prólogo

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— ¡Wong KunHang!

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— ¡Wong KunHang!

— ¡Fue DeJun!

El nombrado levantó su vista de la guitarra que estaba tocando, a pesar de que sus cabellos rubios estaban casi cubriendo sus ojos se podía notar su ceño fruncido.

— ¡Yo no hice nada!

El mayor en la habitación suspiró; sus amigos eran un desastre andante.

— Sé que no hiciste nada, DeJun, no te preocupes. -el rubio sonrió antes de seguir tocando la nueva melodía que practicaba.- Pero tú... -señaló al menor.- No tengo palabras, en serio.

Pero a pesar de que dijo que no tenía palabras, Kun le gritó por una hora entera a KunHang.

DeJun se limitó a aguantar sus carcajadas mientras veía la escena, KunHang tenía una expresión de cachorro triste con la intención de oprimir el corazón de Qian, y así, librarse de todos sus regaños, al menos por ese día.

— Pero es que- -soltó un suspiro frustado.- Entiendo que estás enamoradito y todo pero... ¿No crees que fue demasiado?

— Sólo quería que se diera cuenta de que existo. -habló tratando de que aquella frase no le doliera.- Fue una simple declaración, no entiendo tu dramatismo. -frunció su ceño.

— ¿Dramatismo? -preguntó irónico antes de reír un poco.- Le llevaste flores y dejaste una nota en su casillero.

— Ajá.

— Y luego apareció Mark rapeando. Mark Lee. El mejor rapero de la SM.

— Ajá.

— Gastaste todos tus ahorros para pagar sólo un minuto y medio de rap.

— No tenía muchos ahorros.

— KunHang, estabas ahorrando desde hace tres años, tenías el dinero suficiente como para comprarte un carro de último modelo y aún así te sobraba.

El rubio ahora sí no pudo evitar soltar una carcajada, generando que los otros dos dirigieran su atención a él, el de cabellos azabache asesinandolo con la mirada.

— Deja de reírte, enano.

Oh, con su altura no.

— ¡¿Cómo me dijiste, Donkey?!

— ¡Como escuchaste, Mushu!

— A ver, a ver, -el mayor se paró en medio de ellos, terminando con aquel intento de pelea.- se calman o se calman.

— Él empezó. -hablaron al mismo tiempo mientras se señalaban.

Kun suspiró por quién sabe qué número al día. Ese par le iba a causar canas verdes.

— A veces me pregunto cómo los soporto. -frunció su ceño.- Cómo sea, debo irme, ¡Y espero -levantó la voz mientras miraba fijamente a sus menores, generando que se encongieran en su lugar.- que no haya ningún desastre aquí!

¡Gēge, noticeame! ➳ Tendery (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora