Capítulo XII

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Dinm y yo nos encontrábamos confundidos por la pequeña nota que estaba en el suelo lleno de algo rojizo.

-Tiene sangre... Y es reciente.- dijo Dinm agarrando la nota sin asco alguno.

Observé la nota desde su lado examinándola con curiosidad y confusión.

-¿Y que dice?- le pregunté con el ceño fruncido.

El abrió la carta con un poco de cuidado y leyó.

Frunció el ceño y arrugó la hoja y la desechó en la papelera.

-¡Hey! ¿Se puede saber por qué desechaste esa carta? ¿Que mierda decía?- demandé enfurruñada.

El negó con la cabeza seguidamente.
-Nada importante. Sólo quieren herirte.

-¿Pero, que decía?- volví a interrogar.

-Joyita, ¿Quieres destruirte más?- cuestionó y negué con la cabeza.- Entonces... No te interesa saberlo.

Asentí con duda y me dirigí hacia la pequeña ventana la cual todavía tenía vidrios rotos y asomé la cabeza con cuidado de no cortarme.

-Ni siquiera hay rastro alguno para saber quién tiró esa carta.- dije mirando a mi alrededor intentando encontrar algo pero siendo aquello en vano.

-No. Pero debieron mandarla los que mataron a tus abuelos.- comentó Dinm.

-Sarah y Juan- susurré.

-¿Quién?- cuestionó acercándose.

-Sarah y Juan.- repetí con voz un poco más alta.

-¿Ellos son?- preguntó y asentí.- ¿Quienes son?

-Eran mis mejores amigos.- balbuceé.

El frunció el ceño y buscó mi mirada, lo miré con expresión desanimada y el asintió comprendiendo.

-Ehmm... Sobre lo del beso... Eh...- murmuré luego de un rato.

-No pasa nada joyita.- dijo y asentí bajando la mirada hacia mis pies.

Hubo un silencio largo e incómodo y Dinm intervino.

-Creo que ya me tengo que ir para que descanses...- dijo con duda.

Demasiado extraño en Dinm, por cierto.

Yo me quedé en silencio pensando si decía lo que quería decir o no.

-Ehm, Dinm... ¿Puedes...?- empecé dudosa y me obligué a quedarme en silencio.

Dinm enarcó una ceja esperando  con diversión como si supiera lo que quería decir.

-¿Puedo...?- me invitó a seguir y enrojecí.

-Nada... Hasta mañana.- dije caminando hacia la sala rápidamente.

Pude sentir la mirada de Dinm que de seguro estaba con una sonrisita de burla.

Solté un suspiro y abrí la puerta esperando a que Dinm saliera pero no lo hizo y puse una mueca

-¿Que esperas que no sales?- cuestioné.

-Me pediste que me quedara.- dijo con tranquilidad y mi respiración se frenó —junto a mis latidos— de golpe y supongo que palidecí más de lo normal.

-P-pero, yo... No... Yo no di...

-Querías decirlo, así que me aguantas. Es más joyita, mi casa está muy lejos y no quiero ir andando a estas horas por ahí...

-Claro, debe ser que te van a secuestrar unos asesinos que capaz sean hasta tus compañeros de asesinatos.- dije con ironía y el soltó una risotada y lo miré con mala cara.

Obsesión de Venganza (𝖤𝖭 𝖯𝖱𝖮𝖢𝖤𝖲𝖮 𝖣𝖤 𝖤𝖲𝖢𝖱𝖨𝖳𝖴𝖱𝖠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora