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Había pasado una semana desde el ataque a la casa central por parte del clan del sur, sin embargo no bajaban la guardia jamás, Sukuna no era alguien que olvidaría algo así tan fácil.
Megumi estuvo más protector con Yuuji desde aquel día, no sólo impregnaba su aroma, sino que lo acompañaba a su trabajo y lo recogía.
El beta no estaba disgustado, al contrario, tener a su alfa a su lado le hacía sentir protegido. Aunque sabía que ahora él estaba haciendo un trabajo doble.
Aquel día el pelirrosa tenía que ir a la casa central por orden del líder del clan y en su camino se encontró a dos par de alfas que conocía muy bien.
— ¡Kugasaki! — gritó el nombre de su amiga y fue corriendo a sus brazos, por suerte fue atrapado por la alfa.
— ¿Qué sucede? Oh, Dios, apestas a café. — la castaña cubrió su nariz con su mano.
— El café huele delicioso. — contractó el beta.
— No cuando se trata del aroma de un alfa que marca territorio. — Maki igual cubrió su nariz con su mano.
Itadori se alejó de su amiga e hizo un puchero.
— Pero no huelo feo. — se quejó.
— Santa mierda ¿esa es una mordida? — Nobara observó el cuello de su amigo asombrada. — Yuuji, ¿acaso tuvieron sexo?
— ¿Qué? ¡No, no, no, claro que no! — el chico hizo una seña de x con sus brazos negando con su cabeza y un sonrojo en sus mofletes.
— ¿Megumi te mordió sin haber tenido sexo? — ahora fue la peliverde quien se ajusto los lentes mientras se acercaba al cuello del beta para observarlo mejor.
— Es una marca temporal; Megumi y yo hablamos sobre eso y acepte en tener una marca temporal, aún no nos encontramos listos para la oficial.
— Espera ¿dijiste "aún"? Quieres decir ¿que son pareja? — Maki miro el rostro de Itadori que se cubrió de un rojo total.
— Eh... Se podría decir que sí... pero todavía no lo dejamos en claro, solo nos damos un par de besos.
— Mierda ¿y por qué jamás me contaste? ¿Cómo te dignas a contarme esto después de días? A mi, tu mejor amiga. — el de ojos avellana fue sacudido por su amiga.
— ¡Lo siento! Es que no las había visto hasta ahora, solo salgo para ir a trabajar.
— ¿Y ese imbécil te tiene encerrado? Que hijo de puta.
— Kugisaki, espera. — la otra alfa detuvo a su compañera. — En realidad deberíamos agradecerle a Megumi por cuidar de Itadori.
— ¡Pero lo priva y no nos deja verlo!
— O es porque no los visitamos a su casa.
— Deberíamos de salir todos entonces, también para quitarnos todo este estrés. ¿Qué dices Yuuji?
