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El día había empezado, el sol saliendo por el horizonte ayudaba a saberlo y gracias a ello Yuuji había despertado dando un nuevo inicio a su misma rutina del día a día que consistia en darse un baño, desayunar y una vez terminar su primera comida del día tomó sus pertenencias necesarias para partir de su casa a su trabajo.
Al salir se encontró con las personas pertenecientes a su clan caminar hacia sus trabajos, los niños yendo a la escuela y algunos guerreros haciendo sus guardias de siempre. Él también iba a su trabajo, aunque realmente eran unas clases con ganancias para poder subsistir.
La región estaba dividida en clanes, en sus principios nadie podía pertenecer a otro que no fuese donde había nacido, cerrando la posibilidad de que los desterrados pudiesen ser acogidos en algún otro clan, pero con el paso del tiempo empezaron a admitir - con medidas previas - a personas que pertenecían de otras aldeas, a veces incluso de las que eran enemigas.
Yuuji pertenece al clan del Norte, es un beta - o eso dice y dicen que es ya que jamás se presentó -. Aunque realmente pertenecía al clan del centro que se extinguió hace un par de años debido a una guerra que tenía con el del Este.
El pelirrosa había crecido con su abuelo, alejado de la aldea, aquello le había salvado la vida, sin embargo cuando su abuelo falleció este le había pedido que buscase un clan al cual pertenecer, ya que le sería imposible sobrevivir alejado de personas y que en algún momento alguien estuviese cerca de aquella cabaña y lo matase. Yuuji le obedeció, y después de una corta etapa de duelo tomó sus cosas y avanzó hacía el norte.
Aquel clan era conocido por ser uno de los más prósperos y tranquilos - en su parecer -, aceptaba a todo tipo de gente perteneciente a algún otro clan o incluso que nacía y se criaba a fuera de una. Después de un par de preguntas e investigación para saber quién era y a qué venía, le permitieron quedarse, dándole una pequeña cabaña la cual sería su hogar hasta el día de hoy.
Conoció a múltiples personas incluyendo el líder del clan Gojo Satoru, quien parecía estar fascinado con el beta del antiguo clan extinto; también conoció a una chica llamada Nobara, alfa igual, que se crió a las afueras del clan del Este, ambos se hicieron rápidamente amigos, debido a que la femenina fue la encargada de enseñarle el pueblo como su guía.
El pelirrosa había llegado a la única clínica/hospital que había en el poblado, abrió la puerta y entró al lugar.
— Shoko-san ya llegué. — habló algo el beta.
— Por acá. — la voz venía de uno de los consultorios que había; obedeciendo al llamado se dirigió hasta ahí, encontrándose con la encargada del lugar: Shoko Ieiri.
Yuuji a pesar de tener conocimiento y un buen nivel de combate de cuerpo a cuerpo, él había decidido mejor no ser parte de los guerreros del clan, más que nada, porque lo que quería era una vida pacífica después de haber vivido con miedo de ser asesinado durante la guerra de su antiguo clan.
