Liv a tratado de pensar o entender porque cuando hay dolor el tiempo más lento y cuando todo es bueno y felicidad el tiempo pasa deprisa.
El tiempo que en ella estuvo sumida en la mal llamada zona oscura, las noches eran eternas en llantos o desvelos. Los días eran esos momentos en los que sonreía falsamente a las personas pero la sonrisa sincera era para Eli.
Cuando lograba avanzar un paso hacia la salida de esa zona, retrocedía dos cuando sentía o veía que algo iba mal. Sentía nuevamente la soledad, la desesperanza, las ganas de salir y gritar o solo correr.
Cuando creía que su vida estaba en calma otra vez, aún así la ausencia presente de Samael, podía sentir que saldría de ahí, que lograría ver la luz al final y no hablaba de esa luz del túnel que a veces sentía que vería cuando tocaba fondo, no, hablaba de esa luz de puerta de salida de una zona pero de otra de un lugar mejor.
Liv la luz que veía era de Eli, esa luz la ayudaba a seguir y entender que la tenía ella y que no era una cosa no dejarla sola si la zona oscura se agrababa, no, era una cosa de que ella su fortaleza y las ganas de salir.
Aunque a veces le costará y nuevamente cayera, sabía que al otro día la vería y podría o en dos o en tres días, pero que por ella saldría de ese lugar.
No mucho a pasado desde cuando dejó de sentirse así. Con esa marca continua de que algo le faltaba y que en cualquier momento caería.
Algo le faltaba de igual forma, la ausencia de Samael nada la llenaría si hablaba de forma sentimental o romántica pero su vida de alguna forma lograba completarse al tener a Eli y eso la calmaba y ayudaba.
A veces sentía culpa de tener que darle a su hija tanta carga, porque sabía que eso era, la carga de ayudar a su madre inconscientemente a seguir adelante y avanzar y avanzar y avanzar si tener que dejar que caiga.
Era una carga demasiado grande y pesada para una niña tan pequeña.
Con el paso de las semanas o meses Liv trataba de recompensar todas esas faltas. Ser más pacientes, ser más entendible, jugar más, salir más con Eli, ser más conscientes de que realmente su hija era su pilar ahora y no podía dejarla estar.
Desde que sucedió lo de la tienda y luego lo de la salida del parque, para Liv se le estaba haciendo muy difícil mantener la calmar y alejarse de esa zona oscura. Trataba olvidar todo y sentir que solo era su mente pero cuando estaba mal, realmente mal, esas cosas no le sucedían. Creía que a lo mejor era un nuevo nivel de la zona la cual después de un año estaba siendo activado. No quería hablarlo porque sabía que tendría que ir a terapia esta vez.
Había tomado una decisión y estaría la definitiva, si volvía a pasar hablaría, iría a terapia, haría hasta lo inalcanzable para sanar, por ella, por Eli y por Samael.
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Hoooola gente linda! ¿Cómo están?
Cuarto capítulo arriba 👆🏼
Cuéntenme qué les parece este capítulo y los anteriores, les leo con atención!
Todo con amor. Espero que les gusteeeee! Compartan la historia si les gustó 🖤
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Samael
FantasyPara Liv a pasado más de un año avanzando. Alejándose de la zona oscura y dejando en un rincón de su memoria todos los recuerdos con Samael para que no volvieran a doler. No estaba sola, ella tenía su pilar: su hija Eli. Si el pasar del tiempo era...