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Antes...

Hace casi cuatro años, después de los exámenes chunnin fue cuando las cosas cambiaron horriblemente para el.

Aunque se había disculpado con todos los participantes, ninguno lo perdono en realidad.

Incluso había escuchado a muchos decir que eran un tramposo, pero que no tendría consecuencias por ser el hijo del gran hokage. Eso le molestaba.

Al llegar a su hogar era la misma tortura, su madre le miraban con decepción, y mantenía a su hermanita lejos de el.

Las misiones con su equipo eran peores, ya que nadie confiaba en ellos, incluso la propia Sarada le había echado esto en cara en un arranque de enojo.

Al principio había optado por ignorar todos los comentarios, pero cada vez le atormentaban mas, por lo que, sin que nadie lo supiera comenzó a realizar pequeñas "travesuras" un poco mas grandes.
Dejo de reunirse con su equipo u compañeros, odiaba que hablaran de el como si no estuviera.

Se concentro en hacer sus pequeñas jugadas, e incluso llego a tener mas problemas con la gente.

El punto crítico había sido cuando su padre le había descubierto...

Lo mando a llamar a la torre del hokage y tuvieron una gran discusión, que concluyó con que había sido echado de los shinobis, ahora tendría que ser un chico normal y cooperar en la aldea, además de hacer trabajo voluntario para pagar sus juegos.

Y las voces de las personas no se detuvieron.

Muchos para los que trabajo aprovechaban el echo de que su padre no lo defendiera para darle pequeños tratos cueles, y amenazarlo con darle una queja mas grande a su padre, por ello siempre se callaba y simplemente trabajaba.

Aun no entendía por que la gente lo trataba tan mal por una simple trampa.

Ese día, después de terminar con su trabajo y que las manos le dolieran como los mil demonios por tanto trabajo: tomo su decisión.

Huir...

Llego a su hogar, y ni siquiera hablo con su familia, solo subió a encerrarse en su habitación, colocando seguro a su puerta para que nadie entrara.

Comenzó a organizar sus cosas, sin hacer caso a los constantes llamados que daba su hermana para la cena.

Después de unos minutos la voz de su hermana fue sustituida por unos exigentes toques a su puerta: era su padre quien lo llamaba.

-Boruto, hima lleva un rato llamándote al menos responde- regaño Naruto tratando de abrir la puerta de su hijo.

-Bien, no tengo hambre, ahora lárgate- le respondió el menor desde el otro lado, mientras metía ropa en su mochila.

-Boruto, no es de buena educación responder de esa forma- dijo el mayor.

-¡Vete al demonio, viejo!- grito el rubio menor desde el interior del cuarto.

Esto solo hizo enfadar mas al mayor, y de una patada derribo la puerta.

Boruto alcanzo a esconder su mochila bajo su cama.

-Basta, ya me canse de tu actitud tan infantil, extenderé el castigo por otros tres meses, no habrá salidas, videojuegos ni nada- hablo Naruto colocándose firmemente frente a su hijo.

-Tsk, has lo que quieras, ni siquiera tengo a donde ir, y esta cosa ya no la uso- espetó Boruto arrojando su consola a los pies de su padre.

RenegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora