que les quedaba. Acariciando sus cuerpos lentamente, cada zurco, cada vena, memorizaban sus aromas, la suavidad y tamaño de sus manos, sin decir nada más.

Las horas pasaron, los ruidos se hicieron más notorios, Satoru se levantó y ayudo a Toji a levantarse, yendo a la habitación donde todos comían tomados de la mano y verlos, los niños aún dormidos, en brazos de aquella gente que le había salvado en más de una forma. Satoru soltó la mano de Toji y supo que era momento de dejarlo ir.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ No salgan del bosque y busquen refugió, guialos Toji, conoces bien este lugar...

Toji se giró y en un acto impulsivo lo tomó de la cintura para besarlo, todos sintieron el dolor de aquel beso, aquella despedida de dos amantes qué habían pasado la vida buscandose y ahora que por fin se encontraban, se tenían que decir adiós.

Se separaron de aquel beso y Toji fue hasta Choso qué cargaba a Megumi, el lo llevaría.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ Síganme...

Ordenó el azabache de cabellos cortos, todos comenzando a seguirlo, mientras todos le hacían caso, perdiéndose entre la negrura de aquel bosque, sin voltear a tras, lo cual Satoru agradeció, pues al fin pudo romperse en aquella soledad, sus lágrimas cayeron al igual que el, aferrándose a los recuerdos qué ahora solo permanecía en su cabeza, aquellas manos cálidas y gruesas recorriendo su cuerpo, las risas de los niños que sonaban tan melodiosas y azucaradas, el olor de Shōko a cigarrillos, la voz de Nanami regañando a todos, la de Choso al gritarles a los niños "¡CUIDADO!" y Suguro, el cómo siempre qué se veían sonreía al punto de que sus ojos se cerraban al completó, la forma en la que pronunciaba su nombre.

Había tenido el mejor mes de su vida, podría morir en paz, ¿cierto?

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ Gracias por todo chicos, niños... Toji...

Se levantó y entonces comenzó a escuchar el bullicio de gente armada acercándose a donde el estaba, limpiando sus lágrimas y quedándose sentado en aquel lugar, esperando por su final, con una sonrisa llena de satisfacción, pues había encontrado a la familia perfecta para él y ahora la estaba protegiendo. Hacía lo correcto.

Pronto lo rodearon y apuntaron a él con sus armas hasta que Naoya apareció, dándole un puñetazo en la mejilla para tirarlo, apoyando su bota militar en el centro del pecho del albino.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀─ Juro que haré tu estadía más insoportable qué en el infierno, pagaras por todo lo que hizo Toji y te juro que acabarás en frascos de formol, porque así es la única forma en la que saldrás de nuevo... ¿quedo claro?

Satoru solo asintió, sin tocarse la zona qué había golpeando aquel rubio, mientras le eran colocadas unos grilletes tanto en las muñecas como en los tobillos y cuello, conectándose todas, siendo arrastrado hasta aquél infierno de nuevo.

CONTINUARÁ.

𝐊𝐈𝐍𝐆 ; 🜲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora