Cap14- Sola Parte 2

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Día Actual

Estaba vendada, me habían quitado la funda negra.

¡Qué!  ¿vendada? ¿Desde que
estúpido momento me vendaron?, no sentí cuando entraron.

Estar encadenada, cansaron mis brazos, ya no los siento, mis piernas están sin fuerza.

Aún estoy afuera, porque el frío me golpea, pero se ve tranquilo,solo, mi mente está dando muchas vueltas.

Pero ¿Qué hago para escapar? tantas películas que ví de suspenso y terror y no me ayudan en estos momentos.

¿Qué hago?... piensa Elena, piensa.

Ya estoy recordando, pero algo me confunde, mi cabeza me puede mandar alucinar recuerdos que puedan ser que no exista y eso sí me da miedo.

Se abre lentamente la puerta, dejando que mís pensamientos se esfumen y queden a un lado.

– Te traje comida–su voz me resulta familiar, suave y tierno.

–No quiero– no entendí porque esa respuesta salió de mi boca.

– Por favor, come

¿Qué? Me súplica, que coma. No entiendo que clase de acosador en serie ¿es?

– No quiero– repetí

– Puedes morir

– Eh sobrevivido no ¿crees?

– Ni sabes cuanto tiempo llevas aquí o me ¿equivoco?

– No lo sé, déjame, no diré nada pero por favor, déjame

– Come

– ¡Déjame!– grité.

– Por favor comes

– ¡Déjame!, ¡déjame!

– Ey, que bajé la voz la policía esta por ahí cerca.

Harol debes estar por ahí buscándome, recuerdo que él está en mi mente.

– Harol– suspiré silenciosamente

-12horas restante para que se acabe y venir el siguiente día

– ¿Harol qué haces aquí?

El no acude a mi voz sino a mi cuerpo, se quedó hipnotizado, sus ojos mostraban deseo, se lamió sus labios y mostró una sonrisa pícara.

Cierro la puerta pero él la detiene, trataba de cerrarla, pero ya era muy tarde y abrió.

¿Acaso pensé que iba a ganar con la fuerza que él tiene?

– Escucha...– aclaré mi garganta– Déjame buscar una ropa– Trataba de caminar tapándome cada parte descubierta pero me tropiezo con la mesa de esta sala. Me pregunto ¿por qué esta casa es tan grande?

– Espera no te vayas a cambiar, te ves linda– sonrió

– No seas pervertido– levanté una ceja, haciendo una mueca de desprecio– Haces esta situación más difícil.

Él se esta acercando, con una mirada deseante.

– Harol ¿Qué tratas de hacer?

– Quiero que nuestros cuerpos estén cercas y ver que pasa.

El nudo de mi garganta quedó atrapado por las palabras.

El junta su brazo a mi cintura, rozaban nuestros cuerpo, atrayendo una sensación de deseo, acercó su rostro al mío, dejando su rico aroma en mi nariz, su mejillas están rojas, sus ojos están llenos de pasión, hasta que por fin me besa apasionadamente, haciendo que mís brazos cuelguen de su cuello y fluyendo un beso más salvaje. Un beso que acelera mi corazón, mi pecho subía y bajaba de la respiración agitada, mí cuerpo no se tensó, él trata de cargarme tocando la parte de mi pantie trasera, queriendo bajarla lentamente, bajo mis brazos encontrándome con su cintura, llegando al abdomen, plano, fuerte y duro, escuché su cinturón desabrocharse, pero me detengo.

– No harol, no es correcto– aclaré mi garganta de la poca respiración.

– ¿Qué? ¿Por qué?– se lamió sus labios lentamente, tomándome un mechón de mi cabellera larga.

– No lo es, por favor dime lo que viniste hacer– tratando de recuperar mi agitación.

– Solo quería verte– hizo llegar su mano a mi mejilla, acariciándola levemente.

– Ya me viste, te puedes ir por favor– bajé su manos para no sentir sus acaricias.

- Escucha no quería que esto se llevara así– se acerca un poco más, tratando de querer besarme otra vez.

– Me tengo que ir al bañar voy a llegar tarde– dije separándome de él.

– Yo te llevo– tomó mi cintura haciendo que girará a él, encontrándome con sus ojos llenos de deseos.

– Susan viene por mí– se acercó dándome un beso corto en la mejilla y llegó a mis labios.

Dejó de besarme– Okay pero se que tengo alguna oportunidad– me observó muy de cerca y se apartó dando un paso atrás.

Me hizo sonreír, no, no le puedo dar falsas esperanza.

Él solo se dirige a la puerta y me lanza un beso, voy a luchar por tí.

– Ja, ja sigue pensando que voy a caer– lo observé lentamente bajando mi mirada a su cinturón desabrochado.

Él cierra, se arregla y rápidamente veo por la ventana, está vez sí se fué, encendió su auto y se puso sus lentes.

¡Oh Dios que engreído!

Estaba sola otra vez, pero me voy apresurar.

Ya aprendí que debo salir cubriéndome por eso es que pasan muchas cosas.

¡Qué día!

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