Extra IV

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💫Ni el más frío invierno, ni los más fuertes vientos💫

¿Quieres ser mi novio?

Sus corazones parecían querer salir de sus pechos de lo rápido que latían, el calor se había expandido rápidamente por sus rostros y ambos se sentían temblar.

«Me ganó»

Alberto rió internamente al pensar en ello.

Había planeado un discurso largo y preciso sobre por qué ambos deberían estar en una relación y el menor solo llegó y le soltó todo de golpe.

Si fuera igual de dramático que Gus diría que se iba a desmayar en ese instante.

Dirigió inconscientemente sus manos a las mejillas de Luca y acunó su rostro, apreciando a detalle el suave suspiro que soltó el más pequeño al sentir el contacto.

Sintiendo que tomaba valor, Alberto eliminó más distancia hasta que sus frentes se tocaron.

Esta vez si que soltó una pequeña risita.

—Giulia estaría orgullosa de ver cómo tomaste la iniciativa.

Luca sonrió nervioso.

—Ella fue la que me animó a decirte esto.

Alberto pensó un momento y luego asintió más para sí mismo.

—Si, te creo, es algo que ella haría —suspiró—. Lu, yo... de verdad te quiero, y créeme que pienso exactamente lo mismo que tú. Me gustas mucho, Luca, y estaría más que encantado de poder gritárselo a todo mundo.

Los ojos del castaño se agrandaron.

—Eso significa que tú...

Alberto no lo dejó terminar al besar con toda la ternura del mundo la mejilla de Luca.

—Si, pequeño, quiero ser tu novio todo el tiempo que me lo permitas serlo. Si es toda la vida, mucho mejor.

Por último, cómo si esto firmara la dulce promesa, ambos se miraron a los ojos una última vez antes de cerrarlos y dejarse llevar por lo que sus inocentes corazones sentían.

Sus labios colisionaron haciendo de ese el beso más tierno y perfecto.

Solo leves roces que los hacían sonreír y suspirar.

Su amor recién florecía y ambos pensaban esperar pacientemente hasta que se volviese la más preciosa flor que ni el más frío invierno, ni los más fuertes vientos la harían marchitarse.

Por qué estaban hechos el uno para el otro y, de cierta forma, ambos lo sabían.




Fine...





Nah, no es cierto, acontinuación: nuestros idiotas.



Bruno sonrió con nostalgia al presenciar la escena frente a él.

Había ido en busca de los chicos para las “preciadas fotos” que Daniela quería tomar. Lo bueno era que no había tardado mucho en encontrarlos.

Tal vez... ¿te quiero? Luca y AlbertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora