Matrimonio Concertado con el CEO.

Capítulo V Enfrentamientos de pareja y otras sorpresas.

Emily

Lo localicé desde que entró en el restaurante, acompañando a los prometidos de mis amigas, y a un cuarto hombre que supuse que sería el ayudante ejecutivo de otro de los herederos Powell.

Estaba guapísimo, con ese traje chaqueta gris claro y su camisa negra de botones, lo completaba una corbata violeta. Mirándolo se me hacia la boca agua y se me aceleraba el pulso, era realmente comestible.
Sabía cuál era mi papel en esta puesta en escena, que había programado con mis geniales amigas. Mi trabajo consistía en, aparte de avisar cuando llegara la otra parte, tenía que distraer a los posibles refuerzos que, como buenos negociadores, usaran los herederos Powell. Lógicamente pedí a Anne que se encargara de distraer al otro asistente que, si no me equivoco, era el asistente de Kevin J. Conocía a Anne desde que me la había presentado Arianna hacía ya 4 años, trabaja con ellas en la empresa de trabajo de secretariado temporal.  Era muy atractiva y eficiente en su trabajo, así que la misión que le había en comentado sería pan comido para ella.

Me centré en mi objetivo, antes de ir a por él, miré mi imagen reflejada en espejo detrás de la barra. Apenas me reconocía, era mi otra yo, la que llevaba varios meses sin ver, la heredera americana de Taylor Industries, Emily Taylor. Muy distinta a la Chef especializada en cocina mediterránea, heredera y dueña de varios restaurantes por varias zonas de España, mitad española y mitad americana, Emy Taylor Cazorla. Hija de Almudena Cazorla de Benites, única heredera de la familia Cazorla, grandes restauradores españoles de origen andaluz. Prefería ser más Emy, por eso había huido de Seattle, con la excusa de terminar mi master en cultura clásica, para regresar junto a mi familia española.

Después que mi padre abandonara a mi madre, por otra mujer, y usara sus contactos para quitarle mi custodia, ella se suicidó. No entendí por qué no solicito ayuda a su familia, que fue lo que, el manipulador de mi padre hizo con ella, como la anuló, para que eligiera esa opción como única, para acabar con su sufrimiento.

Fue esa la razón por la que decidí alejarme de mi padre, y volver con mi familia española. Con la excusa de estudiar en Europa, Cultura Clásica, terminé mi curso de Cocina Mediterránea y comencé a trabajar desde abajo en la empresa de mis abuelos, ahora llevo los cuatros restaurantes de la familia Cazorla de Madrid, y soy Chef del ¡Oh Sole mío!
No pensaba volver a reclamar mi herencia paterna, y estar bajo el yugo de mi padre.  Él siempre había querido un heredero, y nací yo.
Encima ninguna de sus amantes le había dado un hijo. Esa podía ser la verdadera venganza de mi madre. Que sólo yo fuera su heredera.

Eso no quiere decir que no, usara mi privilegio como heredera americana en ocasiones, como ahora.  Me centré en la imagen que me devolvía él espejo. Mis ojos negros bajo el maquillaje destacaban de forma enigmática. El cabello ondulado caía suelto sobre mi espalda. Completaba el paquete un vestido color violeta, con un escote palabra de honor, que dejaban los hombros al descubierto y se pegaba a mi cuerpo como si fuera una segunda piel. El toque final era unos tacones de 15 cm que provocaba que mis caderas se movieran al caminar con un movimiento sexualmente hipnótico. Me sonreí a mis misma, y tras mandar un mensaje a mis amigas para que se iniciara el show, me dirigí a mi objetivo.

Se había sentado en la barra donde controlaba la puerta y todo el restaurante, miraba alrededor como buscando algo... o a alguien. Me aproxime lentamente, mientras observaba como algunos ejecutivos me miraban y sonreían, sabían quién era y se esforzaban por llamar mi atención.

-” Buenos días señorita Taylor, un placer verla por aquí, mi padre le envía saludos, ¿no se si es posible invitarla a una copa? "- me saludo el hijo de unos de los amigos de mi padre, sabía que era uno de los pretendientes que llevaba mi padre mandando desde hacía ya tres años, para tener un matrimonio ventajoso para su empresa, lástima que yo fuera más inteligente que todos mis futuros pretendientes.