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No es que JungKook estuviera dormido del todo, tampoco estaba completamente despierto, de hecho, solo lo suficiente como para ronronear gustoso mientras refregaba su mejilla en el pecho desnudo bajo él, que subía y bajaba de manera calmada.

Gimió cuando sintió unas manos más que conocidas acariciando sus cabellos con cariño, una de ellas hundiendo sus dedos en sus hebras y otra rascando su nuca y omóplatos. En búsqueda de más cariño, como si aún luego de siete años seguía siendo un adolescente hormonal, se removió sobre el otro cuerpo, envolviendo una estrecha cintura entre sus brazos sin intenciones de soltarla.

Una risa bajita hizo vibrar el pecho y por ende hizo cosquillas en su mejilla, a su vez que su somnolencia iba disminuyendo. Frunció fastidiado su ceño cuando, en un intento de abrir sus ojos, la intensa luz de la mañana apuntaba hacia ellos de manera dolorosa, con ello enterró aún más su rostro en el pecho ajeno mientras intentaba acostumbrarse a la claridad.

Cuando al fin abrió uno de sus ojos y pudo mantenerlo así por suficiente tiempo como para detallar el ambiente, se asustó. No estaba en la habitación de su omega, tampoco estaba en su habitación, mucho menos en la cabaña ahora suya en la que prácticamente vivían, en cambio, lo primero que vio fue una puerta transparente que daba hacia un balcón, que incluso desde la cama tenía una vista esplendida de una enorme cascada cuyo estruendo vino a escuchar luego de verla.

La gran caída de agua podría prácticamente ser parte del jardín de esa casa, pronto reparó en las rocas visibles a los costados, eran negras pero encima una medianamente gruesa capa de nieve las pintaban de blanco, lo mismo con el barandal y el balcón en si. Detalló el cielo, había sol, pero también había neblina que hacía del ambiente algo sombrío pero no aterrador, la luz hacía que cualquiera pudiera disfrutar del lugar.

Aún así se asustó.

Alzó solo un poco su cabeza, detallando más su alrededor, estaba en una habitación elegante, parecía una mansión pero no era tan moderna, todo era asombroso, pero nada era lo que él habitaba, así que aún no podía dejar de estar asustado.

Se removió en los brazos de quien sabía era su omega.

‒ ¿Jin?‒ Las manos retomaron sus caricias, tranquilizándolo enseguida mientras un aroma a bizcocho de leche y mantequilla se instalaba en la punta de su nariz de manera agradable, cerró sus ojos inconscientemente antes de enterrar su rostro en el cuello ajeno.‒ Jin, ¿dónde estamos?

Una risa un poco más sonora vibró bajo él.

‒ Estamos en Rumanía, Kookie.‒ La voz hablaba tan calmada y armoniosa que lo relajó de manera significativa, aún así se volvió a tensar al reparar en la respuesta.

‒ ¿Qué...? ¿Qué hacemos en Rumanía?‒ Presionó un puchero en la piel desnuda del hombro de Jin al sentirlo reír cada vez más estruendosamente.

‒ Es nuestra luna de miel, mi amor.‒ Inhaló de manera ruidosa y abrió sus ojos de golpe.

‒ Oh, por la Luna.‒ Exclamó mientras salía de su escondite y se apoyaba en sus mano para ver de frente a su omega, este tenía una pequeña sonrisa en su rostro, sus mejillas como siempre abultadas alrededor de esa tierna boquita en "v" mientras en las comisuras de sus ojos y en lo hinchados y rojizos labios se notaban los restos de la noche anterior.‒ Jin.‒ Esta vez su mirada bajó al cuello de su omega, donde una mordida un poco roja e hinchada apenas empezaba a curar en el lado derecho, sus comisuras temblaron y un sentimiento de satisfacción de instaló en su pecho.‒ Jin.‒ Repitió, esta vez un poco más bajo mientras sus ojos viajaban a su mano propia, la cual estaba apoyada a un lado de la cabeza del mayor, un anillo dorado y reluciente envolvía su dedo anular.‒ Jin, nos casamos.‒ Afirmó, más para sí mismo.

‒ Si, corazón.‒ La sonrisa de Jin era aún más grande mientras veía los brillantes ojos de Bambi de su alfa y esposo, seguía siendo un niño aún a su veinticinco.

