Cap39- Querido y Verdadero Desconocido

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Elena

Sangre

Sangre

Sangre

Mi mente está aturdida, era mucho para mi cabeza, o es que no asimilaba.

El brazo de Annie estaba sangrando, no era mucho, solo le rozó un poco... pero....

¿Por qué?

Estoy observando a todos y mi mirada viajó a mi padre, sus ojos están a la defensiva, no sabe que hacer y yo tampoco se que debo hacer.

– Elena– el chico desvío mis pensamientos.

¿Ahora que tiene que ver él con todo esto?

¿Por qué nos tiene amarrados a todos?

– Elena, Elena– lo dijo en un tono cántico– falta alguien para poder empezar hablar, ¿Ya no me acuerdas?

– ¿Andy por qué haces todo esto? ¿Por qué?

– ¡Elena no lo ves!– tiró lo primero que vió de una mesita que acompañaba un mueble abandonado y viejo–  Si, si es verdad no me reconoces muy bien ¿Cierto?– su tono se calmó.

– Eres el amigo de Coraline– la miré pero ella volteó sus ojos colocándolos en blanco.

– No exactamente Elena– fijó su mirada en mí, y caminó lentamente a dónde había dejado a Harol– Te advertí, que no te le acercaras a ella, te lo dije, y mira como estás... estás todo herido.

– Andy... Noo por favor no– dijo Harol casi suplicando.

No entiendo si Harol era quien me acosaba ¿Por qué súplica? ¿Acaso el no es el malo?

– Estás viendo todo Elena, lo hizo por tí, y fuiste una malagradecida, te cuento que él no es el desconocido.

Mi mente quería explotar, no sabía que decir.

Por favor, noo le hagas daño– dijo Harol.

– Andy, aquí esta la señora– el señor corpulento y enmascarado dijo tomando fuertemente a la señora, observó detalladamente y es...

¿Mi mamá?

– Hija– dijo.

– ¿Mamá?– dudé.

Estaba adormecida su cuerpo no respondía y andaba asqueada, sus ojos estaban rojos, su cabello estaba desordenado, me fijé en sus muñecas estaba herida y marcada, me imagino por las ataduras de este tiempo.

– ¡Eres una escoria!– dijo mi madre.

– Ya me lo han dicho mucho señora pero... pero.... ya es hora de decir la verdad, es tiempo de que todo se descubra.

¿Que verdad estará hablando?

– ¡Eres un sucio!– dijo Annie.

– ¡Niña cállate! ¿Quieres el mismo destino? a Elena nadie la toca, ví tus intenciones.

– ¿Qué intenciones? Por favor ayudala está sangrando es una niña– dije casi rogándole.

– Elena, Elena, debes aprender que no todo el mundo es bueno, pero... Si vamos al caso no deberías de odiar a Harol, él te estaba ocultando.

– ¿De quién? ¡Ah!– interrumpí

– De mi Elena.

En mi mundo él no existía. En ningún momento me recuerdo que esté en mis memorias.

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