Capítulo 1: La Llegada

9K 894 1K
                                    

Las olas del mar hacían eco al chocar contra la arena blanca de Portorosso, creando una fina melodía seguida del armonioso canto de las aves.

Un hermoso amanecer que te hacía sonreí al despertar, así como el efecto placentero que causaba en los ciudadanos de Portorosso, claro eso era antes de que nuestro infame y audaz Alberto Scorfano empezará a vivir junto al gran pescador Massimo Marcovaldo.

Alberto se levantó de su cómoda cama (la cual había construido con ayuda de Massimo para él) y dio un largo bostezo mientras miraba con medio ojo cerrado el calendario colgado en su pared.

Vio la fecha y sus ojos se abrieron al máximo, destapándose de sus cómodas sábanas para bajar rápidamente gritando:

-¡Es hoy, Massimo, es hoy!

Corrió hacia el gran hombre, quien ya estaba despierto haciendo el desayuno, y salto alrededor de él gritando la misma frase.

-¡Hoy llega Luca!

Massimo soltó una pequeña risa discreta mirando con cierta ternura al niño. Jamás lo admitirá en voz alta, pero sentía un extraño cariño paternal hacia el jóven.

-Ya, Alberto. Será mejor que dejes de gritar y te prepares, ellos llegarán en unas horas.

Alberto no escucho ni la mitad de lo que dijo Massimo cuando ya estaba saliendo de la casa gritándole al mundo que su mejor amigo (y Giulia) estaban a punto de llegar a Portorosso.

Paso cerca de Ercole, quien lo miró con cierto recelo antes de seguir avanzando con aire de diva.

Sin poder contenerse, Alberto fue directamente hacia la orilla del mar, saludando a los pesqueros que estaban en la orilla. Dio un gran salto y cayó al agua convirtiéndose en ese instante en su forma real.

Nado velozmente hacia la pequeña isla donde anteriormente vivió junto a su soledad.

Entró a la gran torre y rebusco entre todo el revoltijo del lugar hasta dar con lo que buscaba, hacia tiempo que había decidido guardarlo hasta la llegada de Luca, y hoy era ese día.

-Llegó la hora -murmuró Alberto sonriendo de oreja a oreja.

(...)

Mientras tanto nuestro querido Luca, sentado mirando hacia la ventana, comía una nuez tratando de contener la emoción que le daba volver a Portorosso.

Incredibile! (increíble) -exclamó Giulia mirando divertida a su amigo-, deberías tranquilizarte Luca, aún no llegamos, pero aún así no dejas de morderte las uñas de los nervios.

-E-es que, Giulia -tartamudeo-, hacía meses que no los vemos y-y estoy ansioso de abrazar a mi familia, ver a Portorosso, nadar y-

-Ver a Alberto, lo sé -completo Giulia rodando los ojos con una sonrisa divertida.

-¡Exacto! ¡Estoy emocionado por contarle todo lo que aprendí en la escuela!

Ambos rieron y siguieron platicando de tantos temas como pudieron, hasta que llegó la hora.

El tren se detuvo lentamente y, sonando la campana, se anunció el descenso.

Luca y Giulia se miraron emocionados antes de correr apresurados por bajar de ese tren ¡ya!

(...)

-Alberto deja de correr -lo reprendió la abuela de Luca, aquella viejecita se había vuelto muy unida a Alberto desde que Luca se fue. Parecían abuela y nieto sin duda alguna.

-Perdón -dijo avergonzado deteniéndose-, es que no puedo creer que estamos a punto de volver a ver a Luca y a Giulia, estoy emocionado.

-Lo sabemos, hijo -comentó Massimo con una sonrisa de lado-, llevas diciéndolo toda la mañana.

Alberto se sonrojo y sonrío nervioso.

Iba a decir algo cuando la campana del tren sonó anunciando su llegada, los padres de Luca, su abuela, Massimo y Alberto miraron ansiosos el tren, observando hacia todos lados con tal de encontrar a esos dos pequeños aventureros para poder abrazarlos hasta que sus brazos se cansen.

La primera en ser vista fue Giulia, quien no había cambiado en absoluto, seguía siendo esa pequeña niña pelirroja, linda y tierna, pero muy activa.

Corrió la niña hasta llegar con su padre y abrazarlo con tal cariño que parecía que no se habían visto desde hace años.

Alberto volvió su vista al frente. Sus ojos se iluminaron y una gran sonrisa dejó escapar de sus labios al ver a su mejor amigo, quien abrazaba en esos momentos a su familia.

Espero un momento hasta que llegó su turno, ambos amigos se miraron con cierto brillo que se reflejaba en sus pupilas, ninguno se movió, sólo estaban ahí, de pie, uno frente al otro.

Luca fue el primero en reaccionar, gritando fuertemente el nombre de su amigo con una acento italiano y, llegando hasta él, lo abrazo poniendo ambos brazos en su cuello y apoyando su cabeza en el hombro de su mejor amigo.

Alberto no tardó en reaccionar, respondiendo al abrazo.

-Te extrañe -dijeron ambos al unísono.

***

Que hermoso reencuentro 🥺❤️

Capítulo 1 publicado

Fanfic09Mich ❤️

Tal vez... ¿te quiero? Luca y AlbertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora