Capítulo 2

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Adrián

—Debe descansar, sus ojos están con derrame—el médico me obliga a que me acueste en la cama de descanso que instalaron en mi oficina.

—Tengo cosas que hacer, llame a Jared para que pueda hacer unas llamadas—ordeno cogiendo el paño frío para colocarlo sobre mi frente.

Creo que hoy he dormido dos horas, asistí a seis conferencias y tres reuniones presenciales.

Recuerdo haber comido algo a las cinco de la tarde, después se me fue el tiempo y ahora son las dos de la mañana.

Hoy tenía que ir a ver a Malía, era su día menos ajetreado, pero se me hizo imposible.

—Dios Adrián no mueva el brazo, la intravenosa aún está pasándole suero—detengo el movimiento de mis dedos.

—Jared, necesito los datos del ataque del mes pasado, han pasado casi treinta días y no se ha terminado de contabilizar a los desaparecidos—el silencio qué hay es la respuesta que necesito—¿Cuántos muertos?—pregunto intentando prepararme para la calamidad que escucharan mis oídos.

—Hemos ocultado el ataque transmitiendo las competencias de los campamentos, fueron la cortina de humo que necesitábamos—el desvío de su contestación sólo hace que mi ansiedad aumente.

—Envía un contraataque—la mandíbula me tiembla por la rabia que siento.

—Si hacemos eso, atacarán el Palacio y sabemos cuál es su objetivo—la imagen clara del rostro de Malía aparece en mi mente.

Quedó claro ante los Reinos cuál era mi debilidad, había trabajado toda mi vida en mantenerme sin talones de Aquiles y ahora la existencia de Malía pone en riesgo a toda mi gente.

La amo tanto que ni siquiera soy capaz de contarle lo que está pasando fuera de esta región.
Si lo supiera el cargo de consciencia la mataría.

Es mejor que esté a salvo en las torres lejanas, el día que fue traslada sentí un alivio inexplicable.

Para que alguien ose atacar esas torres tendría que derribar a toda la seguridad terrestre y aérea.

Hacerla permanecer fuera de las cámaras y la crítica pública fue una decisión del Consejo, en especial de William. Aunque si soy sincero, yo también estaba de acuerdo, porque cada cosa que salía de la boca de Malía era usado en su contra, las preguntas de los periodistas eran imposibles de contestar dentro de lo políticamente correcto.

Además, me daba terror que escuchara las cosas que decían de ella. Siempre se hace la fuerte e indestructible, no obstante, yo era el que veía como el brillo de sus ojos se iba apagando.

—¿Qué vamos hacer Jared?—quisiera que me llegara una respuesta celestial que resolviera nuestros problemas—Solo la frontera del polo norte y la del este están sin ataques, por el sur y el oeste hemos perdidos a miles de civiles incluidos niños—no hay día en que no piense en los inocentes que han caído por ser del Reino del Agua.

—Hay demasiados rebeldes en los Reinos del Fuego y la Tierra, por otra parte solo el Aire ha sido capaz de frenar a los disidentes, sin embargo, no sé por cuánto tiempo la Diosa Selina pueda seguir haciéndolos entrar en razón—lo que dice Jared es la cruda verdad.

Así como vamos mi Reino se verá afectado como nunca antes en la historia.

—No comprendo como en las grabaciones de los ataques se ven hasta niños siendo parte de las tropas. La nula globalización nos jugó una mala pasada, acá ni siquiera está permitido usar nuestro elemento en zonas públicas y ellos parecen ser entrenados como soldados desde su nacimiento—hay tantas situaciones que nos han jugado en contra que ya no sé por cuál empezar.

ZONA DE FALLAS: DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora