veinticinco

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En ese momento, Ten se encontraba caminando a la par de Lee TaeYong, quien le contaba animadamente que tenía peces de mascota y hace poco había comprado dos más, a él le parecía lindo escucharlo hablar sobre sus mascotas con aquella sonrisa tan gr...

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En ese momento, Ten se encontraba caminando a la par de Lee TaeYong, quien le contaba animadamente que tenía peces de mascota y hace poco había comprado dos más, a él le parecía lindo escucharlo hablar sobre sus mascotas con aquella sonrisa tan grande en su rostro, pero, si debemos ser sinceros, la mente de Chittaphon estaba en otra parte.

Era sábado y para ese entonces, todo indicaba que Lee TaeYong era aquel que dejó la nota en su casillero. Estuvo casi un mes en busca de esa persona y ahora que parecía tenerla a su lado... no fue como imaginó.

Ten levantó una mano y la llevó a su pecho, posandola encima de donde está su corazón y apretando los dedos en su camiseta.

Nuevamente, ese sentimiento extraño se apoderaba de su pecho, era algo que no había sentido nunca y era casi indescriptible, por más que intentara, no podía pensar en alguna vez que esto le hubiese pasado.

Era... como si estuviese vacío.

— La próxima semana serán las presentaciones. -mecionó el tailandés, buscando distraerse de alguna manera.

— ¡Oh, cierto! -Lee aplaudió rápidamente con una emoción genuina, tal cual un niño.- Lo había olvidado por completo, ya quiero ver tu presentación Tennie, sé que será maravillosa.

Rió nervioso.— Gracias, eso espero.

TaeYong había empezado hace unos días a utilizar apodos, aunque a Ten no le molestaban, se sentía muy extraño que se dirigieran a él de una manera tan dulce. 

 » ¿Tú qué harás ese día? -Lee lo miró curioso.- Digo, como no tienes un grupo...

— Ah, eso... -pasó una mano por su cabello, despeinandolo un poco.- Seré el MC.

Ten mostró una expresión de asombro ante esto.— ¿En serio? -al recibir un movimiento de cabeza como respuesta una sonrisa se posó en sus labios.- ¡Eso es genial! Te irá excelente, sin dudas.

Ante este último comentario, el mayor bajó su cabeza en un vago intento de ocultar su sonrojo y aunque quiso decir algo más se detuvo al ver que el tailandés no seguía caminando a su lado. Paró en seco y entonces miró hacia atrás.

Ten se había quedado estático, su mano una vez más estaba posada en su pecho y su repiración empezaba a hacerse irregular.

— Hey, Tennie, ¿te sientes bien? -el más alto se acercó lo más rápido que pudo, tomando la mano libre de Chittaphon entre las suyas.- Estás pálido.

Ten miró su mano y las del peligris. No entendía porque le estaba pasando eso, ni qué era lo que estaba sintiendo en ese momento, pero de algo estaba seguro, más que brindarle seguridad y calma, el toque del mayor sólo hacía todo lo contrario, aumentaba ese dolor en su pecho.

Sus manos se sentían frías, no había esa característica cálidez que sentía cuando alguien toma tus manos. 

Inconscientemente alejó su mano y una expresión preocupada adornó el rostro de TaeYong.

» ¿Ten? ¿Ocurre algo? -inquirió nuevamente.

— Hyung, yo... -Lee lo miró paciente.- No lo sé, -suspiró abrumado al no encontrar una respuesta.- será mejor irme.

— No te voy a dejar ir así como así, mirate -un puchero adornaba el rostro del peligris.- incluso tus labios están muy pálidos.

Con delicadeza TaeYong posó su mano en la frente de Ten, buscando algún indicio de fiebre, más su piel estaba muy helada.

» Te voy a acompañar a tu casa y no acepto un no como respuesta.

Lee llamó un taxi y en menos de cinco minutos, ya se encontraban dentro del vehículo, Ten le dijo su dirección al joven chico que manejaba y luego se echó hacia atrás cerrando sus ojos.

Nuevamente, volvió a dirigir una mano a su corazón.

» ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? -el menor negó.- Es que... sigues haciendo eso. -su vista se posó en la mano del menor, donde la mano del más bajo se aferraba con fuerza a su camiseta.

Desde que se encontraron, Ten había hecho eso al menos unas once veces, pero las primeras ocasiones no les prestó mucha atención, ya a la quinta estaba un tanto curioso pero concluyó en que quizás era una manía, pero ahora... estaba muy preocupado.

— Sí. -su voz sonó lentamente, en un susurro casi inaudible.

TaeYong hizo una mueca y se giró para poder sentarse de manera correcta y mirar hacia el frente, su preocupación siendo muy fuerte aún.

Poco después TaeYong y Ten se encontraban frente a la puerta, el más bajo había sacado con manos temblorosas la llave que llevaba consigo e intentó abrir la puerta, pero no conseguía encajar la llave en el cerrojo.

Nuevamente, Lee formó una mueca, y con suavidad tomó la llave de la mano de Ten y lo abrió por él mismo. Ten agradeció en voz baja y se adentró en su casa.

TaeYong preguntó desde la entrada.— ¿YangYang está aquí?

— Creo que no... - contestó mirando a sus lados y notando el silencio.

— No me gustaría dejarte solo así, ¿y si te pasa algo? -el peligris miró atentamente a Ten.

— No te preocupes, no me pasará nada. -mencionó, no estaba seguro si de verdad estaría bien, pero tampoco quería pasar más tiempo con él en ese momento.

Necesitaba pensar, necesitaba entender todo lo que estaba ocurriendo en ese instante, tratar de darle una explicación a por qué repentinamente se sentía... decepcionado.

¿Era eso lo que sentía? ¿Decepción?

Una conocida risa logró ser escuchada en el pasillo y Ten se contuvo un suspiro de alivio en el momento que pudo visualizar la extravagante cabellera de YangYang acercarse junto a DeJun. Ellos se detuvieron en el umbral de la puerta igualmente, el menor de todos alzando una de sus cejas.

— Creí que llegarías más tarde. 

Y aunque Liu se dirigía a Chittaphon, fue TaeYong quien le respondió.— Se estaba sintiendo un poco mal, por eso estamos aquí. -su voz se percibía un poco temblorosa y su mirada se posó nuevamente en Ten.- Ya me voy, ¿si? Escríbeme si pasa algo.

Él sólo asintió y en cuanto este se dio la vuelta para irse, no tardó en lanzarse sobre uno de los sofás de la sala con su mirada fija en el techo, todo esto ante Liu y Xiao, quienes no entendían nada de lo que estaba pasando.

Ellos entraron lentamente pero sin dejar de verlo, tal y como si se tratase de un ser al cual jamás habían visto y fuera capaz de atacarlos en cualquier instante, pero antes de que cualquiera dijera algo un sollozo los hizo sobresaltarse en sus lugares, aumentando la confusión en ellos.

YangYang se acercó a él, queriendo decir algo pero en el momento que estuvo a su lado y tomó su mano el mayor habló.

— Ya no quiero seguir con esto.

— Ya no quiero seguir con esto

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Editado 14/O3/23

¡Gēge, noticeame! ➳ Tendery (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora