Capítulo I "Un anciano muy interesante"

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Arianna

Caminaba por el salón de eventos, con mi bandeja sobre una mano, sosteniendo las copas de champan mientras las ofrecía a los invitados, sonreía pensando, que al menos esta vez Elena nos había dado un uniforme adecuado, con unos zapatos cómodos, no como el evento anterior que habíamos hecho trabajo de azafatas, esa minifalda pantalón, y ese top ajustado que revelaba más que cubría, daba la sensación que lo que ofertábamos era nuestro cuerpo en vez de los servicios del gimnasio, y como colofón nos había subido a unos tacones, que eran armas de tortura para mujeres, en especial a alguien tan alto como yo, y tan poco experta en usar esos objetos  castigadores de mujeres.

Mire a Mirian, sonriendo a los invitados mientras ofrecía canapés en esas bandejas tan relucientes. Todo iba viento en popa, Elena estaría contenta por conseguir este evento de presentación, para inversores. Cristian corps, contrato a mi Amiga, porque yo se los recomendé. Es una pequeña empresa de informática. Hoy presentaban la última innovación que había creado en ese campo, y había muchos inversores interesados, tanto españoles como extranjeros. Había cubierto vacaciones, en esa empresa en ocasiones, para el presidente y algunos de los creadores, como secretaria-niñera. Y no me estoy equivocando, lo hacía más como niñera que como lo primero. La causa, es que era un grupo de veinteañeros adolescentes, amigos de los videojuegos, con unas mentes brillantes, y pocos conocimientos sobre los negocios y las inversiones.
Elena me hizo una señal par que me acercara.

-” ¿Qué ocurre Eli?”- le pregunte cuando llegue a su lado.

-” Hay vasos y copas, sobre las mesas de la terraza de la segunda planta, y no he podido mandar a nadie a recogerlos, se suponía que esa zona estaba cerrada, pero algún inútil, la habilitó para que salieran a fumar algunos inversores, ya está cerrada, pero hay que recogerlo todo. La gerencia del hotel, se ha quejado, por su uso. Llévate si quieres el carrito grande y lo haces todo de una vez.”- me dijo Elena, mientras dirigía a los camareros desde la zona de dispensación de bebidas.

-” Sin problemas, jefa, voy ahora mismo”- le dije haciendo un gesto de saludo militar y cuadrándome delante de mi amiga.

Ella sonrió, y continuo con su trabajo. Elena, Miriam y yo estudiamos las tres en la misma universidad, yo estudié enfermería, pero tuve que dejarlo el último año, cuando me faltaban tres asignaturas, porque tras la muerte de mis padres, tuve que cuidar a mis hermanos. Miriam estaba estudiando un curso de secretariado, tras abandonar el segundo año de empresariales, ya que no le gustaba esa carrera. Me animo a realizarlo con ella, así que trabaja por el día en lo que podía, y por la noche me sacaba un curso de secretariado. Elena por su parte termino la carrera de sociología, pero como no obtuvo trabajo de la carrera que estudio, con ayuda de su padre creo, Helen In, una empresa de eventos y actividades sociales para medianas y pequeñas empresas. Seguíamos siendo amigas, y nos apoyábamos unas a otras en todo momento.

Llegué a la zona de la terraza, vi que sobre las mesas había diferentes vasos y copas, la zona no estaba muy bien iluminada, ya que observé varias zonas con luz y otras con sombras. Me imaginé que tendría que mirar también por los muros y recovecos de la terraza, para ver si se habían quedado más vasos o copas. Encendí la linterna de mi móvil, para utilizarla. Recogí rápido las mesas y me dirigí a supervisar los alrededores en busca de vasos que se hubieran quedado por las diferentes superficies de la terraza. Me estaba acercando a un lateral de la terraza que se encontraba en la oscuridad, cuando oí un lamento, como un gemido.
Busqué por esa zona cuando descubrí un señor mayor, como de unos 70 a 80 años, sentado en el suelo mientras se agarraba el pecho, no lo dude dos veces y me acerque a ver como se encontraba.

-” ¡Hola, hola! ¿se encuentra bien?”- le palpe la cara para ver sin reaccionaba, le tome el pulso y lo note muy acelerado, estaba a punto de sufrir un infarto, no hablaba y sus labios comenzaban aponerse azulados, lo que quería decir que no les llegaba bien el oxígeno a los pulmones, y esto le estaba provocando el infarto, por el exceso del corazón para llevar el escaso oxígeno que tenia al cerebro.
Llamé enseguida al 112, y a mis amigas para que me ayudaran a realizarle una exploración mayor, les pedí el botiquín de primeros auxilios.

Matrimonio Concertado con el CEO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora