—Bueno, esto es maravilloso. Por los encuentros felices —Peter Henderson alzó su copa y Kate lo imitó—. No me lo creía cuando te vi en aquella esquina —continuó él—. Te llamé, pero parecías estar en otro mundo.
—Lo siento —Kate pasó un dedo por el pie de la copa—. Tenía la mente ida en ese momento.
—Te asusté de verdad, ¿no? —la miró fijamente—. Aún estás un poco pálida.
—¿Esa es tu forma de halagar? —rió con renuencia.
—¿Seguro que te encuentras bien? —Seguro —miró en derredor del atestado pub—. Es un sitio agradable.
—Siempre ha sido uno de mis lugares favoritos —calló, luego añadió con brusquedad—: He pensado en ti, ¿sabes? Me preguntaba cómo te iba.
—Yo también he pensado en ti —bajó los párpados.
—¿Sí? —pareció tan auténticamente complacido que Kate sintió un remordimiento de conciencia—. ¿Y cómo está el escritor famoso? —añadió tras otra pausa.
—Oh... se ha marchado —bajó la vista a la mesa.
—¿De verdad? ¿Significa eso que esta noche no tienes que irte enseguida... y que estás libre para cenar conmigo?
—Seguro que ya tienes planes —hizo un gesto con las manos.
—Todo lo contrario, me encantaría que aceptaras iluminar una sombría noche de lunes. No puedes rechazarme una segunda vez.
«No podía decirle que no tenía intención de rechazarlo», pensó. «O que sus propios planes no se detenían en la cena». Rió.
—Bueno, pensaba abrir una buena lata...
Mientras él hacía una reserva telefónica, ella fue al cuarto de baño.
«¿Qué estoy haciendo?», se preguntó mirándose en el espejo. «¿En qué estoy pensando?» Pero ya conocía la respuesta a eso. La habían engañado y pensaba pagar con la misma moneda. Era así de simple.
Harry iba a averiguar que él no era el único que tenía a otra persona importante en su vida. Además, a todos los efectos su matrimonio estaba acabado, y ella ya era una agente libre. «¿Quién podía decir que Peter Henderson no se convertiría en algo permanente en su vida?», pensó alzando la barbilla en gesto desafiante.
Igual que otras muchas mujeres, tenía que empezar a levantar una nueva vida de las ruinas de la vieja. «Pero a mí me encantaba la vieja», pensó con desolación. «Quiero que me la devuelvan».
Pero Harry había tomado otra decisión. A partir de esa noche ella tenía que convencerse de que aún resultaba deseable, como ya le informaban los ojos de Peter. Que la pérdida del amor de Harry no era una especie de agujero negro por el que estaba destinada a caer durante toda la eternidad.
Tenía su orgullo. Quizá era lo único que le quedaba. Asintió con vigor y regresó junto a su cita.
—Es un nuevo restaurante francés —indicó Peter en el taxi—. Me han llegado buenos comentarios sobre él.
«Oh, Dios», rezó Kate. «Por favor... que no sea el Amaryllis». Y por una vez sus plegarias fueron respondidas.
En la fachada ponía La Riviére. Comprobó que la comida era estupenda. Comenzaron con paté de campagne y pasaron a un jugoso estofado de exuberante sabor.
Peter tenía una charla amena. Sabía de platos y vinos buenos, y evidentemente disfrutaba con la comida, sin llegar a resultar pretencioso. También le gustaban los libros, y era un asiduo asistente a los teatros.

ESTÁS LEYENDO
Bajo Sospecha - Harry Styles
Romansa«Tu marido ama a otra mujer». La nota la firmaba ''Un amigo'', pero ningún amigo haría eso. ¿Sería verdad? ¿El matrimonio de Kate Styles se estaba desmoronando? Aún amaba a su marido, Harry, aún la excitaba su contacto, pero, ¿cuándo fue la última...