El omega con ternura llevó su diestra a la mejilla del alfa, acariciando la cremosa piel con su pulgar mientras su sonrisa se agrandaba, cuando una pequeña cicatriz en el pómulo de su esposo le hizo recordar ese momento en su pasado del que JungKook siempre se avergonzaba. Dejó que el menor tomara su diestra y la sujetara en bandeja mientras contemplaba igualmente el anillo dorado que también envolvía su anular.

‒ ¡Jin!‒ La sonrisa de JungKook era enorme cuando empezó a dar numerosos besos al dorso de su mano.‒ ¡Jin! ¡Nos casamos!‒ El menor reía como un niño cuando se lanzó hacia el mayor una vez más y se abrazaba a él como una garrapata gigante.

Sus piernas se removían y pataleaban con emoción y las risitas no cesaban aún mientras daba besitos a la marca en su cuello, Jin también reía, compartiendo sus emociones. Abrió sus piernas cuando la posición empezó a ser fastidiosa, permitiendo a JungKook ubicarse entre estas.

Pronto, los finos y suaves labios de su alfa se posaron sobre los suyos en un tierno beso donde apenas se movían, Jin posó ambas manos en las mejillas de JungKook, lo sentía temblar sobre él, su alfa estaba sintiendo espasmos quizás por la euforia del momento, él lo sentía en carne propia, después de todo, la marca ya estaba hecha.

JungKook recordó claramente la noche anterior, hace un par de días su boda se llevó a cabo y al día siguiente partieron en avión hacia Rumanía para pasar su luna de miel. Esa noche lo hicieron, pero había algo distinto que hacía de esta vez mucha más especial, ya no eran novios teniendo relaciones, eran esposos haciendo el amor.

Ah, y el que el alfa al fin pudiera clavar sus dientes en esa tersa carne, uniendo de por vida sus almas y sus cuerpos, hizo que su luna de miel iniciara de maravilla.

Pero eso no era lo único en lo que se había enfocado JungKook cuando recordó por qué estaban ahí.

De nuevo sus antebrazos se cruzaron por la espalda baja de Jin mientras daba un poco más de intensidad al beso, inconscientemente un vaivén inició cuando movió sus caderas, refregándose contra toda la ingle del mayor.

Este gimió mientras se separaban del beso con un chasquido. Jin estaba rojo, pero aún así mantenía su mirada unida a la de JungKook, duraron un rato así hasta que el menor habló.

‒ Jin.‒ Se acercó un poco más al rostro de su omega, retomando sus movimientos.‒ ¿Ya podemos tener cachorros?‒ Un jadeo salió de sus labios mientras intensificaba las simulaciones de embestidas.

El nombrado rió, besando los labios del menor repetidas veces antes de responder.‒ Sí, mi príncipe, ya podemos.

Dicho eso, cruzó sus piernas por detrás de la cintura de JungKook y este tenía una mirada determinada en su rostro mientras bajaba un poco y se alineaba en la entrada aún dilatada de su esposo.

‒ ¡Entonces te llenaré de cachorros, mi omega!‒ Dijo el menor entusiasmado mientras se introducía.

Jin solo pudo reír y gemir al mismo tiempo, ya estaba acostumbrado al tamaño que adoptó su alfa con el tiempo y aún así se sentía como si fuera la primera vez.

Fue entonces que los gemidos y gruñidos le hicieron compañía al estruendoso sonido de la cascada y una vez más SeokJin y JungKook se expresaron con el cuerpo todo el amor que han ido recolectando desde que se conocieron, sumando el factor "marca" y "casados".

Aunque la activa vida sexual de la pareja, cuyo omega había dejado de tomar anticonceptivos desde la boda, iba a verse interrumpida más adelante por un nuevo factor.

"JeongSan".

Pero la escritora no sabe nada de bebés así que mejor hasta aquí lo dejamos.


No voy a viajar a ningún lado pero debo pasar una semana de cuarentena radical yo solita en casa, jajshas, no se preocupen sé cocinar, como sea, ando escribiendo un O.S KookJin que es un poco... Jaj, bueno, equis, aquí les dejo un extra de post-luna de miel. c:

No es tan Malo ♡ KookJin FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora