Ya los tres en casa Liv se dedicó primero a ordenar un poco para que Eli jugará tranquila, aunque la pequeña solo quería estar con Samael. Su madre lo entendía, él decía serlo y le creía, el tema era hasta qué punto.
-Y bien... Te escucho. Eli no querrá irse, a pasado un año desde entonces...
-si, por mi esta perfecto. Quiero que mantengas tu mente abierta a todo lo que te contaré.
- ¿qué tanto esperas de eso? Se supone que tú estás o estabas muerto y ahora estás aquí. Creo que mi mente ya está lo suficientemente abierta para escuchar lo que tienes que decir.
Samael daba vueltas en la cocina de la casa, Eli en sus brazos, ella creía que papá jugaba y se divertía y reía feliz de al fin tenerlo en casa.
-bien, mira, hace tiempo, un buen tiempo, antes del accidente recuerdas que te dije que estaba juntando dinero para una casa para que pudiéramos irnos los tres.
-si, lo recuerdo, de eso a sido dos años o más creo yo.
-bueno, exacto. Mes antes de eso yo empecé a buscar como ganas dinero y yo...
-y tú... ¿Y tú qué?
Es difícil de explicar cuál de ellos dos estaba más nervioso, si Liv por cada palabra que escuchaba o Samael por cada palabra que salía de su boca y sabía lo que pasaría.
-Hice negocios.
- ¿qué tipo de negocios?
-negocios que yo no quería que ni tú ni Eli se involucraran.
Bien, la mente Liv realmente se estaba expandiendo. Miles de ideas cruzaron su cabeza. Tráfico de drogas. Trata de blanca. Asesinato. Robo. Estafas. Muchas cosas le sacudían su mente y cada vez se sentía peor. El mareo o malestar ya no era mental, sino que físico. Su cuerpo sudaba y su corazón palpitaba tan fuerte que creía que el hombre que estaba al frente de ella, Samael, el hombre que tanto amo y amaba, lo escuchaba perfectamente.
Sabía que tenía que ser fuerte pero ya no sabía de dónde sostenerse.
Miró nuevamente a Samael, con su hija Eli en brazos. Ella tocaba el pelo de papá y sonreía. Él de reojo trataba de sonreírle y jugar para que sintiera que realmente estaba ahí.
Ella era su pilar, su base, su cable a tierra.
Sin pensarlo dos veces arrebato a Eli de sus manos y al sentir el pequeñito cuerpo frágil de su hija su corazón comenzaba a calmar el ritmo. Sus manos se aferraron a ella con temor de que cayera.
-Mamá, ¿qué pasa? Quiero a papá.
-si cariño, sé que lo quieres, ¿pero recuerdas que a veces mamá se siente mal y tu la haces fuerte?
Eli miró a su madre, para ser tan pequeña realmente tenía una carga muy grande que afrontar y para Liv eso le mataba el alma, porque sabía que su hija merecía ser feliz porque su madre lo era y podrían, pero Eli hacia que ella lo fuera, no viceversa.
Entonces Eli sin pensarlo un minuto más abrazo del cuello a su mamá de forma relajada pero apretada y le dio un beso en la mejilla.
Las lágrimas de Liv caían. Había sido fuerte mucho tiempo, había tratado de aguantar pero nuevamente estaba cayendo. La zona oscura se acercaba y ahora teniéndolo a él frente a ellas.
-Liv, solo trata de escucharme, todo lo que hacía era por ustedes, por nosotros. Por nuestra esta familia.
-¿qué tipo de negocios, Samael?
Samael suspiro, sabía que cada palabra la alejaría más de él nuevamente, había sido un año muy largo lejos de ella pero tenía que decirle la verdad, ya no podía seguir ocultando.
-Primero comencé a vender drogas. Lo hacía de manera paulatina, no le tomaba tanta importancia y tampoco creí que lo fuera hacer por mucho tiempo. Solo quería poder ayudar en casa a tu mamá y darles algo mejor a ustedes para luego tener una casa para los tres.
Samael hablaba tan rápido que sus palabras se atropellaban entre sí.
-Luego, un día, el hombre que me vendía las drogas me pidió realizar otro tipo de trabajo, me dijo que buscará a alguien para que me ayudará y sería muy buena paga.
-¿y... Cual era ese negocio?
Cada vez las preguntas le daban mucho miedo a Liv, temía la respuesta pero necesitaba más.
-Al vendedor le habían robado sus drogas, mucha, toneladas. Sabía quien era. Fue uno de sus compañeros que lo traicionó. Al ver que yo era un comprador para vender fijo y tranquilo pensaba que podía confiar en mi. Y me pidió lo peor, que lo matará. Me juraba que la paga sería demasiado buena tanto así que no sería necesario que volviera a vender y trabajará en algo en unos años más.
El corazón de Liv ya no daba más. Se había detenido o eso creía ella porque ya no lo sentía. Lo poco y nada que tenía ahí dentro llamado corazón, ya no estaba, ya no lo sentía golpear en su tórax.
Dio dos pasos atrás con Eli en brazos, daba gracias que su hija no entendiera del todo la conversación o que en su inocencia ignorarla las palabras que salían por su padre. Por el dulce padre que tuvo hace más de un año. Que luego murió y ahora estaba ahí, hablando atrocidades para ambas.
-Liv, no... No te alejes. Deja que termine por favor.
-Te doy un mínimo de tiempo.
Liv mira el reloj en la pared. Su madre podría llegar en media hora o quizás antes, no estaba segura ya ni lo que veía.
-esta bien pero quiero que sigas manteniendo la calma y me escuches.
-adelante.
-Si haz dudado de mí, si haz creído que hice eso, Liv, te puedo jurar por mi vida que no lo hice.
- ¿juras por una vida que, para mí, tu hija y toda tu familia yacía muerta hace más de un año? ¿Por esa vida me estás jurando que no aceptaste ese negocio?
-Liv, es complicado de creer y entender pero por lo mismo quiero que me entiendas y escuches.
-Sigue.
Esta vez, la voz de Liv era seca y Samael al sentir el distanciamiento que estaba creando nuevamente le dolía, pero sabía que pasaría, pero haría hasta lo imposible para que ella lo perdonara.
-no acepte el negocio una semana antes del accidente y también había rechazado seguir comprando y vendiendo drogas. Ya había alcanzado a juntar dinero, no lo suficiente para una casa lujosa o algo, pero si para algo cómodo para los tres. Cuando le rechace la propuesta al vendedor se enojo, me cuestionaba el porqué y si acaso yo también lo traicionaría. Le dije que no le contaría a nadie sobre él ni la propuesta pero que no podía porque tenía una familia y una vida que proteger. Hasta entonces nunca las había nombrado a ustedes ni a nadie. Entonces ahí entendí que había cometido un gran error. Uno más grande del que llevaba cometiendo por estúpido.
Liv al escuchar esa última frase se le encogió el alma. Lo veía vulnerable. Tenía claro que él había estropeado una parte de su vida al realizar eso, pero también sabía que era por darles algo mejor a ellas. Se cuestiono lo del accidente y entró en cuenta que aún no llegaba a esa parte de la historia y le pidió que por favor siguiera.
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Primera parte de esté capítulo ya está arriba. Espero les guuuuuuste!
Con amor.
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Samael
FantasiPara Liv a pasado más de un año avanzando. Alejándose de la zona oscura y dejando en un rincón de su memoria todos los recuerdos con Samael para que no volvieran a doler. No estaba sola, ella tenía su pilar: su hija Eli. Si el pasar del tiempo era...