3; La ciudad

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Estaba muy confundido, todo había pasado muy rápido. Un hombre tocando a mi puerta por la madrugada, yo dejando que se quede, despertando y haciéndole desayuno, invitándole a que vivir en mi casa, regalándole ropa y ahora tomándose un baño en mi ducha.

Estaba encantado y algo sorprendido con el chico, Harry es su nombre. Era cierto que tener compañía era bueno, ya que estar solo en la mitad del bosque no siempre es divertido.

El chico era misterioso y... raro, sin embargo no me gustaba preguntar de más o meterme en los asuntos de las demás personas. Ayudé al chico porque realmente parecía perdido y desorientado, no parecía de por aquí.

Mientras él se daba un baño decidí sacar mi libro de cocina favorito y encontrar alguna receta que me apeteciera para hoy. Hojeé el libro por unos segundo hasta toparme con una receta de hamburguesas caseras y fáciles, tenía todo menos el pan por lo que tendría que ir a la ciudad. Era temprano así que no había prisa para ir y volver.

Salí de mi habitación en busca de Harry para preguntarle si tal vez quería acompañarme al pequeño viaje. Mientras cerraba la puerta, escuché la del baño abrirse y cerrarse, después unos pasitos apurados y luego otra puerta cerrándose fuerte. Reí bajo al darme cuenta que se trataba Harry huyendo de mi vista.

Mientras Harry salía de su ahora habitación, busqué las llaves de mi auto y un par de bolsas para las compras, me dirigí al auto y le saqué de encima la cubierta de tela. Volví a la casa y Harry yacía en el sofá como un niño pequeño y vestido con las prendas que le había regalado, aunque parecía muy ajustado e incomodo con ellas. Llevaba nuevamente una sudadera pero esta vez color negro, unos Skinny jeans demasiado apretados que... tuve que apartar rápido la mirada, y el único par de tenis que le ajustaron, con su cabello rizado goteando y sus labios rojos por el frío. Se veía genial, tanto que comenzaba a sonrojarme sin más.

-Emmh... Veo que necesitarás ropa de tu talla. - Él asintió. Trataba de distraerme y bajar mi sonrojo. 

-Es ajustado pero está bien- Contestó con timidez y sonreí por eso.

-Venía a preguntarte si te gustaría acompañarme a la ciudad, iré de compras. Puedes quedarte si eso quieres. -Tenía ilusión de que me acompañara, esperaba que fuera así.

-Claro, me encantaría conocer la Tie... La ciudad. -De un momento a otro el chico estaba muy nervioso pero no le tomé mucha importancia.

-Excelente, vamos a mi auto. -Salimos juntos, cerré la pesada puerta de madera y subimos al auto.

Arranqué el coche y nos dirigimos a la carretera que llevaba a la ciudad. Él parecía encantado con el camino y los autos que también transitaban junto a nosotros. Para alejar el silencio conecté mi celular a las bocinas del coche y se lo extendí para que eligiera una cancion.

-Puedes poner lo que te guste. -Ofrecí con una sonrisa y tomó el telefono dudoso.

-Yo no sé usarlo. -Contestó avergonzado y me golpeé mentalmente.

-Lo siento, no quise... -Traté de disculparme.

-No te preocupes, no conozco mucho de aquí. -Habló más animado. Empezaba a creer que el ojiverde hablaba entre líneas.

-Pues si aceptas, podemos modificar el viaje y enseñarte un poco la ciudad. -No me molestaba para nada lo que le estaba proponiendo, ya que ahora era un" hombre libre" y que mejor que andar por la ciudad un rato.

-Me encantaría. - Sonrió y por primera vez noté el par de hoyuelos en sus mejillas.

-Lindos. -Apunté con la mirada los hoyuelos y el solo río marcándolos más.

-Gracias, t-tus ojos tambien s-son lindos. -Alagó. Sentí el calor subir a mi cabeza y a la vez reímos juntos.

Habíamos llegado a la ciudad hace unos minutos y el rizado con ojos curiosos y llenos de brillo observaba todo desde el auto, me estacioné en el supermercado y salimos en busca del pan y algunas otras cosas para aprovechar que ya estábamos aquí. Al estar dentro, el rizado no dejaba de preguntarme sobre cada cosa lo cual era extraño.

Al terminar las compras y ya en el auto, conduje hasta el centro comercial más grande de la ciudad. Pasamos un rato recorriéndolo hasta llegar a las tiendas de ropa. Me adentré a mi favorita y apresuré a Harry hasta mí, pero no estaba por ninguna parte. Asustado y con el extraño sentimiento de querer protegerlo, recorrí la mitad de la tienda hasta llegar a la sección de ropa "femenina" y sin esperarlo estaba ahí, observando una falda azul cielo.

-¿Harry? - Volteó asustado y sonreí . 

-¿Te gusta esa? -Le pregunté tomándola. No soy para nada fanático de juzgar, porque muy bien sabía como era que lo hicieran contigo. En realidad hasta a mi me gustaba esta ropa desde hace mucho.

-Yo se que aquí no es muy bien visto que yo use esa ropa asi qu-. 

-Oh, no, Harry tu puedes usar lo que te plazca, no pienses eso. -Tranquilicé al chico.

-Incluso yo tambien quiero una, espera que llamo a la señorita para que nos ayude con tu talla. -Dejé un momento a Harry y pregunté por ayuda a una tierna joven de ojos marrones, trabajadora de la tienda, y con gusto aceptó.

-Queremos una de estas. -alcé la falda. -Pero no sabemos la medida adecuada para él. -Señalé a Harry. Ella asintió, sacó una cinta y midió la cintura del rizado con timidez, para posteriormente descolgar una de las faldas. 

-Esta le quedará perfecta. -Sonrió y agradecí su ayuda.

-Bien, ahora vamos por lo que falta. -Tomé su mano con suavidad y seguimos recorriendo toda la tienda importando poco como algunas personas nos miraban.

Me gustaba ver los hoyuelos de Harry cuando salía del probador y me mostraba tímidamente las prendas que llevaba. Su presencia era como aire fresco, limpio y con olor a nubes. 

No me "dolía" gastar en Harry, ni en ropa. Cuando tomé la decisión de mudarme a la cabaña que antes pertenecía a mis abuelos, me preparé y traje el suficiente dinero para vivir un año con todo el lujo que quisiera darme. Estaba tan cansado de trabajar como "el joven jefe de Tomlinson's Emp." Sin nada de momentos libres y tan estresado que después de años sin ningún descanso, le hice caso a mi hermana Charlotte de vivir en completa paz y tranquilidad en medio del bosque.

Unas dos horas después de estarnos probando ropa y zapatos en diferentes tiendas, salimos directo a la sección de comida y mis ojos no tardaron en iluminarse al ver mi restaurante favorito "Cheers", hace mucho que no llegaba porque me avergonzaba ir solo, ya que era un lugar popular para las parejas enamoradas, así que únicamente me limitaba a pedir y que lo llevaran a mi oficina. Pero ahora estaba conmigo Harry y hasta estos momentos podía confirmar que su compañía me era grata.

El restaurante era prolijo en sus platillos, eso era lo que me fascinaba y hacía que nombrara a este, mi favorito.

Sin notarlo tenía a Harry de la mano pero su tacto no me desagradaba para nada y al parecer a él tampoco. Lo guíe hacia el restaurante y rápidamente nos atendieron al mencionar mi nombre, era un buen cliente, por lo cual tenía tratos especiales. Este no era el más "elegante" por asi decirlo, por lo que no había miradas "raras" al andar en ropa de diario.

Nos sentamos en una mesa cerca de un pequeño escenario en el cual tocaban por la noche, ya que el centro comercial era de los pocos que cerraban hasta tarde. Harry estaba muy callado, por lo cual decidí hablar mientras traían las cartas.

-¿Te gusta?, es mi restaurante favorito. -Pregunté en voz baja y el subió la mirada con una pequeña sonrisa.

-Sí, es muy bonito. -En su mirada había cambiado algo pero no podía descifrar que era.

Iba a seguir hablando pero un mesero llegó a nuestro lado con las cartas en mano, ordenamos y en pequeñas platicas comimos tranquilos.


Aquí ya empezaran a tener más confianza y acercamientos!!! 

Gracias por leer, recuerden que mañana habrá otro capítulo.  :D

ATTE. Dan :P



Ángel sin lugar... Yo te daré un hogar |LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora