Mediante las semanas pasan Liv mejor se sentía, su zona oscura se estaba yendo de a poco, su zona segura que era Eli, estaba firme y estable.
El trabajo iba bien, los estudios iban bien, Eli estaba en su mejor edad, la que hace preguntas absurdas y divertidas.
La vida era buena, tranquila y plena. Sentía que al fin había avanzado realmente y no se estaba estancado.
Después del incidente de la tienda había decidido que no podía dejarse dominar por su mente, recordaba una vez haber leído una frase de su autor favorito que siempre la usaba para momentos así: "tienes dos opciones: dominar tu mente o ser dominado por ella". Y ella, Liv, decidió dominar su mente y ser fuerte.
Un día decidió realizar dos cambios importantes para su vida, adoptar un gatito y un perrito. Para cualquiera eso sería normal de hacer, pero para ella, era importante y especial debido a que su última mascota fue un gato llamado Gaston que Samael le había regalado cuando recién habían empezado.
Le contó lo pensado a Eli y a su mamá. Su madre pensó que sería buena idea para ella y para Eli porque así tendría diversión y distracción. La mejor opción para ella siempre a sido la de adoptar entonces se puso a buscar y a preguntar por redes sociales hasta que encontro una gatita carey, bien negrita y manchada con pintas amarillas, como su historia lo dice, como si el sol hubiese dejado marcas en ella. Decidió llamarla Brida, por una hechicera de un libro.
Dejó de buscar un perro porque a los días la abuela de Elizabeth, la mamá de Samael, hecho con un perrito blanco con rizos el cual apenas Eli vio lo nombró por Tatin en vez de Martín.
Y así pasaban los días, ya felices con sus nuevos integrantes en la familia, con la única preocupación de darles comida, veterinario y mucho, mucho amor. Eli se encargaba mucho de la última parte.
Cuando la vida ya era buena, Liv pensó en salir a caminar con su hija, sabía que cerca de su casa encontraría un parque lleno de árboles que alguna que otra vez fue con Samael.
Caminaban tranquilas, junto a Tatin con su correa. Eli cantaba, Liv se reía y trataba de seguir su canto.
Llegaron al parque y la entrada estaba abierta, había pocas gente, contando 3 y todas separadas con sus mascotas o hijos.
Eli corrió junto a Tatin por el pasto, Liv le dijo que siguieran hasta el fondo, sabía que llegaba un punto en el que había una cerca y podrían jugar y sentarse en el pasto. Eli y Tatin le hicieron caso, corrieron y corrieron, el parque era grande y rodeado de árboles pero no lo sufiente para perderse.
Cuando estaban por llegar al final del lugar Liv decide que hasta y les dice paren y jueguen ahí, llevaban una pelota y así se pusieron a jugar los tres. Todo estaba bien, tranquilo y calmado.
La gente se seguía viendo a lo lejos y habían llegado un poco más de los que habían.
Cuando ya habían jugado un buen rato, deciden sentarse, Tatin aún corría con la pelota pero Eli estaba sentada al lado de su mamá tomando un agua y comiendo galletas.
En ese momento, Liv la mira, le sonríe y pregunta:
-¿eres feliz?
Eli, mira a su madre, una pequeña de casi 4 años con su mente a todo dar, que con suerte se calmaba para comer, a veces, se ríe tiernamente y responde.
-shi
Liv se ríe, sabía que tenía dos opciones, Eli haber entendido su pregunta o simplemente era una respuesta lanzada como cualquier otra de un niño de su edad.
Cuál fuera la respuesta en su cabeza, no le importa, le bastaba saber o creer, que su hija era feliz, a pesar de las adveraidades vividas en su corta vida.
Cuando el cielo se convertía de un tono anaranjado tenue, deciden emprender marcha a casa. Liv decide que en el camino pasarían a un local donde compran algo para cenar ella y su madre, sabía que Eli tenía comida y eso la despreocupada en ese sentido. Cuando estaban saliendo del local, los dos pequeños seres madre e hija y Tatin que esperaba tranquilo afuera, lo ve nuevamente, ahora solo pasaba caminando deprisa al frente de ella. Iba de negro. Algo que nunca había visto antes en él, por los años que llevaban juntos cuando Samael estaba, ella recordaba que a él no le gustaba ese color. Lo vio irse, iba en dirección al parque en el que habían estado, lo sabía porque era cerca y camina hacía allá. Por un momento quería ir tras de él luego sintió un tenue calor en su mano derecha, baja la vista y ve a su hija riendo y tomada de su mano porque Tatin quería robarle su dulce. Vuelve a levantar la vista y nuevamente ya no estaba... Nuevamente se había desvanecido con en la tienda.---------------------------------------------------------
Holaaaaa! No me aguante y ya subí el tercer capítulo. Espero les guste.
Estoy muy animada con la historia que se va formando a través de pequeñas experiencias vividas.
Vamos de a poquito acumulando lectores a esto llamado Samael.
Besos y abrazos!
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Samael
FantasíaPara Liv a pasado más de un año avanzando. Alejándose de la zona oscura y dejando en un rincón de su memoria todos los recuerdos con Samael para que no volvieran a doler. No estaba sola, ella tenía su pilar: su hija Eli. Si el pasar del tiempo era...