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Sus manos estaban encadenadas, la cadena estaba sujetada hacia una hebilla incrustada en la madera, la posición le resultaba incómoda porque sus manos estaban por detrás de su espalda.

 Estaba siendo un viaje largo, no sabía a donde se dirigían y no podía acercarse mucho a la pequeña ventanilla que había porque las cadenas se lo impedían. Ni siquiera había comido algo ni tomado agua.

El clima estaba totalmente nublado y la neblina se hizo presente dificultando la vista hacia los horizontes.



– Verena. – llamó el azulado bajando de las escaleras y acercándose con un tarro de agua – Ten...



En cuanto se lo acercó, solo giró hacia otro extremo evitándolo y dándole la espalda. El azulado suspiró bajando sus orejas.



– Yo no quise volver. – mencionaba – Ellos llegaron y me trajeron de vuelta.

– Esa no es la cuestión, Sonic. – lo miraba fijamente – Ya perteneces a otra tripulación. – arqueaba sus cejas – Ese imbécil ya no puede llamarse tu Capitán.

– Es mi amigo...

– ¿Tu lealtad sigue con él? – cuestionaba – Nos siguió solo para encontrar el tesoro, no para rescatarte. Él mismo lo dijo.



Eso lo dejó pensativo por un momento, pero frunció el ceño.



– ¿Y tú como sabes que Shadow va a buscarte? – cuestionaba tratando de defenderse a sí mismo.

– No lo conoces, Sonic. – negaba un poco con la cabeza – Él es capaz de cualquier cosa por su tripulación y lo ha demostrado frente a ti. – levantaba una ceja.

– Me enamoré de él. – confesaba entre dientes – ¿Crees que estoy feliz de estar con esta tripulación otra vez? No me siento parte de ellos.

– Toda mi vida he sentido eso. Descubrí de donde provengo y por fin me estaba sintiendo en casa. – arqueaba sus cejas – Estoy en mi propio barco... Pero es lógico que no me siento parte. No estamos con los correctos.

– No. – suspiraba desviando la mirada – No sé a dónde vamos. – confesaba – Pero sé que no iremos a mi pueblo.

– Lastima, quería conocerlo. – mencionaba con sarcasmo.



El azulado solo sonrió un poco, se puso de pie y subió las escaleras para luego dirigirse al camarote.

Al entrar, vio al Capitán atento a un mapa que estaba colocado en la mesa.



– ¿Buscas una nueva isla? – preguntaba acercándose.

– Verifico que nuestra ruta sea la correcta. – respondía y lo miró – Tu nueva amiga pertenece al pueblo Esmeralda. – mencionaba – Es ahí donde mi padre encontró a su madre, la sirena. Frente a todos la asesinó.

– ¿Por qué lo cuentas?

– Ahí se creían sueños del Caribe. – decía en tono de burla – Solo por tener con ellos a una sirena extremadamente hermosa. No era más que un monstruo y mi padre la asesinó para hacerles entender que los únicos gobernantes somos nosotros. – sonreía – Nosotros somos dueños del Caribe y de los tesoros. Todos hacen el trabajo sucio y nosotros solo vamos a tomar lo que nos pertenece.

– Sí, sí. – suspiraba – Somos piratas y debemos tomar lo que queramos, pero ¿Asesinar a alguien que no hizo absolutamente nada?

– ¿Te atreves a cuestionar a tu Capitán?

– No. – suspiraba irritado – Entiendo tu plan... Knuckles, te lo pido como amigo... No asesines a Verena.

– ¿Qué no la asesine? – arqueaba una ceja – ¿Le tienes afecto a un fenómeno?

Song of the Ocean ~ ShadonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora