Si lo quieres...

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-...Es mi imaginación o Makio-Chan se ve un poco...—Kise entrecerró su mirada.

-...¿Asustada? —Terminó Aine, riendo ligeramente—...Sí. Lo está.

-...¿Eso es siquiera posible? —Habló Kasamatsu, limpiando el exceso de gel en sus manos.

-...Si le digo que Makio nunca logró descifrar sus movimientos...—Miró fijamente a Zafiro—...Hasta ahora, creo que es la única persona que ha podido traspasar el bloqueo de Makio...—Al oírlo, tanto Kise como Kasamatsu, jadearon sorprendidos.

¿Enserio se podía hacer?

La defensa de la peli-morada era similar a la de Murasakibara y eso que al Seirin le costó mucho traspasarla, y si no fuese por la zona, no lo hubieran conseguido.

¿Entonces la defensa de su as no era tan buena como pensaban?

No, no podían meterse eso en la cabeza ahora. Podría generar desconfianza, y eso...

Aine se dió cuenta de su lucha mental, por lo que solo sonrió de lado. Pensar en ganar no siempre era lo correcto.

Lo importante era el progreso que se lograba con un error.

Makio siempre había hecho eso. En su corta vida, los errores siempre la perseguían, pero ella los tomaba y los convertía en fortaleza.

Eso era lo que admiraba en su hermana. Y, el solo hecho de verla ahí, con sus ojos llenos de miedo, era una buena señal para él.

-...¡Satsuki! —Exclamó ella, llamando la atención de su sorprendida compañera—...¡Encárgate de Zafiro-San!

-...¡Hecho! —Asintió y se apresuró a cubrirla, justo en el momento en que recibía el pase.

Aoi tenía que admitir que era una buena decisión, ya que, Satsuki al ser el pseudo-ojo de emperador, podía determinar sus movimientos un poco antes de que los hiciera.

Makio esperaba que funcionara, pero la sonrisa que la chica dió, no le gustó.

-...Se confían demasiado...—Murmuró y volvió a moverse rápido. Satsuki se adelantaba a sus dribleos, pero mientras lo hacía, se tropezó y cayó de bruses al piso, sorprendida—...Me lo ponen muy fácil...—Ríe y avanza mientras la menor se levantaba, viéndole con molestia—...Uno más y estamos dentro de terreno peligroso...—Murmuró y dió pase a Lissbeth, quien fué bloqueada de inmediato por una sonriente Minori.

-...Nononononono...—Makio tragaba duro. Estaba demasiado cerca.

-...Akatsuki-San...—Habló la gemela, viéndole, seria—...Haré lo que pueda.

-...Te lo agradezco...—Asintió a sus palabras, preparándose para lo que pudiese suceder.

Para Candy, era realmente sorprendente el hecho de que la chica a la que siempre consideró como un obstáculo, se mostrase tan asustada frente a todos. Aunque quizás no era consciente de ello. Si ella estaba así, era porque en verdad era muy serio.

Con las manos tras su espalda, Zafiro continuó avanzando, sonriendo al estar más cerca de su objetivo. Candy tragó saliva, sintiendo la presión de la chica, era difícil no sentirla.

Levantó una mano, recibiendo el balón y miró a la gemela. Uno, dos, tres, rebote, dribleo, rebote y adiós. El balón desapareció de la vista de la Kumina, sin embargo, volteó rápido, saltó y lo tocó con las yemas de sus dedos, cambiando su trayectoria y sorprendiendo a la pelinegra. Mas eso no evitó que se estirara y recuperara el balón, yendo trotando hacia la peli-morada. Junto a ella iban Mirna y Rü, quienes se colocaron a los lados de Makio. Akatsuki las miró de reojo a ambas y luego a la pelinegra.

Mi Tiempo Con Ella (GOM Femenina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora