Cap25- Recuerdos Viejos

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–¡Elena corre!

Esa voz es… esa voz es de… Tae.

Su dulce voz me atrae, me atrae a este recuerdo, o no, ¿Este es la realidad?

Estamos dentro del club, estamos
rodeados de muchos guardias, pero no muy amigables.

La mayoría de los guardias, no tienen armas.

Giro mi rostro y veo a una niña detrás de mí, una niña muy linda.

Es una pequeña, simpática de ojos color café claros, su cabellera es de color negro corto, delgada y de piel clara.

¡Ah mi cabeza! ¡mi cabeza!– mi mente se lo repite.

Ahora estamos huyendo de… de…

¿Cómo es que puedo saltar de un recuerdo a otro? Es tan real

Veo que estoy corriendo.

Corro con la niña y señalamos el auto de Tae.

Mi cabeza… ¿qué le pasa?, este recuerdo…

¿Estoy recordando el accidente?

–No te acerques– mi voz esta temblorosa, tratando de apuntar y de
girar el gatillo, si era necesario.

La pregunta es, ¿qué hago con un arma?

– Dame a la niña– responde el señor.

Acaso es…

– Para que vuelvas abusar de ella, ¡olvídalo!– le respondo, tratando de
proteger a la niña.

– Dame a la niña ¡Jovencita!– él insiste.

– No le tengo miedo señor.

– Nunca olvides mi nombre, soy Manuel y voy a ir por tí.

Llegó Tae apresuradamente para protegernos, pero los guardias que lo
tenían, le tomaron sus brazos, dándole golpes en su abdomen varias veces, sin poder defenderse, luego sus manos llegaron a su rostro, rompiendo poco a poco sus labios y dejando moretones en su entorno.

Mis lágrimas lentamente se derramaban en mis mejillas, y la niña no quería verlo en ese estado.

Tomé la decisión de aprovechar de escapar con el auto que estaba detrás de nosotras.

Apresuradamente corrimos, tomé el volante y busqué la llave donde siempre permaneció sin ser vista, debajo del asiento del copiloto.

Él me seguía, lo ví en el retrovisor de este auto tan cómodo y oloroso, el perfume de Tae está concentrado, que penetra fácilmente en mi nariz.

– ¡Esta vez no está Hendry para protegerte Niña!– gritó. De aquí noto su enfado.

Sus palabras me impactaron a pesar que el asesino estaba fuera y que aún
su muerte tiene que tener justicia.

Mientras la pequeña tenía una mirada de miedo.

–Elen, estoy asustada– decía sin parar.

El sonido de los disparos en el aire hacía una ruta más peligrosa, él trataba de darle a los neumáticos pero solo apuntaba a los espejos haciendo
que se quebranten lentamente.

– Agacha tu cabeza, vamos a salir de esta pesadilla– dije

– Si Elen,  por eso Tae te escogió como su compañera de vida.

Sus palabras era… este recuerdo es diferente, está revelando lo que pasó
dos días después de la muerte.

Miraba el retrovisor, su mirada de enojo, queriendo acercarse.

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