CAPITULO 23: SE ACABO

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Maratón 2/2
Narra Alex:
Estos últimos días están siendo como un mismísimo infierno, no hay noticias progresivas de Ana.
-Alex...-me llama el hermano de Ana, Gabriel-se que no lo querías hacer. Se que amas a Ana y a Martina mas que a tu propia vida-y que verdad...-Gracias por estar aquí.
Simplemente sonrió, con Gabi siempre he tenido una relación de amor-odio, siempre me ha querido, siempre me decía que si hacía algo a su hermana, me las vería con el, así era nuestra amistad.
-Alex, puedes pasar a verla-me comunica su madre. Asiento y voy hasta su habitación.
Entro despacio a la habitación, aún sigue durmiendo como el primer día.
-Ana...tienes que despertar-limpio las pequeñas lágrimas que comienzan a salir-Martina te echa mucho de menos, no para de preguntar por ti. Todos estamos muy preocupados.
Beso su frente, su nariz, y salgo de la habitación, y así todos los días.
-¿Cómo que ha sido un accidente provocado? ¿De que habla agente?-escucho que dice aterrorizado el padre de Ana.
-¿Qué pasa?-pregunto una vez he llegado a ellos.
-El agente ha venido a tomar declaración a Ana, debe ser que alguien corto los frenos-No, no, mierda. ¿Qué? ¿Quien haría eso?
-Eso es imposible-digo en un impulso.
En un pronto las palabras amenazantes de Gabriela vienen a mi cabeza. Te dije que no me la jugaras. Estuviste con ella, no pienso continuar con este juego Alejandro.
Sin decir nada más, salgo del hospital y me dirijo a la empresa, esto se acabo no pienso seguir jugando.
Por más que subo al quinto piso, mis nervios aumentan, mis ganas de pegar puñetazo a lo primero que vea aumenta.
Llego a la oficina del señor Monterrey.
-Este juego se terminó, no pienso seguir con ese estupido juego. Se termino-entro dando un portazo tras de mi.
-¿De qué hablas Alejandro?-se levanta de su asiento.
-Qué no pienso seguir con esto-cojo el contrato y con más ganas que otra cosa, lo rompo-Ya no hay contrato, no hay nada que seguir. Recoge todas tus cosas, y no vuelves a pisar un solo pie en esta empresa.
-Alejandro, te dije que si tú incumplías perjudicas a la empresa de tu padre.
-Me da igual, lárgate.
-Piénsalo.
-¡Que te larges!-le grito, el reacciona y comienza a recoger sus cosas-¿Donde está tu hija?
-¿No estaba contigo?-niego-Estará en casa.
Salgo a toda prisa y conduzco a la casa de Gabriela.
-¡Gabriela!-chilló tocando la puerta, al final, ella abre la puerta-¡¿por qué?!
-¿Qué pasa amorcito?
-No juegues conmigo, ya estoy cansada, has sobrepasado todos los límites. Te lo advertí, tú y yo no tenemos nada que ver ya, no hay contrato, no hay nada.
-Eso jamás-contesta arrogante.
-Me da igual lo que pienses-cuando ya voy a salir de la puerta, me giro y le amenazo-te juro que si vuelves a hacer de las tuyas, no voy a tener compasión, te voy a matar con mis propias manos.
-¡No te pienso dejar ser feliz con esas bastardas!-grita.
-Te acercas a ellas y te juro que vas a pasar el resto de tu vida pudriéndote en la cárcel.
-Eres un cabrón-me dice.
Salgo de la casa y conduzco hasta casa de mis padres. Llevo sin ver a Martina desde el accidente, la pobre no para de preguntar, mis padres se han preocupado en estar con ella.
-Papi, te echaba de menos-me saluda al verme.
-Yo más hija-le soy un beso.
-Papi ¿mami está malita?-pienso en cómo debo de decirle, no quiero que se sienta mal.
-Mi amor, tú mami se encuentra un poquito malita, pero te prometo que a partir de ahora no nos vamos a separar nunca más.
-¿Vamos a volver a ser la familia que éramos?
-Te lo prometo.
Martina y yo hemos estado toda la tarde juntos, jugando. Ella me hace olvidarme de todo lo malo que hay fuera, mis padres han aprovechado para ir y saludar y apoyar a los padres de Ana. Clara ha querido ir también a ver a Ana.
Duermo a Martina en mi cuarto, se ha quedado frita, ha venido también Nico a estar con nosotros, y se han quedado ambos durmiendo mientras le leía el cuento.
Me tumbo a su lado, y sin antes de besar el cuadro de Ana, y pedir que se ponga bien, quedo durmiendo.
Todo volverá a ser como antes. Te lo prometo Ana.

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