Capitulo IV.

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Hoy era el día que Hannah visitaría a sus abuelos, los llamó temprano para avisarles que iría en la tarde  y estuvieran pendientes.

Se dió una ducha y desayunó un cereal con yogurt.

Sí, por esas razones es delgada por naturaleza.

Notó que ya eran las cinco de la tarde y terminó rápidamente de comer.

Buscó en su armario unos jeans ajustados y una franela negra.

Se recogió el cabello en una coleta levemente alta y se maquilló un poco.

Se coloca unos zapatos simples de color negro, agarra su billetera y la llave de su piso para salir del apartamento.

Caminó por la acera tarareando una canción de Harry Styles y entró en una tienda a comprar unas donas de chocolate y chispas de colores y siguió su camino.

Se sube a un bus, paga el pasaje y se sienta en uno de los asientos.

De seguro que llegaría como a las cinco y cincuenta a las seis, la casa de sus abuelos les quedaba un tanto lejos.

Decidió comer una de las donas que le iba a llevar a sus abuelos ya que le llegó hambre y no tenía nada más para comer.

Se quedó observando por las ventanas y vió un campo de combate y ese tipo de cosas, observó que una chica de cabello corto negro con un silbato en la boca el cual hacía sonar a cada rato para llamar la atención de los chicos que estaban allí y al parecer reprocharles por no hacer algún golpe o movimiento bien.

El bus se detuvo y Hannah se quedó mirando distraídamente el mismo lugar, la chica de cabello corto era la entrenadora de ese lugar.

Se veía que era ruda, los movimientos que enseñaba a los demás eran súper geniales, ella era digna de admirar.

Hannah miró unos segundos más, un tanto interesada, hasta que el bus siguió con su camino.

Llegó a la calle de dónde sus abuelos vivían y se bajó del bus.

Caminó y llegó frente a la puerta pero escuchó unos ruidos extraños dentro. Frunció el ceño y de todas formas tocó las cinco veces hasta que escuchó pasos acercándose, soltó un suspiro de alivio y se relajó un poco.

Esbozó su mejor sonrisa pero al ver a quién abrió la puerta, su sonrisa se borró lentamente hasta quedar completamente seria.

—¿Wyatt?¿Qué haces ac...— tapó su boca y la jaló dentro de la casa haciendo que las donas cayeran al suelo.

Intentó sacudirse o hablar pero Wyatt la sostenía fuertemente.

Notó cómo bajaban al sótano y abrió mucho los ojos, tragando saliva fuerte y ruidosamente.

—¿M-mis... A-abuelos están a-allí?—tartamudeó temerosa, mirándolo.

—Tranquila, no hemos iniciado todavía, solo cállate la boca que ya llegamos.

«Iniciar, ¿Qué?»

¿Qué sucede, por qué Wyatt está tratándola de esa forma?¿Y... Que le hará a Amanda y a Fred?

Llegaron al piso de abajo dónde cómo en las películas, sólo iluminaba una parpadeante bombilla blanca.

Observó detenidamente el lugar y cuando bajo la mirada a el suelo, vió qué estaban sus abuelos amarrados completamente con una cuerda y las bocas tapadas con otra más.

Ahogó un grito e intentó correr hacia ellos pero Wyatt la sostuvo aún más fuerte.—si era posible.—

Intentó soltarse sacudiéndose pero fue en vano.

Obsesión de Venganza (𝖤𝖭 𝖯𝖱𝖮𝖢𝖤𝖲𝖮 𝖣𝖤 𝖤𝖲𝖢𝖱𝖨𝖳𝖴𝖱𝖠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora