Capítulo 5

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Malía

—Se supone que tu me obligas a levantarme temprano—digo nuevamente jalando a Blaze para que salga de su cama.

Bosteza como si no hubiese un mañana.

—¿Amura e Inna no te comentaron que cancelé nuestras actividades de hoy?—se sienta con su espalda pegada a la cabecera.

No puedo evitar que mis ojos se desvíen hacia su torso desnudo, no creí que con este frío se atreviera a sacarse el polo, aunque él no tiene problemas con las temperaturas bajas después de todo yo soy la Elemental.

Noto que su pectoral no sobresale tanto como el de Adrián, Blaze es más delgado posee un cuerpo más fino, no es voluptuoso ni está excesivamente marcado por entrenamientos de fuerza, podría decir que sus abdominales están tonificados dentro de la normalidad, su cintura se ve pequeña a comparación con sus hombros y sus brazos si poseen un gran volumen.

Es fácil seguir el curso de sus venas que resaltan desde sus bíceps hasta irrigar en el dorso de su mano.

No ha levantado la mirada, su cabello tapa el posible verde al que sus ojos invadirían por la luz del sol que ingresa por la ventana y cae sobre la cama.

—Si me lo dijeron, pero no pediste mi opinión al respecto—recalco enterrando mi índice en su pecho—¿Crees que estoy a merced de tus planes?—inquiero.

Esta vez si me observa con debida atención, siento como mis mejillas se enrojecen por su falta de pudor al analizar mis gestos.

—No tengo delirio narcisista, tuve que cancelarte porque me requieren en Palacio—estira sus brazos desperezándose, el cubrecama se desliza hacia abajo dejando al descubierto su "v" abdominal.

Nunca había visto alguien que tuviese tan marcada la "v" sin tener desnutrición.

—¿Por qué te llaman de Palacio? Me habías dicho que no te involucrabas en las decisiones políticas—frunzo el ceño recordando una de nuestras tantas conversaciones en la montaña.

—Y no te mentí, no voy para tomar mi puesto de Príncipe—se levanta dejando en claro que aparte de su ropa interior no duerme con nada más.

Me recuerda un poco a Rizitos y su facilidad para desprenderse de las prendas en los escenarios menos adecuados.

Prefiero darle la espalda para controlar mi curiosidad, me quedo contemplando el pelaje de Liar que está sin un pizca de suciedad, el cepillado de anoche le hizo bien.

De mi loba solo yo me encargo, porque ni siquiera las chicas se atreven acercarse a menos de dos metros. Mi pequeña salvaje es inofensiva, pero nadie parece tomar en cuenta mi opinión.

—¿Entonces?—ignoro la risa que le causo cuando decido que después que los pantalones están en su lugar ya puedo invadir su búsqueda por una camisa.

—Quieren que me presente en un banquete, en las celebraciones siempre soy necesario—espero ver esbozada una sonrisa egocéntrica en su rostro, aunque por el contrario muestra total seriedad.

No puedo evitar sobre analizar su vestimenta poco habitual. No es común que se vista con zapatos relucientes, pantalones de tela, camisa y un saco.

Lo que me deja más confundida es que del armario coja una capa de terciopelo que se la he visto solo a los miembros de la familia real.

Adrián usa una celeste o azul de acuerdo a la elección de su asistente de moda.

También las usan los Reyes que no se abstienen a minimizar su guardarropa.

ZONA DE FALLAS: DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora