Ahora no sólo comparten habitación, también el cuidado de un niño de dos años.
Jungkook y Yugyeom, totalmente desconocidos y diferentes, uno hetero y mujeriego, uno homosexual y con un sentido fuerte de la responsabilidad, nunca pensaron que termina...
Yugyeom atrajo más a Jungkook haciendo que el agua se regara en la tina.
—Voy a tallar tu espalda bebé— le dijo.
Jungkook no dijo nada a pesar de que se encontraba bastante nervioso por las atenciones del menor y sólo lleno de espuma la cabeza de Eunwoo que chapoteaba jugando con los animales de hule.
Tarde, Jungkook no podía creer la hora, se levantó como un rayo y se vistió rápido.
—¡Yugyeom!— le gritó al mejor para despertarlo— es tarde, te toca cambiar a Eunwoo y llevarlo contigo, tengo que irme.
El menor aún medio dormido asintio. Jungkook le dió un beso en los labios y salió despavorido hacia la escuela.
—Sólo somos tu y yo contra el mundo bebé.
Levantó a Eunwoo y empezó a cambiarlo con un traje de conejo, ya estaba algo grande pero siempre se veía lindo cuando lo vestían de animalitos.
Pidió pollo frito porque no tenía ganas de entrar a la cocina, ese no era su espacio, y rápidamente fue a abrir cuando el timbre sonó, esperaba su pollo pero en cambio sólo vio a la madre de Eunwoo.
—¿Que estás haciendo aquí Yeridia?— le preguntó entrecerrando la puerta para que Eunwoo no la viera.
—Necesito dinero.
—¿Perdón?
—Que necesito dinero y tú me lo vas a dar.
—¿Te has vuelto loca?, Yo no te voy a dar nada— le dijo molesto— regresa por donde viniste.
—O me das mi dinero o me llevo a Eunwoo, tu eliges.
—Pero si tú me lo dejaste, no me lo puedes quitar.
—Claro que si, pediré la custodia y si alego que eres gay y sales con tu compañero de cuarto no se tardarán mucho en dármela.
—¿De dónde sacaste eso?
—Los ví besándose ayer, así que dime dónde te anoto mi cuenta para que me deposites el dinero fue merezco por darte a Eunwoo.
Yugyeom gruñó y le pasó su teléfono.
—Haz una nota ahí, pero tienes que prometer que no molestarás.
—Mientras me llegue la mensualidad no lo haré.
Yugyeom volvió a gruñir— bruja —le dijo— vete, te depositaré al rato.
Ella sonrió y le dió unas palmaditas en sus mejillas— Gracias bebé— luego le beso y antes de que el pelinegro pudiera hacer o decir algo, la mujer se fue.
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